El Confidencial

La misión de Sánchez: estar ahí para que no esté otro

- Ignacio Varela Tras ser

expelido de la presi‐ dencia honorífica del periódico que ayudó a fundar hace 48 años (hoy degenerado en bole‐ tín oficial del Gobierno), Juan Luis Cebrián ha iniciado una serie de entrevista­s en 'The Objective'. Su primer invitado fue Felipe González. En refe‐ rencia a la situación actual, el expresiden­te rescató una co‐ nocida frase de Antonio Mau‐ ra: “Una cosa es gobernar y otra estar en el Gobierno”. A la que añadió otra de su cose‐ cha: “Yo nunca acepté gober‐ nar para que no pudieran go‐ bernar otros”. González ha dado con el con‐ cepto clave que explica la pre‐ sencia de Pedro Sánchez en la presidenci­a del Gobierno tras perder las elecciones, la voca‐ ción de permanecer en él cuanto tiempo le sea posible pese a la evidencia de que no se podrá hacer nada de prove‐ cho en esta legislatur­a y la na‐ turaleza misma del período po‐ lítico que vivimos.

Las elecciones generales de julio de 2023 produjeron lo que los británicos llaman “un parla‐ mento colgado”, en el que re‐ sulta inviable articular una ma‐ yoría capaz de sustentar el desarrollo coherente de un programa de Gobierno. La ra‐ cionalidad del resultado -y, pro‐ bablemente, la voluntad de la mayoría social tal como se ex‐ presó en las urnas- sugerían claramente alguna forma de concertaci­ón entre los dos partidos que, además de obte‐ ner el apoyo de dos tercios de los votantes, se supone que re‐ presentan el espacio de la cen‐ tralidad constituci­onal (aunque se nieguen cerrilment­e esa condición).

Rechazada de saque la vía ra‐ zonable, no existe en este Par‐ lamento ninguna otra fórmula para gobernar establemen­te el país. Los números no dan para un Gobierno de la derecha y para que ocupe el Gobierno el primero de la izquierda fue ne‐ cesario, como explica Gonzá‐ lez, “sumar todo lo sumable y llamarlo progresist­a”, si bien lo único que unió a los suman‐ dos fue impedir que goberna‐ ran “los otros”, sin que sea po‐ sible encontrar en esa amalga‐ ma traza alguna de un progra‐ ma común o de un proyecto compartido para los próximos años de España.

El aspecto clave para que Sán‐ chez pueda aguantar esta le‐ gislatura

Esteban Hernández El ciclo electoral primaveral que ahora se inicia no solo dejará unos resultados, sino que traerá consigo un dictamen: demos‐ trará si la sensación dominan‐ te de que el Gobierno está agotado es cierta o no

mayoría que presuntame­n‐ te sostiene al Gobierno más precario de nuestra democra‐ cia se montó con dos propósi‐ tos ligados entre sí: hacer pre‐ sidente a Sánchez para evitar que lo fuera Feijóo tras unas elecciones repetidas y aprobar una ley de amnistía para la su‐ blevación institucio­nal de 2017 en Cataluña y sus derivacion­es anteriores y posteriore­s. Sánchez quería ser presidente y para ello tenía que dar la am‐ nistía. Los nacionalis­tas que‐ rían la amnistía y para ello te‐ nían que votar la investidur­a de Sánchez. Esa fue la única base del acuerdo: repasen el discurso de investidur­a y com‐ probarán que no hay en él na‐

La

da sustantivo aparte de una descalific­ación drástica de la derecha como opción acepta‐ ble de Gobierno y un compro‐ miso de impunidad a cambio de poder.

La legislatur­a se pudre a cá‐ mara rápida

Ignacio Varela Lo que se espe‐ raba que sucediera a cámara lenta, a lo largo del año 24 y parte del 25, va a ocurrir a cá‐ mara superrápid­a: el colapso visible de una legislatur­a invia‐ ble desde su nacimiento Cumplido ese doble trámite, el Parlamento se ha quedado sin programa y sin trabajo en me‐ nos de un año. Incapaz de cumplir cabalmente las tres funciones esenciales que la Constituci­ón (artículo 66.2) atribuye a las Cortes Genera‐ les: legislar, aprobar los presu‐ puestos del Estado y controlar al Gobierno (salvo que se ad‐ mitan como control del go‐ bierno los festivales semana‐ les de injurias de los miércoles por la mañana o las turbias co‐ misiones de investigac­ión que en realidad son de destrucció­n masiva). Con las dos Cámaras enfrentada­s entre sí, contra‐ programánd­ose mutuamente. Y con casi todo el poder terri‐ torial en manos de la oposi‐ ción.

Resulta quimérico imaginar una actividad legislativ­a pro‐ ductiva con esta composició­n de las Cámaras y con la políti‐ ca de los muros y el frentismo como bandera. La base de apoyo del Gobierno es tan que‐ bradiza que cualquier iniciativa legislativ­a se convierte en una aventura carísima, con nego‐ ciaciones diarias en el filo de la navaja en las que se cobran los votos a precios de pelo de elefante. Ni siquiera es ya po‐ sible convalidar los decretos ley de los que tanto se abusó en la legislatur­a anterior, por‐ que con cada votación viene un diluvio de chantajes.

Por si faltara algo, el socio de Gobierno desmiente su nom‐ bre a velocidad de vértigo: en lugar de sumar, no para de res‐ tarse a sí mismo y amenaza entrar en una disgregaci­ón in‐ contenible. Primero se largó Podemos, después Colau se cargó tres presupuest­os de una tacada, a continuaci­ón vendrá Compromís… No sé qué quedará del liderazgo de Yolanda Díaz tras las tres ca‐ tástrofes electorale­s de este semestre.

La septicemia de una legislatu‐ ra inviable

Ignacio Varela Tres meses desde la investidur­a han basta‐ do para que emerjan con viru‐ lencia inusitada todos los vi‐ cios de origen que hacen de esta legislatur­a un artefacto in‐ viable para una gobernació­n productiva del país Sánchez sabe que solo puede sostenerse en el poder si re‐ nuncia a gobernar (aunque se harte de mandar). De hecho, la misión que le atribuyero­n quie‐ nes lo eligieron, primero en las urnas y después en el Congre‐ so, fue precisamen­te esa: es‐ tar ahí para que no estén otros.

Los estudios electorale­s muestran claramente que la primera y mayoritari­a razón de voto al PSOE el 23 de julio fue impedir que gobernara la dere‐ cha. Ese fue el argumento de fuerza de Sánchez durante la campaña -en realidad, el único reconocibl­e- y funcionó. El se‐ gundo grupo lo forman quie‐ nes mantienen una relación re‐ ligiosa de adhesión inquebran‐ table a la sigla, independie­nte‐ mente del comportami­ento de sus dirigentes. Es residual en el electorado socialista de julio de 2023 el número de quienes lo votaron porque esperaran al‐ go positivo de un programa de gobierno que quedó anónimo salvo el firme compromiso de no ceder a la exigencia de una amnistía y de un referéndum en Cataluña-.

En cuanto a los grupos parla‐ mentarios que hicieron posible su elección, los términos del aval quedaron claros desde el principio. Primero, este es un voto para la investidur­a, no pa‐ ra la legislatur­a. Segundo, la ley de amnistía es 'conditio si‐ ne qua non' y debe entenderse como fianza ligada al propio voto en la investidur­a, pero no garantiza nada más. Tercero, nadie renuncia a sus objetivos ulteriores, aquí las cesiones son unilateral­es y solo una de las partes está obligada a ellas.

Bloqueo y retroceso constitu‐ cional

Pablo Pombo En Suiza se es‐ cenifica el diseño del retroceso constituci­onal, en Bruselas se constata la imposibili­dad de superar el bloqueo, y en Mon‐ cloa se confirma que el Go‐ bierno no puede gobernar El encargo que recibió y acep‐ tó Pedro Sánchez fue simple‐ mente ocupar el sillón, blo‐ quear cualquier clase de en‐ tendimient­o con la otra mitad de la Cámara y pagar religiosa‐ mente las facturas que le sean presentada­s al cobro por la re‐ novación del contrato de inqui‐ linato de la Moncloa. No se es‐ pera de él que haga algo posi‐ tivo respecto al progreso del país, salvo que reciba autoriza‐ ción de sus acreedores. Ha bastado que se convoquen elecciones autonómica­s en Cataluña

para que abdique de su obligación constituci­onal de

presentar los presupuest­os en las Cortes. Y ya ha sido ad‐ vertido: sin referéndum, no ha‐ brá más presupuest­os. Este es un presidente tapón. A muchos de sus votantes y a todos sus aliados les basta con que se ocupe de mantener a la derecha confinada y ex‐ cluida de las decisiones que afectan a todo el país, aunque ello suponga congelar indefini‐ damente todas las reformas importante­s. Por Tutatis (que diría Asterix) que Sánchez ha entendido perfectame­nte la encomienda y la cumple so‐ bradamente. Es el personaje perfecto para esa misión siem‐ pre que se le permita desple‐ gar su ego sin limitacion­es. No es tan inhabitual el voto obstructiv­o. Sin ir más lejos, fue el que recibió Biden en 2020 para extraer a Trump de la Casa Blanca. El problema es que solo funciona una vez, so‐ bre todo si su beneficiar­io se toma al pie de la letra la fun‐ ción de tapón y ello conduce al país a la parálisis. Si la santa alianza de la izquierda y los na‐ cionalismo­s quiere seguir blo‐ queando la alternanci­a en el poder, en la próxima ocasión tendrá que cambiar de caballo, porque este quedará calcinado e inútil para todo servicio. Mientras tanto, Sánchez tiene en su mano la duración de la legislatur­a, puesto que no es viable una moción de censura. Tras la purga electoral de esta primavera, se verá ante un dile‐ ma: bunkerizar­se en la Mon‐ cloa o rendirse a la evidencia y convocar unas elecciones que sabe que perderá. Se admiten apuestas.

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