El Confidencial

Sr. Mañueco, acabe con la 'Voxroka'

- Verónica Fumanal La semana pasada en Ponfe‐ rrada fue informativ­os. La

agredido el portavoz socialista del municipio por dos energúmeno­s que, bande‐ ra española en alto, decidieron pasar de los insultos habitua‐ les a los hechos. Este episodio de violencia ha pasado cierta‐ mente inadvertid­o en una so‐ ciedad que se acaba acostum‐ brando a todo. Sin embargo, considero que es fundamenta­l poner el foco en cuestiones como esta, porque del insulto al golpe hay tanto como del golpe a la paliza y de la paliza al homicidio.

En España lo que sucede en Madrid es noticia nacional y lo que ocurre en el resto del terri‐ torio es como política interna‐ cional, pilla lejos y no abre los

agresión que sufrió la semana pasada el portavoz socialista y exalcalde de Ponferrada Olegario Ramón es uno de los episodios más graves de violencia política de nuestro país de los últimos tiempos, sin embargo, a penas lo dieron los medios locales, pasando francament­e inadver‐ tido. Esta agresión no convocó a los partidos políticos a una mesa antiviolen­cia o a gestos de condena sin paliativos. Es más, la derecha trató de me‐ nospreciar el hecho circunscri‐ biéndolo a un episodio aislado. Y no.

En Castilla y León, y también en otras muchas comunida‐ des, las sedes socialista­s han sido vandalizad­as desde hace meses. De hecho, en León y Burgos, todas las tardes se concentran un grupo de ultras delante de las sedes del PSOE para 'escrachar' a los que ahí trabajan y militan. Para evitar que la cosa pasara a mayores, algunas sedes han permaneci‐ do cerradas o se han cambia‐ do reuniones para evitar que hubiera encontrona­zos violen‐ tos que acabaran como lo que le paso al Sr. Ramón, en urgen‐ cias y con un parte médico. Pero es que, aún hay más. Desde que gobiernan PP y Vox, algunos dirigentes socialista­s de Castilla y León se han visto obligados a llevar escolta poli‐ cial. También sus familiares, ya que, en lugares tan peque‐ ños, se conoce a todo el mun‐ do, y había amenazas eviden‐ tes de que la cosa pasara a mayores. Estamos hablando que hoy en España, hay políti‐ cos que no pueden ir por la ca‐ lle con toda normalidad, que hay sedes cerradas por intimi‐ dación diaria a sus trabajado‐ res y que cargos autonómico­s y municipale­s vuelven a llevar escoltas policiales por amena‐ zas reales a su integridad físi‐ ca.

El exalcalde de Ponferrada agredido por ultraderec­histas lamenta la ''estrategia de cris‐ pación'' El exalcalde de Ponfe‐ rrada agredido por ultradere‐ chistas lamenta la ''estrategia de crispación''

Me parece un auténtico escán‐ dalo que esta realidad esté opacada, mientras, algunos partidos se empeñan, día tras día, en revivir una violencia que afortunada­mente ya quedó en el pasado, mientras se hacen los despistado­s para intentar no condenar una violencia que existe hoy, porque quienes los han llevado a los gobiernos los espolean desde sus tribunas mediáticas. Y permítanme la provocació­n ¿Se puede decir que los que cortaron las carre‐ teras y el aeropuerto en Cata‐ luña son terrorismo y lo que vi‐ ven algunos militantes de iz‐ quierdas en Castilla y León no? El señor Mañueco, máximo responsabl­e político de Casti‐ lla y León ha condenado los hechos, sí, al mismo tiempo que sigue pactando con quie‐ nes jalean y alientan a los vio‐ lentos. Y, por lo tanto, no solo no tiene la más mínima inten‐ ción de acabar con esta situa‐ ción que poco a poco escala en la intensidad de la violencia, sino que, además, pretende que nadie se entere de que en su tierra hay ahora una 'Voxro‐ ka'. El señor Mañueco tuvo en su mano no pactar con Vox. El líder de la oposición, Luis Tu‐ danca, le ofreció apoyar la in‐ vestidura, sin entrar en el go‐ bierno, para que Vox permane‐ ciera fuera de las institucio­nes de Castilla y León. Mañueco, que prefirió a Vox que al PSOE, pasará a la historia de la infa‐ mia por situar de vicepresid­en‐ te a Gallardo, el que iba a apo‐ yar a los que gritaban “felpudo sexto” al jefe del Estado delan‐ te de las puertas de Ferraz. Sr. Mañueco, está usted a tiempo. La violencia en Castilla y León no puede ir a más y us‐ ted tiene la obligación de pa‐ rarla. Con condenas contun‐ dentes, rompiendo con Vox e iniciando un nuevo ciclo políti‐ co de la mano del segundo partido de la comunidad autó‐ noma. Usted, como presidente no puede permitir que día sí, día también, se cercenen las li‐ bertades políticas en su comu‐ nidad, aunque sean las que us‐ ted no comparte. Porque cuan‐ do la violencia entra por la puerta, la democracia sale por la ventana y no nos podemos permitir que en una región de España no se puedan ejercer con total libertad opiniones y derechos constituci­onales.

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