El Confidencial

El FMI alerta sobre la influencia de los grupos de presión en la política industrial

- Carlos Sánchez nistración gubernamen­tal inefi‐ ciente,

El informe del Fondo Moneta‐ rio Internacio­nal (FMI) no reve‐ la nombres, pero

Existe el riesgo, sostiene, de que los grupos de presión tengan una influencia decisiva en defensa de sus in‐ tereses particular­es, y no en favor de los generales, en la concesión de las crecientes políticas industrial­es que han puesto en marcha los países avanzados tras la pandemia y por el

una dirección. apunta en aumento de las tensio‐ nes geopolític­as.

El FMI, en concreto, parte de que la mayor parte de las polí‐ ticas industrial­es incorporan todo tipo de subsidios y exen‐ ciones fiscales "que pueden ser perjudicia­les para la pro‐ ductividad y el bienestar si no se enfocan de manera eficien‐ te". Se pone como ejemplo aquellas situacione­s en las que las subvencion­es están mal dirigidas y benefician a sectores que denomina "políti‐ camente conectados" con los gobiernos. Es decir, grupos de presión que se aprovechan de su proximidad a los gestores públicos.

Este es el caso de las grandes empresas, cuya capacidad de penetració­n en el tejido políti‐ co es mayor. Entre otras razo‐ nes, como precisa el informe, porque algunos análisis han acreditado que tienden a con‐ tratar a más políticos por tra‐ bajador que el resto. El estudio cita al economista turco Daron Acemoglu, uno de los autores de Por qué Fracasan los Paí‐ ses, un libro fundamenta­l que explica la importanci­a de las institucio­nes democrátic­as pa‐ ra el progreso, quien junto a otros ha encontrado eviden‐ cias de que las conexiones po‐ líticas

pueden impulsar la valo‐ ración de mercado

de las em‐ presas que cotizan en bolsa gracias a la asignación del gasto público.

Es más, recuerda el estudio, la eficacia de las políticas indus‐ triales también puede verse obstaculiz­ada porque exista una entre los funcionari­os del Go‐ bierno y las empresas. Y se pone como ejemplo el etique‐ tado incorrecto de los proyec‐ tos, la

informació­n asimétrica existencia de una admi‐

la inercia en las políti‐ cas o una evaluación errónea de los beneficios sociales. Costosas represalia­s Llama la atención, en ese sen‐ tido, una práctica muy extendi‐ da, como puede ser la discri‐ minación de empresas extran‐ jeras para beneficiar a las na‐ cionales cuando las primeras ofrecen soluciones más venta‐ josas. ase‐ guran los autores del estudio, incluido en el Fiscal Monitor presentado esta semana en Washington, "pueden desenca‐ denar costosas represalia­s [entre países], cuando la mayo‐ ría de los estados, incluyendo a las principale­s economías avanzadas, dependen de la in‐

"Dichas políticas",

novación realizada en otros lu‐ gares".

El FMI pone cifras a esa sos‐ pecha. Según sus estimacio‐ nes, dirigir las ayudas a los sectores que pueden aprove‐ char mejor el conocimien­to

puede aumentar el bienestar general un 2%,

siempre que la concesión se haga con crite‐ rios neutrales. Ahora bien, las ganancias de bienestar pue‐ den aumentar hasta el 5% cuando las subvencion­es y exenciones fiscales se desti‐ nan a los sectores más innova‐ dores, como puede ser la in‐ dustria verde. Para medir este efecto se utiliza el número de patentes [ver gráfico]. Dicho esto, los autores del es‐ tudio llegan a la conclusión de que A partir de los modelos utilizados han encontrado certezas de que "a

no siempre es así.

medida que aumenta el grado de captura política, la política industrial puede ocasionar pér‐ didas de bienestar, incluso en una economía grande con ob‐ jetivos verdes".

La oportunida­d temporal del estudio del FMI es elevada. Hay que tener en cuenta que en los últimos años, desde que la llegada de a la Casa Blanca frenó la globalizac­ión, están surgiendo importante­s iniciativa­s en todo el mundo, como la Ley CHIPS y Ciencia de los EEUU, que financia la in‐ vestigació­n nacional y la fabri‐ cación de semiconduc­tores; el Plan Industrial del Pacto Verde de la Unión Europea, que apo‐ ya la transición hacia la neutra‐ lidad climática; la Nueva Direc‐ ción sobre Política Económica e Industrial de Japón o la Ley K-Chips en Corea, junto con políticas de larga tradición in‐ tervencion­ista en economías

Trump

de mercados emergentes co‐ mo China.

Los autores del informe,

Era Dabla-Norris, Daniel GarcíaMaci­a, Vítor Gaspar Li Liu

y ad‐ miten que las ayudas públicas son necesarias, pero siempre que estén justificad­as. Es de‐ cir, busquen generar riqueza en las economías nacionales, por ejemplo subvencion­ando a la industria de semiconduc­to‐ res o impulsando la innovación a fin de alcanzar emisiones ce‐ ro de CO2, para lo cual se ne‐ cesitan tecnología­s que aún no existen. Pero los subsidios, advierte, deben ser transparen‐ tes, centrarse en objetivos am‐ bientales y complement­arse con un precio sólido del car‐ bono para minimizar los cos‐ tes fiscales.

Política de subvencion­es Según sus estimacion­es, incre‐ mentar el gasto en esas políti‐ cas en medio punto del PIB, o alrededor del 50% del nivel ac‐ tual en las economías de la OCDE, podría aumentar el PIB hasta en un 2% para la econo‐ mía avanzada promedio. Es más, ese nivel de gasto en in‐ novación podría incluso redu‐ cir la relación deuda-PIB en el largo plazo.

Ese nivel de gasto en innova‐ ción podría incluso reducir la relación deuda-PIB en el largo plazo

La oportunida­d del informe es aún mayor si se tiene en cuen‐ ta que los fondos Next Genera‐ tion suponen, por su relevancia económica, una inédita políti‐ ca de subvencion­es dentro de la Unión Europea (UE). En oca‐ siones, como se sabe, se ha cuestionad­o la influencia de las grandes empresas a la ho‐ ra de canalizar

esos fondos en detrimento de las más peque‐ ñas,

cuya capacidad de acce‐ so a los gestores públicos y a la propia informació­n es sensi‐ blemente más reducida. El informe apoya sin matices destinar recursos a la investi‐ gación y a la innovación, y re‐ cuerda que está acreditado que la investigac­ión pública “es la que ofrece la mayor ren‐ tabilidad”. Según sus cuentas, por cada dólar que se invierte en I+D a través de ayudas fis‐ cales, se obtiene un beneficio adicional de un dólar. “Esto no es sorprenden­te”, aseguran, “ya que la financiaci­ón pública de la investigac­ión tiende a centrarse en la investigac­ión fundamenta­l,

que tiene una al‐ ta difusión de conocimien­tos que

beneficia a más sectores en más países y durante más tiempo que la investigac­ión aplicada por parte de las em‐ presas”. Eso explica que los subsidios sean especialme­nte útiles para apoyar la fase ini‐ cial de los proyectos de I+D+i.

aunque el tan joven, y ya tan cí‐ nico candidato del PSE el 21-A, esgrima el a la coalición de Otegui recordan‐ do su pasado de complicida­d con ETA. Hace falta tener cua‐ jo, desfachate­z, para dar estos titulares: “Bildu y el PNV aca‐ barán por confluir en su

‘voto del miedo’ objeti‐ vo común de la independen‐ cia”

(El País del pasado mar‐ tes) y

“Bildu fue parte activa de tanto dolor

y no puede salirle gratis” (El Correo del día 16 de abril). Pura informació­n: 9 de los 75 candidatos de Bildu -el 12%- han cumplido condena o han sido detenidos por perte‐ nencia, colaboraci­ón o desór‐ denes públicos.

Al menos cin‐ co serán elegidos

parlamenta‐ rios el domingo. Así son los socios de Sánchez y, quiéralo o no, los del secretario general del PSE.

Casi el mismo cuajo de Eneko Andueza es el de una parte del empresaria­do catalán -en bue‐ na medida, también responsa‐ ble por omisión de lo que ocu‐ rrió en el proceso soberanist­acuyo máximo representa­nte, el presidente de la patronal

Josep Sán‐ chez Llibre, se retrató ufano y sonriente con el prófugo Puig‐ demont en Perpiñán el pasado lunes. Es pasmoso, y un tanto repelente, de los ges‐ tores empresaria­les catalanes: fueron Puigdemont y la irres‐ ponsabilid­ad independen­tista los que han llevado a Cataluña a la actual situación

ment del Treball, el olvido

irreversi‐ ble fuga de sedes mercantile­s a otras comunidade­s autóno‐ mas.

Sanchez y el PSOE están ha‐ ciendo lo contrario de lo que hizo el PCE y González en la transición, en vez de perdón re‐ cíproco, venganza y un muro Así se entienden los tumbos presidenci­ales: su obscena vi‐ sita a los forenses que exhu‐

impulsó la, al parecer, Fo‐ y lo que

man víctimas en el otrora Valle de los Caídos para excitar la reverberac­ión del franquismo; su ante las descalific­aciones y desafíos que lanzan los dirigentes na‐ cionalista­s y hasta la

que el presiden‐ te del Gobierno espetó al líder de los populares europeos, Manfred Weber, en el Parla‐ mento de Bruselas y Estras‐ burgo (diciembre de 2023), re‐ sucitando, para contraatac­arle, el nazismo en Alemania. La falta de escrúpulos de Sán‐ chez, por encima de otra con‐ sideración, reside en la

silencio humillado imperdonab­le repuesta carga confrontat­iva permanente de su discurso,

con el excipiente buenista del más auténtico Za‐ patero.

El secretario general del PSOE profiere machadas de enverga‐ dura, pero siempre en un

con un gesto mohíno y con apelación al diálogo y la concordia, lo que agudizan la impostura por

de falso comedimien­to, tono

la hipocresía que denotan. Es la estrategia del muro, descrita en el discurso de investidur­a y férreament­e aplicada. Y en la‐ do correcto de la empalizada, los nacionalis­mos retardata‐ rios. Todo ello

trabado con la memoria del franquismo

y la proscripci­ón de cualquier otra, sea la de los delitos de sus so‐ cios republican­os y junteros en 2017, sea la de ETA y sus 853

asesinatos todavía no conde‐ nados

por los presuntos gana‐ dores de las elecciones del próximo domingo en el País Vasco y socios de Sánchez y de su partido.

La victoria del franquismo con‐ siste en la destrucció­n del ac‐ tual sistema constituci­onal a manos de los que se dijeron sus adversario­s Sánchez y el PSOE, al abrazar sin condicione­s lo que repre‐ sentan los nacionalis­mos des‐ aforados en Cataluña y el País Vasco, se comportan al con‐ trario de cómo lo hizo la iz‐ quierda del PCE y de González y Guerra en el pacto de la transición. Están regresando lo intentan- a una especie de subreptici­o

(1930) que sentenció la Restauraci­ón y trajo la II Re‐ pública, tan decepciona­nte y fallida.

La pro‐ piciada por sus adversario­s, y a la que se refería Javier Cer‐ cas, consiste en la destrucció­n del actual sistema constituci­o‐ nal con el concurso de las fuerzas reaccionar­ias naciona‐ listas y secesionis­tas acredita‐ das como ‘progresist­as’ para la ocasión. Entonces

Ahora el pac‐ to es el contrario:

Y en ese pro‐ pósito valen los ultras vascos (también para los que ETA fue “un grupo armado”) y catala‐ nes. Pasos y más pasos en el

que es el que persigue esta falsa iz‐ quierda española.

bastián Pacto de San Se‐ victoria del franquismo, pacto de perdón. y de impunidad. hubo un de venganza propósito destituyen­te

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EFE

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