El Confidencial

La paradoja Sánchez: todo por la plurinacio­nalidad, pero al servicio del poder central

- Ramón González Férriz Seis años después de que dro Sánchez promís se preguntan

Pe‐ llegara al poder con el apoyo de una heterogé‐ nea coalición, está claro cuál es su Consta de dos patas. Por un lado, au‐

proyecto político. mentar la igualdad económica

de los españoles mediante un incremento de los ingresos fis‐ cales y una mayor redistribu‐ ción de las rentas. Por el otro,

acrecentar su desigualda­d po‐ lítica

benefician­do a determi‐ nadas élites regionales y dán‐ doles una mayor capacidad para distanciar­se de la ortodo‐ xia constituci­onal.

La segunda pata de este pro‐ yecto habría sido más sincera si no hubiera estado sometida a las

necesidade­s parlamenta‐ rias del Gobierno. Y más legíti‐

ma si no hubiera requerido cambiar el Código Penal y con‐

una amnistía para con‐ tentar a los socios. Pero mu‐ chos españoles parecen sen‐ tirse cómodos con ella. Hay ar‐ gumentos para defenderla. Sin embargo, seis años después, también está claro que encie‐ rra

Y es que,

de dar a España un ver‐ dadero carácter plurinacio­nal

ceder una paradoja. bajo el aparente pro‐ pósito y

conceder más autonomía a las regiones, y singularme­nte a Cataluña, Sánchez ha estable‐ cido que el

único proyecto polí‐ tico que importa en España

es el del poder central: el de la presidenci­a del Gobierno. Lo ha sacrificad­o todo a ella. Pérdida de poder local Sánchez permitió que el

tuviera el peor resultado electoral de su historia en las autonómica­s gallegas. Aunque en los últimos días el PSE y el PSOE han denunciado que Bil‐ du se niegue a condenar el te‐ rrorismo,

deG se deberá en parte a esa tarea de legitima‐ ción. Pero, en última instancia,

su éxito no importa: lo relevan‐ te es que Bildu ha permaneci‐ do

en la coalición que sustenta a Sánchez. Y que siga hacién‐

dolo.

PS‐ durante seis años han celebrado reiteradam­ente que participe en la gobernanza de España.

Y si el próximo do‐ mingo tiene un buen resultado en el País Vasco,

Incompatib­le con la democra‐ cia, compatible con Sánchez

Marta García Aller Cuanto más se escandalic­e públicamen­te la Moncloa por lo que Bildu di‐ ga en la campaña de Euskadi, más en evidencia deja sus tra‐ gaderas en Madrid

El caso catalán es incluso más llamativo. Sánchez no solo marginó al PSC en las negocia‐ ciones de investidur­a con Junts, sino que le obligó a asu‐ mir una amnistía que, al me‐ nos inicialmen­te, no querían sus votantes ni muchos de sus líderes. Por si eso fuera poco, Puigdemont ha dejado claro que, en caso de que

pudiera convertirs­e en el próximo presidente de la Gene‐ ralitat de Catalunya con unos apoyos que al líder indepen‐ dentista no le gustaran, haría caer el Gobierno de Sánchez. Antes de que se dieran esas circunstan­cias, sin duda, Sán‐ chez

Illa Salvador exigiría a Illa que renun‐ ciara.

Pero esta estrategia de

some‐

ter la política autonómica a la nacional va más allá de esas tres comunidade­s. En parte, por la política de alianzas de Sánchez, la izquierda ha perdi‐ do la mayor parte de su poder autonómico y local: solo en el último ciclo electoral, ha aban‐ donado los gobiernos de la Co‐ munidad Valenciana, Aragón, Extremadur­a y Baleares, y ayuntamien­tos como el de Se‐ villa

o Valladolid. No le ha im‐

portado reducir las expectati‐ vas de en Castilla La Mancha. Ni arra‐ sar al PSOE de Andalucía des‐ pués de décadas de hegemo‐ nía. Para Sánchez, todo lo que

apuntale su permanenci­a en el centro del poder nacional

es asumible.

También Sumar

La paradoja es aplicable inclu‐ so a Sumar. Este nació con la voluntad explícita de aunar los intereses de las izquierdas más o menos nacionalis­tas de las regiones de España. Su composició­n no podía ser más plurinacio­nal; de hecho, Pluri‐ nacional es el nombre de su grupo parlamenta­rio. Pero

la alianza ha empezado a deshi‐ lacharse

porque, a pesar de sus integrante­s y su retórica, ha estado completame­nte metida a los intereses de la coalición nacional. Madrid fue la circunscri­pción por la que obtuvo más escaños; su porta‐ voz parlamenta­rio es hoy

un político ya estricta‐ mente circunscri­to a la política madrileña; y cuatro de sus cin‐ co ministros en el Gobierno han hecho la mayor parte de su carrera política, también, en Madrid. Ahora, grupos como los comunes catalanes o Com‐

Errejón, Emiliano García-Page so‐ Íñigo

en qué les beneficia vincularse a un grupo nacional, no solo significa perder autonomía po‐ lítica, sino que además no se traduce en un aumento de la cuota de poder local o de los votos.

Al servicio del centro El proyecto autonómico está tan consolidad­o que hoy las propuestas de desmontarl­o de Vox resultan teatrales e invero‐ símiles. Incluso el PP, pese a años de una relativa resisten‐ cia, se ha entregado por com‐ pleto a

la lógica del poder de las autonomías.

El viejo rege‐ neracionis­mo centralist­a ha desapareci­do del panorama electoral y parece hoy un tanto excéntrico. Pero el PSOE de Sánchez, con el apoyo de Su‐ mar, ha querido ir más allá, hasta la plurinacio­nalidad. No es algo ajeno al ideario de am‐ bos partidos. Pero ha sido

fru‐ to, sobre todo, de sus necesi‐ dades.

Eso le ha restado credi‐ bilidad al proyecto. Y hoy, y es probable que aún más maña‐ na, si el PSE tiene un resultado mediocre el domingo y el PSC no alcanza el poder en Catalu‐ ña porque los cálculos de Sán‐ chez con la amnistía fueron erróneos, o porque Illa debe re‐ nunciar al poder para no des‐ truir el de Sánchez, será cada vez más evidente

la paradoja que ha ocultado ese proceso

de empoderami­ento de los po‐ deres regionales y de su capa‐ cidad de intervenci­ón en la po‐ lítica nacional.

Ha sido una manera nueva y peligrosa no solo de estable‐ cer la

preeminenc­ia de la presi‐ dencia nacional

frente a todos los demás poderes distribui‐ dos geográfica­mente. Sino de decretar la

a la estrategia del presidente. Podemos lla‐ marlo la paradoja Sánchez: to‐ do es por la plurinacio­nalidad, pero con la política de las su‐ puestas naciones completa‐ mente sometida a los intere‐ ses políticos del centro del sis‐ tema: el presidente.

de todos lo que absoluta sumisión ellos

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EFE

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