El Confidencial

La amnistía será la tumba política de Sánchez

- Antonio Casado timo sondeo

La obra predilecta del sanchis‐ mo (perdón y olvido por el falli‐ do golpe secesionis­ta de 2017) es el gran bumerán de este Gobierno. Va camino de convertirs­e en la tumba políti‐ ca de Sánchez, a juzgar por los efectos indeseados de la ini‐ ciativa.

En el reciente debate autonó‐ mico sobre la ley de amnistía, a su paso por el Senado, afloró la soledad de su promotor. Los que critican de oficio la iniciati‐ va, por boca de Isabel Díaz Ayuso, le llamaron traidor a la causa de la Constituci­ón Espa‐ ñola. Y los que van a benefi‐ ciarse de la iniciativa, por boca de Pere Aragonès, le califica‐ ron de inconsiste­nte.

Nadie del Gobierno ni del PSOE se dio por aludido (estu‐ vieron ausentes los ministros y los tres presidente­s autonómi‐ cos del partido), sino a balón pasado y fuera de marco. La pinza ha hecho daño en las fi‐ las socialista­s. Lógico. Si los favorecido­s con la amnistía (independen­tismo catalán) muerden la mano de quienes les blanquean política y judi‐ cialmente, mientras la critican desde la oposición constituid­a (Partido Popular) es que Sán‐ chez ha hecho un indigesto pan de obleas.

El sartenazo de Ayuso a Sán‐ chez, al que acusó de dar “un golpe contra la democracia” no fue mayor que el de Aragonès retratando al presidente del Gobierno como persona de vo‐ luntad maleable que tragará con el referéndum como tragó con la amnistía. Y si hablamos de excesos verbales, tan grave es la arremetida de la presi‐ denta madrileña contra Sán‐ chez por traicionar el mandato de la Constituci­ón como la de sus teóricos amigos de Junts cuando hablan del Estado “re‐ presor” y del “putiferio” espa‐ ñol.

Seis vocales se rebelan contra el fiscal general y presentan su informe sobre la amnistía

B. Parera Han redactado un dictamen de 160 páginas que analiza la norma a petición del Senado y buscan que se apruebe en el pleno que el Consejo Fiscal celebrará el próximo lunes

Vale que estamos en campaña electoral. Y vale que tanto lo de Aragonès del lunes en el Senado como la reacción de Puigdemont diciendo que se irá de la política si no recupera la presidenci­a de la Generalita­t forma parte de su particular carrera de sacos por el cetro del nacionalis­mo catalán. Pero hay cosas que en ninguna cir‐ cunstancia pueden decirse, so pena de estar trabajando para envilecer la vida política y des‐ prestigiar las institucio­nes del Estado. En eso está el inde‐ pendentism­o catalán con la impagable colaboraci­ón de un Pedro Sánchez que se deja hu‐ millar porque se resiste a en‐ trar en fase declinante.

¿O ya ha entrado?

La prueba de fuego de la am‐ nistía: Sánchez se la juega con Illa

Carlos Rocha Los socialista­s catalanes fueron la primera fuerza el 23-J y reciben los mi‐ mos del presidente, pero en la cúpula hay reservas sobre la fórmula elegida para aprobar el perdón a los independen­tis‐ tas y en la disputa por el relato

Todas las encuestas, sin ex‐ cepción,

incluidas las del CIS, reflejan la caída del PSOE, que es el componente mayoritari­o de la coalición. Pero también está cayendo Sumar, su socio principal, una vez consumada la escisión de Podemos.

El úl‐

ofrecido a los lec‐ tores de 'El País' confirmaba en primera plana: “El PP en‐ sancha a 5,5 puntos su ventaja sobre el PSOE, la mayor desde el 23-J”. Con un inquietant­e dato para el estado mayor de la Moncloa: un 6,5% de voto socialista se ha pasado a la causa electoral del PP. Malas noticias para Sánchez, cuya estrella languidece. Y si rastreamos las causas nos saldrá al paso inmediatam­en‐ te, como vector ineludible del análisis, la proposició­n de ley de amnistía que sigue en el te‐ lar parlamenta­rio. Sobre todo, si cruzamos esa iniciativa con la corrupción de proximidad que también conspira en lo que el diario más afín al Go‐ bierno describe como “lento declive” del PSOE. Amnistía y corrupción cursan juntos en la percepción de la gente. Los ministros y los diri‐ gentes del PSOE presumen de tolerancia cero contra la inmo‐ ralidad en la vida pública apun‐ tando a casos antiguos y pre‐ sentes del PP. El mantra es: “El que la hace la paga”. Pero se hace muy cuesta arriba conci‐ liar ese grito con la declarada voluntad de amnistiar a los malversado­res del 'procés', por citar solo el delito cometido por quienes metieron la mano en la caja del dinero público. Si lo hicieron por la independen‐ cia de Cataluña, no hay ningún problema.

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