El Confidencial

No cabe un evento literario más en España: "Muchos escritores estamos a punto de petar"

- Héctor García Barnés

El sábado 20 de abril, Juanpe Sánchez López (1994), autor de Superemoci­onal: Una de‐ fensa del amor (Continta Me Tienes), estará en el Congreso La Risa celebrado en el madri‐ leño Círculo de Bellas Artes. Al día siguiente, presentará su li‐ bro en Tenerife. Dos días des‐ pués, el martes, firmará libros en el Sant Jordi barcelonés de una del mediodía a ocho y me‐ dia de la tarde. Al día siguien‐ te, miércoles, presentará el nuevo poemario de Mayte Gó‐ mez Molina en Madrid. El jue‐ ves asistirá al Encuentro Na‐ cional Iguanas Vivas en Sala‐ manca a las cinco de la tarde, y a las siete y media, presenta‐ rá su libro en la librería Letras Corsarias. Cinco ciudades en seis días, como él mismo anunció en una cartela subida a Twitter.

No es una gira de una estrella del rock, ni siquiera la de una orquesta veraniega, sino la de un escritor a punto de dar el salto a eso tan difícil: “vivir de esto”. “Me ha pasado al menos dos veces en Madrid y otra en Barcelona que me he contra‐ programado con amigos, así que no es casualidad”, explica Sánchez en la hora libre que tiene entre bajarse del AVE en Atocha y la presentaci­ón de la Antología de poesía queer (Es‐ pasa). “Hay una oferta exacer‐ bada de cursos, presentaci­o‐ nes, lecturas, pero es verdad que luego todos los eventos se llenan: el crecimient­o respon‐ de a una mayor oferta de gen‐ te que tiene más ganas de ir a eventos literarios”.

El caso de Juanpe es paradig‐ mático de esa clase media de escritores emergentes que son el principal carburante de un alambicado engranaje entre editoriale­s, librerías, institucio‐ nes y autores que nunca se de‐ tiene y que se sustancia en un mercado editorial saturado de libros y una profusión crecien‐ te de eventos relacionad­os con la literatura (presentaci­o‐ nes, mesas redondas, cursos y clubs de lectura) que exigen a los autores, el primer y último eslabón, una hiperactiv­idad ex‐ tenuante más parecida a la del músico errante que a la estre‐ lla del pop que duerme en ho‐ teles de cinco estrellas. “En mi entorno más inmediato hay una sensación compartida: va‐ mos a petar en algún momen‐ to”, reconoce.

Si caso es ilustrativ­o por va‐ rios motivos. Por una parte, porque Superemoci­onal fue editado por una pequeña edi‐ torial, pero la antología queer ya ha sido publicada por Pla‐ neta, uno de los dos grandes grupos editoriale­s españoles. Por otra, porque salió al mer‐ cado hace ya casi un año pero sigue teniendo vida comercial. Por último, porque no se dedi‐ ca profesiona­lmente a la escri‐ tura sino al mundo académico y todas estas cargas apenas le han permitido avanzar en su principal labor. “El problema es que todo aparece por goteo: hoy vengo a Madrid a presen‐ tar el libro, ahora hago esta en‐ trevista, mañana otra y acabas dejando de un lado lo que tie‐ nes que hacer, por lo que cuan‐ do vuelves te genera aún más ansiedad. Es agotador”.

"El año pasado me pasó factu‐ ra porque el libro fue muy bien y le decía que sí a todo" Otra que estuvo a punto de “petar” fue Marta Jiménez Se‐ rrano (1990), autora de No to‐ do el mundo (Sexto Piso), uno de los grandes éxitos literarios de 2023. “El año pasado me acabó pasando factura a nivel de salud por muchos motivos: no esperaba que el libro fuera a ir tan bien, así que empecé con una actitud de decir que sí a todo”, explica. “No medí fuer‐ zas, pero además el libro y mi visibilida­d crecieron muy rápi‐ do, y eso fue difícil de gestio‐ nar, y difícil de prever: nadie sabe cuánto se te va a recla‐ mar (o no) al hilo de publicar un libro”.

La lección que Jiménez Se‐ rrano aprendió con su éxito so‐ brevenido, que le ha permitido dar el pequeño salto (en breve aparecerá como colaborado­ra en Ovejas eléctricas, el nuevo programa cultural de La 2), es el aprender a decir que no: “Cualquier autónomo tiene que lidiar con ello y no es exclusivo de lo literario. Juanpe lo deno‐ mina “un espejismo de falsa notoriedad”: “Te empiezan a llamar para un montón de co‐ sas, pero a lo mejor el año si‐ guiente no te vuelven a lla‐ mar”. La gran paradoja es que “cuanta más soltura económi‐ ca consigues, más sientes que vas a petar, porque más pro‐ puestas te llegan”.

"En esta fase inicial de profe‐ sionalizac­ión estás obligado a figurar en todas partes" La única forma de salir de la rueda es alcanzar ese estatus en el que uno puede permitirse decir que no, pero ni siquiera. “En esta fase inicial de profe‐ sionalizac­ión de la escritura tienes que estar en todos los sitios, y hay un momento en el que te empiezan a llamar de demasiadas cosas así que lo expones de manera política: no voy a las cosas que no sean remunerada­s”, explica el escritor, que acto seguido ma‐ tiza su respuesta. “Pero no es tan fácil aplicarlo, porque hay una idea de competenci­a y de visibilida­d, de que si no estoy yo voy a estar otra persona. Puedes elegir, pero si me pa‐ gan por ir a Tenerife, ¿cómo voy a decir que no cuando se están interesand­o por mi tra‐ bajo? Luego sale Sant Jordi, pues cómo no vas a ir, y te pro‐ ponen algo en Madrid, ¿cómo voy a decir que no a una ami‐ ga? Estás en un terreno inter‐ medio entre la precarieda­d y no tener suficiente rango co‐ mo para poder decir que no a todo y ponerte a escribir”. El escritor-marca

El mes pasado, Mariana Enri‐ quez, la autora argentina de novelas como Nuestra parte de noche (Anagrama) pasó dos semanas en España en una gira que la llevó a Málaga, Sevilla, Pamplona o Zaragoza. No es solo que llenase audito‐ rio tras auditorio, es que el pro‐ pio cartel que presentaba su gira y que apareció en las ciu‐ dades visitadas parecía el de una estrella de rock: “Tour Es‐ paña 2024. Mariana Enríquez. Un lugar soleado para gente sombría”. "Mariana Enriquez llena librerías, biblioteca­s, tea‐ tros y grandes auditorios en numerosos países, algo que no es precisamen­te usual en‐ tre los escritores, así que la asimilació­n con las grandes estrellas musicales fue inme‐ diata", explica Silvia Sesé, edi‐ tora de Enríquez en Anagrama. "Y eso nos propusimos: comu‐ nicar de este modo la gira de Enriquez a varias ciudades es‐ pañolas con motivo de la pu‐ blicación de Un lugar soleado para gente sombría. Además, Mariana es muy aficionada a la música y fan de muchos ar‐ tistas por lo que el lenguaje de la cartelería de conciertos re‐ sultaba muy natural para anun‐ ciar su visita".

Ayer vi estos carteles pegados por mi barrio, anunciando una gira de Mariana Enríquez cual estrella de rock. ¿Qué opináis de este planteamie­nto?(Que conste que quiero mucho a la autora porque Las cosas que perdimos en el fuego me pare‐ ce un gran libro y quiero leer más). pic.twitter.com/y8dBKx‐ CadE

- (@Gema_MG)

March 14, 2024

“No es nada nuevo, lo nuevo es encontrart­e un cartel con Mariana Enríquez a lo Lori Me‐ yers”, valora Begoña Minguito, directora de comunicaci­ón, gestión y programaci­ón de La Central en Madrid, que ha esta‐ do a los dos lados de la barre‐ ra: primero en comunicaci­ón editorial en Anaya y hoy en una de las librerías españolas don‐ de más eventos se celebran. Día tras día comprueba cómo se está generando un fenó‐ meno fan alrededor de “even‐ tos a los que hay que ir” como ocurre con los conciertos o los festivales.

“De siempre, hacer eventos con escritores ha servido co‐ mo percha para salir en me‐ dios regionales, así que mon‐ taba una pequeña gira con los autores y me los llevaba a Bil‐ bao, Zaragoza o Sevilla; ahora los eventos me sirven para atraer al público y que conoz‐ can la librería”, explica. “Siem‐ pre que alguien me comenta que quiere abrir una librería le digo que monte eventos para crear comunidad de clientes y generar ventas, y si fuese es‐

critor, pediría a mis agentes que me llevase a los más si‐ tios posibles”.

La gran diferencia con el pasa‐ do inmediato es que se editan más libros que nunca, “mu‐ chos más que los que el mer‐ cado puede asimilar” como re‐ sume Jiménez Serrano y, por lo tanto, es más difícil desta‐ car en un mercado saturado. La fórmula está clara: las pre‐ sentacione­s son eventos bara‐ tos (basta con la presencia del autor, acompañado de algún amigo que se presta por amor al arte) y el rédito puede ser grande, más allá de las ventas directas. Como explica Mingui‐ to, “hoy es muy importante subir contenido todo el rato y eso lo generan los eventos: no hace falta ni que estén llenos, porque puedes subir la foto. Si vendes veinte libros aquí y veinte allí y generas ruido, siempre suma, nunca resta”. La parte que menos recibe, el escritor, es el que más tiempo y esfuerzo dedica

Ese cuanto más, mejor ha pro‐ vocado que incluso la clase media emergente de escritores sean pequeñas estrellas, auto‐ res-marca que generan a su al‐ rededor una cierta comunidad de lectores que llenan estos eventos. Juanpe reconoce que algunos lectores le han pedido consejo tras una ruptura. Eso supone la paradoja de que el escritor, que es quien menos porcentaje recibe en el reparto económico, es quien termina sacrifican­do tiempo y esfuerzo no remunerado para alimentar la rueda.

“Hay una sobreabund­ancia de libros que tienen muy poca vi‐ da y que si no se venden vas a ener que devolver a las pocas semanas porque no hay espa‐ cio para más”, explica Pablo Cerezo, uno de los libreros de Pérgamo, la conocida como “li‐ brería más antigua de Madrid”. “Una de las pocas formas de hacer que tenga un poco más de vida es mantener un perfil muy público y eso lo consi‐ gues a través de los eventos”. Minguito coincide: “Nosotros montamos cursos porque es una manera de generar comu‐ nidad de lectores que se sien‐ tan parte”.

Todo escritor con una cierta carrera se ha encontrado un buen día en una ciudad a cien‐ tos de kilómetros de su hogar presentand­o un libro ante me‐ nos personas que en la Última Cena. “Un evento se organiza, se publicita, se informa a lec‐ tores y medios culturales de la ciudad, y en muchos casos re‐ querirá de un moderador o de alguien que haya preparado la charla con el autor/a (e, ideal‐ mente, ¡que se haya leído su li‐ bro!)”, lamenta Jiménez Se‐ rrano. “Me ha llegado a ocurrir el llegar a un lugar, que me sienten en una silla y tener que lanzarme a hablar yo sola de mi libro, sin una mera introduc‐ ción de nadie, y constatand­o que la parte organizado­ra no ha movido el encuentro en ab‐ soluto”.

Si alguien quisiera acabar con todas las lesbianas de Madrid, claramente podría hacerlo. Es‐ tamos TODAS aquí #Laseduc‐ ción #SaraTorres pic.twit‐ ter.com/9vo4G74pbq

- sandra cendal (@cendalsan‐ dra) April 4, 2024

Morir de éxito

A las siete de la tarde cada día de la semana, uno puede pa‐ sarse por las principale­s libre‐ rías de Madrid, de Tipos Infa‐ mes a Traficante­s de Sueños pasando por Cervantes y Com‐ pañía o La Central y encontrar‐ se auditorios llenos de un pú‐ blico que hace poco no existía. Ya no son los sesteantes an‐ cianos que solían presentars­e en la Fnac, sino una nueva ge‐ neración de lectores veintea‐ ñeros con un creciente interés por lo social, lo cultural y lo li‐ terario convocados a través de redes y podcasts. El pasado jueves por la tarde coincidie‐ ron en Madrid la presentaci­ón de La seducción de Sara To‐ rres en La Central, el acto de décimo aniversari­o de Micro‐ machismos de la periodista de El Diario Ana Requena y un en‐ cuentro sobre Carmen Martín Gaite a propósito de la publica‐ ción de una antología. Mucha oferta, pero la tónica es que los eventos capitalino­s es‐ tén llenos: ese público existe. Una de las librerías que mejor han entendido el papel de los eventos es Pérgamo, que re‐ abrió sus puertas en septiem‐ bre de 2022. Cerezo sabía que la ventana de oportunida­d del reclamo de ser “la librería más antigua de Madrid” era limita‐ da, por lo que tenía que “crear un proyecto sólido que pasaba por inventar una comunidad que funcionó de maravilla”. Al principio, llegaron a hacer cua‐ tro eventos a la semana, pero se dieron cuenta de que esta‐ ban compitiend­o consigo mis‐ mos: raramente se llenaban, así que decidieron hacer me‐ nos pero más selectos. Hoy organizan los vermús lite‐ rarios, pequeñas charlas de treinta minutos donde el objeti‐ vo no es tanto que el público escuche al escritor de turno sino que interactúe con el res‐ to del público porque, como re‐ cuerda Cerezo, “por mucha oferta cultural que haya, los espacios para socializar alre‐ dedor de la cultura no son tan‐ tos”. Esa es una de las razones por las que una nueva genera‐ ción de lectores (y, sobre todo, de lectoras) ha encontrado en actos así una forma de encon‐ trar una comunidad física. La agenda de los vermús de Pér‐ gamo está llena hasta el ve‐ rano.

"Puede ser cansado, pero peor sería que no te hiciesen caso"

La que está también llena es la agenda de Miqui Otero (1980), al que no le da tiempo a aten‐ der antes del fin de semana a El Confidenci­al porque “va de cráneo”. Su agenda refrenda la tesis de este artículo: en unos días tiene que realizar un par de entregas, hacer promoción y presentar en Barcelona su úl‐ tima novela, Orquesta (Alfa‐ guara). “Tampoco es siempre así, ¿eh?”, ironiza. “La mayor parte de mi tiempo la paso en pijama en casa”.

Otero ya ha llegado a esa orilla desde donde las aguas se ven más plácidas, aunque los atra‐ cones no se los quita nadie. “Yo no tengo problema con ha‐ cer promo, me parece un privi‐ legio tener lectores y espacios para defender lo que has he‐ cho”, concluye. “Puede ser cansado, o al menos lo puede ser exponerte mucho, o te pue‐ des aburrir de escucharte a ti mismo (e incluso pillarte ma‐ nía, es imposible hablar mucho sin decir alguna tontería), pero sería mucho peor que no te hi‐ cieran caso y desde luego es un trabajo más agradecido que la mayoría de curros con los que la gente tiene que ganarse la vida”. Y me emplaza a en‐ contrarnos el jueves que viene, cómo no, en la presentaci­ón de su libro en Madrid, con Ma‐ nuel Jabois y las canciones de Joe Crepúsculo. Un cartel que ni el Mad Cool.

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