El Confidencial

La patata caliente de EEUU: cómo evitar que Israel responda a Irán con una guerra total

- Argemino Barro. Nueva York

La profecía de los servicios de inteligenc­ia de Estados Unidos se cumplió con claridad la no‐ che del sábado en los cielos de Oriente Próximo. Irán, final‐ mente, atacaba Israel con un número indefinido de drones y de misiles de crucero, lanza‐ dos por sus milicias afines en Irak, Siria, sur de Líbano, Ye‐ men y, sobre todo, desde la propia Irán. El ataque, justifica‐ do como una respuesta al bombardeo israelí que mató hace dos semanas a dos gene‐ rales y cinco altos cargos de la Guardia Revolucion­aria en el consulado iraní de Damasco, en Siria, se daba por sentado desde hace días. La única in‐ cógnita era su intensidad. Y si encendería una nueva guerra en Oriente Medio.

Poco antes de los lanzamien‐ tos, el presidente de EEUU, Joe Biden, suspendió sus vacacio‐ nes en Delaware para volver a la Casa Blanca y reunirse con su equipo de seguridad. A lo largo de la noche, EEUU reco‐ noció que estuvo derribando algunos de los drones lanza‐ dos contra Israel, pero no dio detalles ni de cuántos ni de en qué localizaci­ones, ni de cómo "defendería" a su aliado en ca‐ so de guerra. Tel Aviv declaró de madrugada que había des‐ truido casi todos los objetos volantes.

El objetivo de la Casa Blanca, según fuentes oficiales cita‐ das por distintos medios esta‐ dounidense­s, era procurar que la acción iraní fuera limitada: que no provocase demasiado a los israelíes. Con este fin en mente, Washington emprendió una intensa actividad diplomá‐ tica en los últimos días, con llamadas a los países de Oriente Medio, a China y a la Unión Europea para que atem‐ perasen los ánimos iraníes. EEUU también reforzó su pre‐ sencia militar en el Golfo Pérsi‐ co para elevar la disuasión. Las interpreta­ciones de si Irán solo busca un ataque calibra‐ do o una guerra total variaron a lo largo de la noche. Algunas señales indicaban lo primero, como el hecho de que Irán, a través de un mensaje publica‐ do en la cuenta de su Misión Permanente en Naciones Uni‐ das en la red social X, dijese que, con el lanzamient­o de es‐

tos drones y misiles, “conside‐ raba el problema concluido”. “Si el régimen israelí comete otro error, la respuesta será más fuerte”, añadieron los re‐ presentant­es de la misión, y pi‐ dieron a EEUU, una vez más, que no se mezclase en esta rencilla entre Teherán y Tel Aviv.

Irán abre un nuevo capítulo en la guerra con su ataque con misiles y centenares de drones contra Israel

A. Alamillos "Más de 200 dro‐ nes, misiles de crucero y misi‐ les balísticos fueron dispara‐ dos desde Irán. La mayoría de las amenazas fueron intercep‐ tadas", afirmó el portavoz del Ejército israelí, Daniel Hagari Los iraníes también decidieron telegrafia­r los bombardeos, anulando el efecto sorpresa. Tehran Times, el periódico ofi‐ cial en inglés del Gobierno de Irán, especificó que el ataque se produciría en tres oleadas: primero se lanzarían docenas de drones contra Israel, que tardarían nueve horas en lle‐ gar; luego, más drones sal‐ drían desde los países donde están las milicias iraníes con el objetivo de "dispersar" las defensas antiaéreas israelíes; y, tercero, el lanzamient­o de misiles balísticos guiados, que, según The Times of Israel, pueden golpear su objetivo en 12 minutos. Al cierre de esta edición, no se ha llegado a confirmar el uso de misiles ba‐ lísticos.

"El ataque iraní fue diseñado para ser fácilmente intercepta‐ do y restablece­r la disuasión", dijo Ian Bremmer, presidente de Eurasia Group y analista de riesgo geopolític­o. “Los si‐ guientes pasos dependerán de la capacidad de la Administra‐ ción Biden (y aliados) de evitar que Israel lanza una respuesta militar directa en suelo iraní”. assessment at this point:ira‐ nian attack was designed to be easily intercepte­d and reset the bar on deterrence. next steps will depend on biden ad‐ ministrati­on (and allies’) ability to keep israel from a direct mi‐ litary response on iranian soil.even so, plenty dange‐ rous…

- ian bremmer (@ianbremmer) April 13, 2024

Las consecuenc­ias de este ataque dependerán de si hay víctimas civiles israelíes, de lo que por ahora no hay noticia. Hay que tener en cuenta que Irán y sus milicias, por un lado, y Estados Unidos e Israel, por otro, llevan meses librando una guerra de baja intensidad en la región: lanzándose mu‐ tuamente drones y misiles contra instalacio­nes militares, refinerías y otras infraestru­ctu‐ ras, normalment­e sin muertos. Según un conteo de The Wa‐ shington Institute for Near Ea‐ st Policy, desde octubre del año pasado las milicias proira‐ níes han alcanzado posiciones estadounid­enses en la región más de 180 veces. La inmensa mayoría de estos golpes no dejaron muertos, ni salieron en los medios de comunicaci­ón. Al mismo tiempo, y mientras se miden durante el domingo las consecuenc­ias de esta ola de bombardeos, puede tratar‐ se, como apuntó la CNN, del mayor ataque con drones de la historia. Entre 400 y 500, se‐ gún un alto cargo estadouni‐ dense citado por ABC News. Unas dimensione­s sin prece‐ dentes.

"Para aquellos que dicen que Irán simplement­e estaba res‐ pondiendo al ataque de Israel contra sus generales, enton‐ ces, ¿por qué hacerlo de una manera que eleva las posibili‐ dades de que Israel responda directamen­te contra la propia Irán?", escribió Richard Haass, presidente emérito del Council of Foreign Relations y antiguo cargo diplomátic­o de gobier‐ nos republican­os. "Las últimas décadas proporcion­an amplias evidencias de que Irán posee muchas otras formas de ac‐ tuar contra Israel".

Poderoso caballero Jose An‐ drés: ¿puede un español cam‐ biar la política exterior de EEUU?

Argemino Barro. Nueva York Aunque en España conocemos la popularida­d de Jose Andrés, en EEUU es mucho más que popular: es considerad­o una 'powerhouse' y que, si quiere, levanta el teléfono y habla con la Casa Blanca

Haass recordó también un principio de la estrategia mili‐ tar adjudicado a Napoleón: "Nunca interrumpa­s a tu enemigo mientras comete un error". En el caso que nos com‐ pete, Irán estaría forzando a los aliados de Israel, cada vez más dubitativo­s ante el barba‐ rismo de su actuación en la Franja de Gaza, a redoblar sus apoyos. Y a entregar al premier hebreo, Benjamin Netanyahu, la cruzada contra el enemigo común iraní que quizás este desee para aferrarse al cargo. El desafío ahora de EEUU sería que la respuesta de los israe‐ líes no fuera draconiana, y mantener la pseudo-paz. Desde el inicio del ataque, el Gobierno israelí recibió claras muestras de apoyo de sus alia‐ dos, entre ellos Reino Unido, Francia y Alemania. "La UE condena enérgicame­nte el inaceptabl­e ataque iraní contra Israel", declaró el Alto Repre‐ sentante europeo de Política Exterior, Josep Borrell. “Esta es una escalada sin precedente­s y una grave amenaza para la seguridad regional”.

Otro vector a tener en cuenta para analizar la respuesta de Joe Biden es la política interior estadounid­ense, sobre todo en año de elecciones y con Biden rezagado en las encuestas. El candidato republican­o culpó a Biden de la escalada. "¡Israel está bajo ataque!", escribió Trump, en mayúsculas, en la red TruthSocia­l. "Esto jamás tenía que haberse permitido. Esto jamás habría pasado si yo fuera presidente".

pia de mi nómina", recuerda. La respuesta era mucho más compleja y oscura de lo que habría podido imaginar. Una vieja historia, resucitada Nada más cumplir la mayoría de edad, en 2010, Santos llegó a España con su madre y su hermano menor. Su primer em‐ pleo fue vareando olivos, pero en cuanto obtuvo la nacionali‐ dad dio el salto a Burger King, empresa en la que lleva em‐ pleado desde hace 12 años. Por el camino tuvo una hija, cuya custodia comparte, y vive con su actual novia, una mala‐ gueña llamada Lydia, en un pi‐ so de alquiler en Carabanche­l. Una vida como tantas otras, sin problemas laborales ni contratiem­pos con la justicia. Sin embargo, su camino se cruzó con el de Cetelem en 2016, cuando contrató con ellos un crédito para una inter‐ vención bucodental en iDental -fue antes de que saltara por los aires, cerrando todas sus clínicas y dejando a miles de clientes en toda España colga‐ dos- que pagó religiosam­ente durante dos años. "Me iban descontand­o 50 euros de la nómina cada mes", explica. "Fueron alrededor de 1.200 eu‐ ros". Tras pagar la última cuo‐ ta en 2018 y recibir de Cetelem la carta de pago, no volvió a saber de la empresa. Hasta que, seis años más tar‐ de, se vio envuelto en este plei‐ to donde la financiera sólo aparecía de fondo, tras la pan‐ talla de otras dos empresas de las que nunca había oído ha‐ blar. La prueba definitiva que hizo que la jueza diese la ra‐ zón a InvestCapi­tal fue una su‐ puesta nómina de Santos. En ella aparecía un número de cuenta que era idéntico al que había en el contrato del crédito firmado con Cetelem. "No en‐ tendía nada, porque aquella nómina tampoco coincidía con la que les di en aquel momen‐ to para el préstamo", recuerda. Arriba, la falsa nómina que el fondo utilizó para incriminar a Germán; abajo, la nómina real (EC)

Aunque las cantidades coinci‐ dían, de nuevo, muchas otras cosas no cuadraban. Aquella falsa nómina de diciembre de 2019 fue abonada el 8 de enero de 2020, sin embargo, su empresa siempre pagaba a final de mes. Pudo comprobar en su cuenta bancaria cómo el estipendio de aquel mes fue ingresado en su cuenta el 31 de diciembre, más de una se‐ mana antes. No se quedaba ahí la cosa. El elemento clave para incriminar­le, el número de cuenta de la nómina que coin‐ cidía con el contrato con Cete‐ lem, tampoco era suyo. Además, Santos tenía domici‐ liada la nómina en Bankia, y en aquella época, la fusión con CaixaBank aún no se había producido, como demuestra la nómina real. Por último, la di‐ rección apuntaba a un domici‐ lio en la calle Lezo de Villaver‐ de, un barrio donde este em‐ pleado de Burger King nunca jamás había residido.

Era como un Frankenste­in de informació­n de diferentes per‐ sonas, un macabro corta y pe‐ ga donde lo único real era su nombre y su DNI, algo que la magistrada de Primera Instan‐ cia consideró suficiente para imputarle aquella deuda. Era como un Frankenste­in de informació­n de diferentes per‐ sonas, un macabro corta y pe‐ ga donde lo único real era su nombre y su DNI

El acusado demostró que tan‐ to su número de teléfono co‐ mo de cuenta eran otros, pero la justicia argumentó que aquello no desmentía que en el pasado no hubiera tenido otros teléfonos o cuentas ban‐ carias. "Considero que los do‐ cumentos presentado­s por la demandante son suficiente­s para acreditar la realidad del negocio jurídico del que deriva la deuda y la cuantía de esta", rezaba la sentencia, "así como la intervenci­ón del demandado en dicho negocio jurídico pres‐ tando el oportuno consenti‐ miento, no habiendo sido des‐ virtuados por prueba en con‐ trario ya que los documentos aportados por el demandado con su contestaci­ón no tienen la eficacia obstativa que se pretende".

En un momento de desespera‐ ción, Santos llamó al 697985480, el teléfono que aparecía en el contrato fraudu‐ lento con Cetelem que la em‐ pleada de Kruk le demandaba pagar. Una voz al otro lado le dijo que el número marcado no existía.

Un boxeador contra los fondos buitre

24 de marzo, una semana an‐ tes de que a Santos le notifica‐ ran la sentencia. Enrique Ca‐ bral se conectó a su canal de Facebook para informar a sus seguidores. Se aposta frente a la cámara luciendo una brillan‐ te camisa naranja de la que asomaban un torso y unos bra‐ zos musculosos y llenos de ta‐ tuajes. Este avilesino, más co‐ nocido como El Portu, es un antiguo boxeador y luchador de full contact que actualmen‐ te dedica su vida a ayudar a gente que se ha visto atrapada injustific­adamente en listas de morosos. Cada semana sube uno o dos vídeos contando las hazañas judiciales de las per‐ sonas a las que asesoró: "Y ahora vamos con otro caso de usura, que es Cetelem", enumera Cabral, "en este caso Cetelem vende la deuda a Inve‐ st Capital que es un fondo bui‐ tre, nos oponemos en la de‐ manda, y no solo el cliente no debe nada, sino que recupera 8.894 euros. Si tenéis algún contrato de estos, poneos en contacto con nosotros". Germán Santos (D.P) Parece uno de esos persona‐ jes que solo son posibles en Estados Unidos, a medio ca‐ mino entre el predicador, el pi‐ capleitos y el fornido justicie‐ ro.

El boxeador explica que él no gana nada con todo esto. "Yo no soy ni abogado, solo soy una persona que se separó y, como todos los divorciado­s, acumuló muchas deudas, mu‐ chísimas", explica a El Confi‐ dencial, "en la vida pensé que podría tener de nuevo una vida digna, pero gracias a la Ley de Segunda Oportunida­d me aca‐ baron perdonando 90.000 eu‐ ros y salí de los ficheros de morosos cobrando varias in‐ demnizacio­nes". Desde 2016, cuando empezó a hacer ví‐ deos en Facebook para ayudar a unos amigos, lleva en esta nueva lucha fuera de los cua‐ driláteros.

"En el momento en que haya un dato que no sea suyo, la de‐ nuncia ya no es viable" Portu no conoce el caso de Germán Santos, pero tiene cla‐ ra su resolución: "Desde el mo‐ mento en que haya un dato que no sea suyo, la denuncia que le puedan poner ya no es viable", dice. "Mucha gente pi‐ de préstamos a nombre de otra persona, pero el dinero no va a esa persona: pues la poli‐ cía o el banco tienen que averi‐ guar de quién era esa cuenta e ir a por él, lo que pasa es que es un trabajo difícil y que al banco no le interesa, le intere‐ sa cobrártelo a ti y luego arré‐ glatelas".

Este periódico se puso en con‐ tacto con Cetelem -aunque la deuda técnicamen­te ya no les pertenece a ellos- y con Kruk para entender si, en todo este proceso de cambio de manos, algo puede perderse por el ca‐ mino. Si existe una trazabili‐ dad suficiente como para sa‐ ber en qué momento el nom‐ bre y el DNI de Germán Santos acabaron formando parte de un collage crediticio, hasta qué punto alguien prestó 1.356 eu‐ ros a otra persona o si esa cantidad es tan discutible co‐ mo el resto de los datos conte‐ nidos en aquel contrato. Desde la financiera no obtuvi‐ mos respuesta y desde la em‐ presa de recobros se nos argu‐ mentó que no disponían de tiempo suficiente para respon‐ der a las preguntas plantea‐ das. Fuentes cercanas a la em‐ presa consultada­s por este pe‐ riódico ponderaban algo más la cuestión: "Sin conocer el ca‐ so, si hubiera una suplantaci­ón de identidad, Kruk sería tam‐ bién víctima de esto", dando a entender que a ellos simple‐ mente les llega un nombre, una dirección y una cantidad a deber, y carecen de las herra‐ mientas -o de la voluntad, da‐ do que a veces ellos mismos compran la deuda, de hecho en los últimos años han alcan‐ zado una cartera de 2.000 mi‐ llones solo en España- de cer‐ tificar si todos los datos son correctos.

Germán Santos (D.P) La recompra de pequeñas deu‐ das

Durante la conversaci­ón, el bo‐ xeador enlaza un caso con otro, pero declara que desde la pandemia este tipo de dramas se han disparado. "Cuando un fondo buitre compra una carte‐ ra de pequeñas deudas por va‐ lor de tres o cinco millones, no controlan si esas deudas son reales o qué tipo de contrato tiene cada uno", explica, "pero es tal la presión que le meten a la gente que el 90% las cobran, sean indebidas o no... además con estas empresas es muy fácil llegar a acuerdos porque saben que la cifra no es real: si han adquirido una deuda de 10.000 euros por 500, con que le saquen 2.000 a la víctima ya han multiplica­do su inversión". Toda la historia recuerda a lo que pasó con la crisis de las hipotecas subprime en 2008, solo que a pequeña escala. Sin embargo, el problema va más allá de lo anecdótico: está muy extendido.

Recuerda a lo que pasó con la crisis de las hipotecas subpri‐ me en 2008, a pequeña escala Desde la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD) explican a este periódico que, en el año 2023, los ficheros de morosidad y la reclamació­n de deudas ascendiero­n a los puestos 6º y 7º en la lista de reclamacio­nes por el uso frau‐ dulento de datos. "La casuísti‐ ca por la que los datos de una persona pueden acabar en un sistema de informació­n credi‐ ticia es muy variada", dicen desde la AEPD. "Las reclama‐ ciones que se plantean ante la Agencia se deben en gran me‐ dida a inserción indebida con contrataci­ón fraudulent­a, su‐ plantación de identidad, malas prácticas de empresas de re‐ cobro, etcétera".

En total, la contrataci­ón frau‐ dulenta derivó el año pasado en 2,5 millones de euros en sanciones. Fue el quinto moti‐ vo de sanción más habitual pa‐ ra la AEPD.

"Uno piensa que cuando acaba de pagar un préstamo eso queda ahí", dice Santos, "y re‐ sulta que no, que puede venir cualquiera y solo con meter tu nombre y tu DNI pueden me‐ terte en un lío".

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