El Confidencial

Los errores de los partidos políticos al intentar atacar a Pedro Sánchez

- Esteban Hernández Una de las

peores consecuen‐ cias de la polarizaci­ón, si no la más dañina, es lo poco en se‐ rio que se toman los asuntos de fondo. La levedad concep‐ tual se apodera de los discur‐ sos, que se instrument­alizan a partir de personaliz­aciones y de la insistenci­a en aspectos parciales, y se pierden de vista el conjunto y la estructura. Am‐ bos son importante­s siempre, pero en un contexto internacio‐ nal como el presente resultan cruciales. Los partidos no de‐ berían permitirse perderlos de vista, como están haciendo. La comparecen­cia en el Con‐ greso del presidente, previa a la sesión de control, en la que fijó la posición geopolític­a de España, demostró lo poco que importan las grandes cuestio‐ nes y el enorme énfasis que se pone en la batalla política coti‐ diana.

Defensa y competitiv­idad euro‐

pea, guerras y economía, fue‐ ron los centros del discurso de Sánchez. En él mostró una vi‐ sión claramente alineada con la ortodoxia europea. El peligro que supone Putin, la necesi‐ dad de un programa de desa‐ rrollo militar, el fortalecim­iento de la industria de defensa de cara a 2030, a través de com‐ pras conjuntas y de cierto desarrollo de la producción do‐ méstica, tejieron su interven‐ ción. El presidente dejó caer la necesidad de “emitir bonos destinados a bienes comunes europeos”, como la defensa y el clima e insistió que no se trata de entrar en una econo‐ mía de guerra, ni tampoco de acometer una transforma­ción sustancial del tejido producti‐ vo, sino de reforzar y aumentar las capacidade­s existentes. Ambos aspectos son relevan‐ tes.

El segundo eje fue el económi‐ co, en el que constató fortale‐ zas europeas todavía vigentes:

“Somos el primer receptor de inversión extranjera del mun‐ do, el primer socio comercial para muchos países y lidera‐ mos los rankings medioam‐ bientales”. Pero esa posición privilegia­da se está perdiendo por “el estancamie­nto inver‐ sión productiva, un mercado interior poco integrado, las tar‐ días apuestas verdes y digita‐ les, la falta de productivi­dad, y la dependenci­a del resto del mundo para bienes esenciales, como los semiconduc­tores”. Y todo eso en un contexto en el que la UE “debe enfrentars­e a proteccion­ismos crecientes y a los subsidios chinos y esta‐ dounidense­s”. Hay que “cerrar las vías de agua”, estabiliza­r las cadenas de suministro y apostar por “la reindustri­aliza‐ ción y la innovación, por el ca‐ pital humano y por tecnología­s que mejoren la vida de la gen‐ te”, entre otros factores.

A la Unión Europea le pasa lo mismo que a Estados Unidos: emite dos mensajes contradic‐ torios al mismo tiempo La posición de Sánchez está muy alineada con la ortodoxia europea, lo que no quiere decir que no existan diferentes visio‐ nes acerca de los ritmos y la intensidad, que no haya países con posturas diferentes, y a ve‐ ces encontrada­s, y que no existan divergenci­as en la UE sobre la forma de llevar a cabo esta adaptación a los nuevos tiempos.

Las divergenci­as

Como telón de fondo de esas diferencia­s están las dos gue‐ rras en curso, la de Ucrania y la de Gaza. Si frente a Rusia hay una postura dominante con pocas excepcione­s, y las diver‐ gencias suelen tener que ver con la forma de contribuci­ón a la defensa ucraniana, con Ga‐ za se están abriendo brechas mayores, entre países y entre poblacione­s. Sin embargo, la postura de Sánchez dista de resultar extemporán­ea en el contexto internacio­nal, donde hay una mayoría de países que tienen posturas semejantes a la española, pero también en el entorno occidental.

Se juega una partida crucial en Oriente Medio, y no caben allí actores que no estén conecta‐ dos

A la UE le pasa lo mismo que a EEUU, que está emitiendo dos mensajes contradict­orios al mismo tiempo. Alemania ofre‐ ce apoyo incondicio­nal a Is‐ rael, venta de armas incluida, y el respaldo de Francia es muy elevado, mientras que otros países continenta­les insisten en el reconocimi­ento del Esta‐ do palestino y en la necesidad de parar ya la guerra. EEUU brinda apoyo incondicio­nal al mismo tiempo que está presio‐ nando para que la escalada no tenga lugar y para que Netan‐ yahu salga del poder. El go‐ bierno israelí se está atrinche‐ rando y ha anunciado que va a entrar en Rafah, con el riesgo que ello conlleva de dirigir a la región hacia tensiones bélicas mayores. En ese entorno, Irlan‐ da y España están jugando un papel, que no es solitario ni aislado. Se está jugando una partida crucial en Oriente Me‐ dio, pero no caben allí actores que no estén conectados. Las relaciones del gobierno espa‐ ñol con el de Biden son nota‐ bles.

Hace pocos días, Kurt Camp‐ bell, un hombre de Blinken, ad‐ junto al Secretario de Estado, afirmó que “estaba encantado de hablar con el Secretario de Estado español Martínez Belío sobre el trabajo conjunto para apoyar a Ucrania, evitar que se expanda el conflicto en Gaza y preparar la Cumbre de la OTAN en Washington. También pro‐ metimos intensific­ar nuestro compromiso en el Indo-Pacífi‐

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