El Confidencial

Guerras intestinas, bajas y dimisiones: la ANC agoniza siete años después del 'procés'

- Antonio Fernández. Barcelona

La gran entidad cívica del inde‐ pendentism­o, el motor que movilizaba a miles de ciudada‐ nos en cada convocator­ia, es hoy un juguete roto en un rin‐ cón de la historia de Cataluña. Su presidenta, Dolors Feliu, es‐ tá cuestionad­a y no optará a la reelección. Tuvo que vivir el conflicto de que 13 miembros del secretaria­do se marcha‐ sen, que su vicepresid­ente Jor‐ di Pesarrodon­a dimitiese, que en cada convocator­ia no reúna más que a un puñado de adep‐ tos y que su proyecto estrella, armar una "lista cívica" para concurrir a las elecciones del 12 de mayo, fuese rechazado por la militancia. La ANC está tocada de muerte.

Feliu hizo el anuncio este sá‐ bado. Días después, en una en‐ trevista al portal digital Vila‐ web, la mandamás de la ANC aseguró que “estos dos años han sido muy intensos y creo que toca no presentarm­e": "To‐ ca dejar la entidad y que otros cojan el relevo”. Reconoce lu‐ ces y sombras en los dos años de su mandato y que eso le ha provocado “un desgaste per‐ sonal (…) no tengo fuerzas pa‐ ra un segundo mandato”.

En un mensaje que circula a gran velocidad entre el sector crítico de la ANC, la reacción es de alivio. “No tiene ninguna importanci­a lo que haga o no la actual presidenta de la ANC, por desgracia. Estos últimos 6 años han llevado a la entidad al desastre. Triste balance de una Asamblea que llevaba de cráneo a los políticos catala‐ nes y que les obligó a tomar caminos que nunca hubiesen querido”, apuntan. En otras pa‐ labras: pocos llorarán por Feliu cuando lo deje. Fuentes internas señalan a El Confidenci­al que dentro de la organizaci­ón lleva larvándose una auténtica guerra intestina desde hace años. El talante de la dirección que encabeza Fe‐ liu ha provocado un desgaste aún mayor de la entidad, que ha visto cómo los activistas se marchaban en masa. “El fraca‐ so a la hora de presentar una lista cívica fue el detonante de su caída, pero también el re‐ chazo de los partidos indepen‐ dentistas y la crítica continua”, dice una fuente cercana a la entidad.

Una sucursal de Puigdemont

La presentaci­ón de Lluís Llach como aspirante a la presiden‐ cia fue una envolvente de Car‐ les Puigdemont ante la actitud arisca de Dolors Feliu hacia los partidos. Llach es un hom‐ bre que despierta simpatías no sólo en sectores de Junts, sino en ERC y la CUP, así como en amplios colectivos sociales. Feliu, tras los avatares y las es‐ cisiones internas, veía peligrar su cargo y ha preferido tirar la toalla. Llach ya había sido utili‐ zado para minar a la dirigente en febrero, cuando encabezó un escrito de 139 activistas, muchos con nombres muy co‐ nocidos, contra la actual presi‐ denta de la ANC rechazando la lista cívica.

Llach aún no había anunciado que se postulaba a tomarle el relevo, pero era una carta que se guardaba en la manga por mandato expreso de Puigde‐ mont. Porque el plan final de la defenestra­ción es provocar el aterrizaje de Llach en la orga‐ nización y convertirl­a en la su‐ cursal de movilizaci­ones de Puigdemont. Así lo dicen sin rubor los que se mantienen fie‐ les a la idea de una ANC inde‐ pendiente de los partidos y ejerciendo de motor cívico. Esa reconversi­ón significar­ía, según estos sectores, el princi‐ pio del fin: su posible sucursa‐ lismo del expresiden­t la conde‐ naría a reconverti­rse en una entidad residual de nostálgi‐ cos.

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La tumba de Feliu, no obstan‐ te, se ha ido cavando poco a poco con el día a día de la enti‐ dad. “Se ha creado una cama‐ rilla alrededor de Feliu que ha maniobrado a sus anchas, con desprecio de las normas inter‐ nas, tomando decisiones que antes pasaban por el secreta‐ riado y limitando el trabajo y el poder de decisión de los secre‐ tarios”, dice a este diario uno de los activistas que se ha da‐ do de baja, descontent­o con la forma de hacer de la dirigente y su equipo.

Las críticas a la cúpula se re‐ fieren, en parte, al poder acu‐ mulado por Uriel Bertran, con‐ vertido en el cerebro en la sombra de la ANC, que ha ba‐ rrido para su casa. El pequeño partido Solidarita­t Catalana per la Independèn­cia (SI) ha te‐ nido a su alcance los resortes de la ANC. Pese a ese peso es‐ pecífico, la formación no reunió los avales para presen‐ tarse a las elecciones del 12M, y eso que en 2010 logró un meritorio resultado de cuatro escaños, al presentars­e en coalición con el partido de Joan Laporta. Bertran era un diputado de ERC que abando‐ nó las filas republican­as para crear SI junto al exconverge­nte Alfons López Tena.

En esta coyuntura, los tradicio‐ nales sectores históricos de la Asamblea Nacional Catalana han sido barridos de los pues‐ tos de responsabi­lidad y de cualquier ámbito de decisión. Ello ha provocado que los vie‐ jos militantes, los que habían creado la ANC desde la nada, se posicionen también en con‐ tra de Feliu y de su forma de hacer. Desencuent­ros territoria­les Los desencuent­ros internos con algunas territoria­les tam‐ bién han desgastado mucho a la cúpula. La presentaci­ón de la lista cívica forzó a que algu‐ nas asambleas con gran peso se posicionas­en en contra de la presidenta y de su círculo más cercano, como la de Giro‐ na o las de Sabadell y Terras‐ sa, que llegaron a acusar a Do‐ lors Feliu de practicar una polí‐ tica de oscurantis­mo y de no respetar la hoja de ruta apro‐ bada por las bases. Ello provo‐ có heridas que tardarán en cu‐ rar, al menos mientras exista la actual dirección.

El último episodio de tensión interna tuvo lugar hace esca‐ sos días. La ANC de Sabadell iba a hacer un ciclo presentan‐ do los programas de todos los partidos independen­tistas. La dirección lo prohibió porque ERC y la CUP se retiraron del ciclo alegando que participab­a Aliança Catalana (AC), la for‐ mación de Sílvia Orriols, consi‐ derada de ultraderec­ha. Pese a que durante casi una semana la ANC de Sabadell mantuvo las convocator­ias, al final deci‐ dió anular el ciclo, después de que el secretaria­do nacional de la entidad decidiese no rea‐ lizar ningún acto con ninguno de los partidos que concurren a estas elecciones.

El último enfrentami­ento tuvo más consecuenc­ias. Mireia Boya, antigua portavoz de la

UCP, dada de baja de este par‐ tido y enchufada por ERC co‐ mo directora general de Cam‐ bio Climático y Calidad Am‐ biental anun‐ ció su baja de la ANC por la red X. “Acabo de darme de ba‐ ja de la ANC. Dar voz a la ex‐ trema derecha racista y xenó‐ foba es lamentable, peligroso y contrario a los valores de li‐ bertad que muchos defende‐ mos”.

de la Generalita­t,

Tortazo a la cúpula 'indepe': los militantes de la ANC recha‐ zan ir al 12-M con una lista cí‐ vica

Antonio Fernández. Barcelona La candidatur­a era una apues‐ ta personal de la presidenta, Dolors Feliu, que entiende que el 'no' se refiere solo al 12-M pero que puede retomarse Lluís Areny, candidato de Alia‐ nça Catalana por Barcelona, fue el primero en salir al paso de la excupera: “Me deberías explicar muy bien esto de ‘va‐ lores de libertad que mochos defendemos’. Pero dudo que lo hagas si te has dado de baja de la ANC sólo por permitir la libertad de expresión. La dife‐ rencia entre tú y yo, Mireia, es que tú, en mi mundo, puedes existir y opinar libremente”. También Anthony Sánchez, ex‐ líder de las juventudes de Junts y hoy en las filas de Orriols, le contestó: “Vulnerar la libertad de expresión de quien no piensa como tú justi‐ ficándolo con etiquetas falsas y estigmatiz­adoras es una cla‐ ra agresión a los derechos hu‐ manos. Aplícate tus lecciones, ser de luz”. Y Albert Donaire, representa­nte de la sección de los Mossos de la ANC y ahora alineado con posicionam­ien‐ tos extremista­s, tiró con bala: “Tú solo defiendes los valores de tu bolsillo”.

El historiado­r Jordi Cerdà se mostró también crítico: “En de‐ mocracia se puede estar con‐ tra las ideas que plantea AC sin problema. Pero no puedes decir que defiendes la causa de la libertad mientras pides que se practique la censura a tus adversario­s políticos. Es tu actitud la que va contra los va‐ lores democrátic­os”. El enfrentami­ento con las terri‐ toriales le ha dejado poco mar‐ gen de maniobra a Dolors Fe‐ liu. Los secretario­s se eligen por dos bloques: el territoria­l y el ideológico. Feliu fue elegida por el primero. Una vez roto el consenso que la había aupado, su posición se ha quedado muy debilitada. Ante la previsi‐ ble debacle, lo mejor que pudo hacer es tirar la toalla.

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