Nos estamos olvidando de escribir a mano. Y es un problema enorme
Hace unas semanas asistí a una fiesta de cumpleaños y vi‐ ví una situación reveladora. En medio de todo el barullo me acercaron una postal para que firmara una dedicatoria y cuan‐ do cogí el bolígrafo me vino una extraña sensación de ner‐ vios. No era ni mucho menos porque me hubiera pillado de improvisto la tarea de dedicar‐ le unas bonitas palabras a un amigo. Como periodista, en‐ frentarme a una hoja en blan‐ co nunca me ha costado de‐ masiado. Mi estrés, en cambio, venía porque me percaté de que mi caligrafía era horroro‐ sa.
Un poco avergonzado, y mien‐ tras alejaba tímidamente el pa‐ pel de los ojos de los asisten‐ tes que se encontraban cerca, empecé a juntar letras para formar algo que parecía más una pintura abstracta de Kan‐ dinsky que una dedicatoria. Había visto recetas médicas más estilosas. Me di cuenta, en ese preciso momento, de que me había vuelto torpe a la hora de redactar en un papel las palabras que mi cerebro mandaba a mis dedos. Me di cuenta de que me había olvi‐ dado de escribir a mano. Los motivos están claros: uso el ordenador y el móvil para to‐ do, incluido mi trabajo. No es‐ toy solo. Varias encuestas re‐ velan que uno de cada tres adultos no ha escrito nada a mano en los últimos seis me‐ ses. Sin habernos dado cuen‐ ta, hemos abandonado un há‐ bito primitivo y nos hemos en‐ tregado a los teclados y las pantallas. En los colegios, ca‐ da vez más niños tienen difi‐ cultades para escribir con sol‐ tura. Algo que llevó al Go‐ bierno a “blindar” la obligato‐ riedad del dictado en la última reforma educativa. El año pa‐ sado dio mucho de que hablar la deficiente caligrafía de la princesa Leonor
cuando tuvo que firmar un ejemplar de la
Constitución, en imágenes di‐ fundidas por la Casa Real.
Escribir a mano nos hace aprender mejor... y lo estamos perdiendo
Irene Hdez. Velasco El lingüis‐ ta José Antonio Millán repasa en su nuevo ensayo los 5.000 años de fascinante historia de la escritura, una habilidad compleja que está siendo arrinconada por los teclados La principal causa es más que evidente y tiene que ver con la exposición a cortas edades a los dispositivos tecnológicos y que ya no se enseña caligrafía como antes, algo que no pare‐ ce importar a nadie. Los exá‐ menes en los institutos cada vez requieren menos escritura y los de tipo test se han gene‐ ralizado en todo el país. Basta decir que en 1985 la mítica editorial Rubio distribuía entre los estudiantes españoles 10 millones de sus libritos para aprender a escribir "con buena letra". Este año las ventas ape‐ nas llegan a un millón. El resultado es que se escribe a mano menos que nunca. Un sondeo elaborado por la con‐ sultora IPSOS reveló que el 75% de los españoles escribía a diario con un teclado y no con lápiz y papel. La cifra entre los jóvenes de entre 16 y 24 años alcanzaba el 91%. La pér‐ dida de costumbre ha desem‐ bocado en lo que el experto en grafología Germán Belda califi‐ ca como un “retroceso caligrá‐ fico de la población”. Cuadernillo Rubio.
“Hay un nivel muy pobre. Exis‐ te un déficit de la escritura ele‐ vado, lo que se conoce como disortografía. Yo, como selec‐ cionador y evaluador de perso‐ nal para empresas, me quedo pasmado cuando llegan direc‐ tores de empresas con una es‐ critura ilegible o escribiendo todo en mayúsculas. Letras y palabras incompletas, trazos inadecuados. Es un caos”, se‐ ñala Belda a El Confidencial.
El grafólogo explica que para que una escritura sea correcta hay que comenzar antes de los 6 años. "A los 12 los alumnos deberían tener ya una escritura bastante resuelta. Y no diga‐ mos a los 14. Sin embargo, la gente ha optado por la escritu‐ ra “desligada” o de “imprenta” (letras sueltas y aisladas) y al‐ gunos ni eso. Como resultado, hay niños que solo manejan el pulgar y que usan la mano co‐ mo una garra, limitaciones que te van a afectar a la motricidad fina en el futuro para hacer muchas otras tareas con las manos", apunta.
A mano, mejor para nuestro cerebro
Esta tendencia presenta innu‐ merables problemas. La litera‐ tura científica sobre los benefi‐ cios de la escritura no esca‐ sea. La mayoría de estudios destaca que teclear palabras o escribirlas de forma manual en un papel ejecuta procesos físi‐ cos y cognitivos totalmente distintos, y con consecuencias también diferentes para las personas.
Según un estudio reciente de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología en Trond‐ heim publicado en Frontiers in Psychology, la caligrafía au‐ menta la conectividad entre varias regiones del cerebro (corteza parietal, giro fusifor‐ me y giro frontal inferior), que afectan al aprendizaje y la me‐ moria.
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Guillermo Cid Un profesor ex‐ tremeño ha convertido a su grupo de alumnos de 3º de la ESO en el azote de las faltas de ortografía en las redes so‐ ciales. Ya han cazado a gente como Rosalía o Sergio Ramos Para llegar a esa conclusión, Audrey van der Meer y Ruud van der Weel, autores de la in‐ vestigación, reclutaron a cien‐ tos de estudiantes, les coloca‐ ron electrodos en la cabeza y les pidieron que escribieran en un ordenador y a mano mien‐ tras los sensores registraban la actividad eléctrica de sus cerebros. Cuando el equipo de científicos comparó los resul‐ tados de ambas pruebas, se percataron de que escribir a mano no solo activaba áreas neuronales que están relacio‐ nadas con la codificación de la memoria, sino que también fa‐ cilitan el aprendizaje. “Dejar de escribir a mano plan‐ tea un problema, ya que es una habilidad motora fina -implica movimientos complejos de los dedos y los sentidos- que esti‐ mula y desafía al cerebro mu‐ cho más que teclear. Esto re‐ quiere que el cerebro se comu‐ nique entre sus partes activas, lo que lo coloca en un estado que ayuda tanto a niños como a adultos a aprender más y re‐ cordar mejor. El uso de lápiz y papel le da al cerebro más "ganchos" para colgar los re‐ cuerdos. La mayoría de los sentidos se activan al presio‐ nar el bolígrafo sobre el papel, ver las letras que escribes e in‐ cluso escuchar el sonido. Esto crea un contacto entre diferen‐ tes partes del cerebro que lo abren al aprendizaje”, explica a El Confidencial Audrey van der Meer, neurocientífica, profeso‐ ra de psicología cognitiva y co‐ autora del estudio.
Una joven escribe y teclea con sensores en su cabeza. (NTUT)
Van der Meer además resalta que es un proceso que tam‐ bién “obliga al cerebro a for‐ mar conexiones neuronales que permiten que florezcan los procesos creativos”. Sin em‐ bargo, la científica se diferen‐ cia de la opinión de muchos otros expertos de que escribir a mano sea una práctica simi‐ lar a la de ir en bici, algo que nunca se olvida: “Es importar‐ se darse cuenta de que el cere‐ bro sigue el principio de “úsalo o piérdelo”, lo que significa que las vías neuronales existentes deben usarse y mantenerse o, de lo contrario, desaparecerán para dar paso a las vías que se están utilizando. Si dejamos de utilizar nuestro cerebro pa‐ ra lo que es bueno -es decir, controlar los movimientos- no alcanzará su máximo poten‐ cial y acabará encogiéndose. Nuestro próximo proyecto será ver si las personas mayores que escriben a mano con regu‐ laridad (por ejemplo, un diario) tienen cerebros mejor equipa‐ dos para defenderse del dete‐ rioro cognitivo”.
Un cambio en los sistemas educativos
El debate a favor o en contra de la escritura a mano en la educación se ha extendido en muchos países. A un lado de esta batalla y abrazando las pantallas está Finlandia, que ha confirmado que el próximo curso dejará de enseñar en sus escuelas el uso de la letra cursiva y se limitará a enseñar la letra de imprenta o de ‘palo’. La caligrafía dejará de ser una asignatura obligatoria para los menores y los institutos utili‐ zarán mayoritariamente orde‐ nadores o tabletas. “Los finlan‐ deses somos un pueblo prag‐ mático. Aprender a escribir así exige mucho tiempo y necesi‐ tamos esa energía para otras cosas, no para adornos inne‐ cesarios”, explicaba Minna Harmanen, responsable de la Oficina Central de Educación de Helsinki.
"Colé un trabajo hecho con ChatGPT y saqué un 10": la IA ya arrasa en la educación es‐ pañola
Héctor García Barnés De estu‐ diantes que lo utilizan como resumen o método a profeso‐ res que lo imponen a sus alumnos o que lo usan para pi‐ llar plagios, la IA ha venido a las aulas para quedarse Francia también eliminó hace tiempo el dictado y el cálculo mental a cambio de calculado‐ ras. Sin embargo, al otro lado del Atlántico, en Estados Uni‐ dos se está llevando a cabo una cruzada por recuperar la escritura a mano e incluso la cursiva. Desde 2013, cuando comenzó la Campaña por la Cursiva, los políticos estatales no han dejado de fomentar le‐ yes pro-cursivas y ya hay 21 estados que requieren algún ti‐ po de instrucción.
Un ejemplo es California, donde reciente‐ mente
se ha aprobado una nueva ley que exige su instruc‐ ción en la escuela primaria. New Hampshire y Michigan si‐ guieron la misma línea, impul‐ sando proyectos de ley simila‐ res.
Por otro lado, aunque algunos docentes ven prescindible esta técnica, piensan que podría ayudar a combatir el fraude académico, sobre todo en una época en la que la IA y aplica‐ ciones como ChatGPT permi‐ ten a los estudiantes plagiar los trabajos escolares muy fá‐ cilmente.
Con todos esos beneficios so‐ bre la mesa, con decenas de estudios destacando las ven‐ tajas de la escritura a mano, la pregunta es si realmente tiene sentido abandonarla, aunque sepamos que los jóvenes ter‐ minarán usando dispositivos cuando sean adultos. Porque, ¿quién escribe ahora textos largos a mano? Ni una dedica‐ toria de cumpleaños, oiga.