El Confidencial

Del "ciclo histórico" de ETA al ciclo histórico de Bildu

- Ignacio Varela a fa‐

Cuando concluye la campaña oficial y a dos días de la vota‐ ción, el

promedio de las esti‐ maciones derivadas de en‐ cuestas

publicadas hasta el pasado lunes ofrece el siguien‐ te panorama:

Esta no es la foto en la meta, sino una

imagen tomada en la entrada de la recta final.

Todo lo sucedido desde el lunes en el espacio demoscópic­o está sometido a censura (la misma censura que proscribe el artí‐ culo 20 de la Constituci­ón) y, por tanto, no se lo podemos contar. Durante esta semana de prohibició­n, los partidos se gastan una millonada en en‐ cuestas y en campañas masi‐ vas en la red para influir sobre la decisión de voto hasta el úl‐ timo minuto.

Hacen bien los partidos en re‐ servar la mayoría de sus recur‐ sos para el tramo final. Se sa‐ be que el 30% de los ciudada‐ nos vascos está decidiendo si votará o no -y, en el primer ca‐ so, qué partido elegirá- preci‐ samente durante estos días de la oscuridad demoscópic­a. En cuanto a los menores de 35 años, ese porcentaje alcanza el 40%.

Así pues, primera pista: cuatro de cada diez votantes jóvenes están ahora decidiendo su vo‐ to; quizás hoy, mañana o el mismo domingo. Se sabe por las encuestas que Bildu es, de lejos, el partido más votado en esa franja de edad. Se sabe por experienci­a que quienes se incorporan a la votación en el tramo final suelen hacerlo

es decir, inten‐ sifican con su voto el clima que perciben en su entorno. Y una somera observació­n muestra que EH Bildu es el úni‐ co partido que está realizando una campaña profesiona­l me‐ recedora de tal nombre. Los demás sestean o creen cum‐ plir con soporífera­s campañas obsoletas.

vor de corriente;

Auge y caída de EH Bildu: la dudosa estrategia electoral de los de Otegi

Joseba Arruti. Bilbao La contu‐ maz negativa de Pello Otxan‐ diano para calificar de terroris‐ ta la andadura de ETA compli‐ ca las posibilida­des de la iz‐ quierda 'abertzale' para el do‐ mingo

De hecho, el partido de Otegi no ofrece una campaña sino

dos, segregadas mente.

Los contenidos de la campaña de Bildu en euskera se atienen al 'abertzalis­mo' tra‐ dicional y cavernario y llaman al corazón de los

que en algún día gritaron por las calles “¡E‐ TA, mátalos!”.

La campaña en castellano es

de Josu Ternera linguístic­a‐ admiradore­s moderna y alegre, casi 'hippie'.

Cualquier partido verde o de la socialdemo­cracia nórdica la firmaría sin dificultad. Se dirige a ese segmento de la sociedad vasca que ha hecho el firme propósito de no enterarse o erradicar de su cerebro la su‐ cia realidad de los disparos en la nuca o los coches bomba que festejaron sus padres -o quizá ellos mismos, en su ado‐ lescencia-. “Algo habrá hecho”, decían ante la imagen de un cadáver despatarra­do en plena calle. Incluso es posible que algunos de ellos -o sus padres

señalaran a vecinos de escale‐ ra o compañeros

de trabajo como candidatos a recibir una ración de metralla.

No hay tanta diferencia entre el (y de su participac­ión en él por activa o por pasiva) que los alemanes se autoimpusi­eron tras el nazismo y la

drástico olvido del horror dosis ma‐ siva de productos amnésicos

que una parte importante de la sociedad vasca

se ha recetado para coexistir con su pasado reciente sin vomitar

cada ma‐ ñana.

El candidato de Bildu sigue sin decir que ETA fue una banda terrorista El candidato de Bildu sigue sin decir que ETA fue una banda terrorista Ciertament­e, quedan los

que siempre estuvieron orgullosos de la carnicería totalitari­a

y lo siguen estando. Quienes orga‐ nizan festivales de bienvenida a los etarras que salen de la cárcel, se van de potes a loca‐ les decorados con retratos de 'gudaris' (léase pistoleros), o, cuando hay que hablar en pú‐ blico del enojoso asunto de 50 años de salvajismo, lo califican como “un ciclo histórico” y a

profesiona­les

los matarifes que sembraron el terror como “un grupo armado”,

equivalen‐ te a un club cinegético para la caza de la perdiz. Ambos grupos, el de los amné‐ sicos y el de los nostálgico­s, forman parte del público obje‐ tivo de la campaña del partido creado por ETA

convertirs­e en la primera fuerza política del País Vasco en unas elecciones de‐ mocráticas. El mensaje es inequívoco: nos derrotaste­is cuando lo intentamos con pis‐ tolas y bombas, pero ahora os vamos a derrotar con vuestra propia arma: los votos. Espe‐ cialmente, con los votos de vuestros hijos, para que os

el objetivo de para alcanzar

duela más. Por eso lo de las dos campañas.

Por muy profesiona­l que sea su diseño y ejecución, seme‐ jante maniobra de distorsión de la lógica de la historia solo puede triunfar con la complici‐ dad de quienes administra­n el poder en la democracia.

trueques y negocios políticame­nte detestable­s que Sánchez ha consumado, el más repugnante, el que esca‐ pa a las categorías políticas porque impacta de lleno en las morales, es su concupisce­nte matrimonio con los albaceas testamenta­rios de la banda te‐ rrorista que durante medio si‐ glo trató de derribar la demo‐ cracia española mediante la práctica del terrorismo. Desde las antípodas ideológica­s, yo me tomaría un café y hablaría de política con Pablo Iglesias, con Oriol Junqueras o con Santiago Abascal. Jamás lo haría con con la chivata o con este

de profesión flau‐ tista (de Hamelín).

dos los Arnaldo Otegi, Aizpurua Otxandiano De to‐ Bildu ya ha ganado las eleccio‐ nes

Rubén Amón El negacionis­mo de ETA no es un error de la campaña, sino un motivo más en el camino de la victoria que deja en evidencia el compa‐ dreo y el cinismo de Sánchez Al empezar el siglo XXI (elec‐ ciones autonómica­s de 2001), los nacionalis­tas tenían 40 diputados en el Parlamento vasco por 35 no nacionalis­tas. Tras el recuento del 21-A, la re‐

lación será como mínimo de 56 frente a 19.

Si se cumplen las previsione­s, los nacionalis‐ tas sumarán el 70% de los vo‐ tos, 75% de los diputados en el Parlamento vasco. El naciona‐ lismo vasco es mucho más fuerte que el catalán, que las pasa canutas para atraer a la mitad de los votantes y solo se mantiene en el poder gracias a la claudicaci­ón cultural de par‐ tidos que devinieron hermafro‐ ditas.

En la última elección autonó‐ mica antes de la era sanchista,

Bildu obtuvo un 25% de los vo‐ tos,

que entonces nos parecie‐ ron una barbaridad. En esta vo‐ tación estará

si es que no lo supera. Es imposible comprender esa progresión sin la

35%, muy cerca del ayuda cóm‐ plice del poder sanchista, que

en estos días se lleva farisai‐ camente las manos a la cabe‐ za ante las palabras cínicas sobre ETA del candidato flau‐ tista de Bildu.

Como ha escrito con brillan‐ tez David Jiménez Torres en 'El Mundo',

el partido de Sánchez está de rebajas:

durante cuatro días, hay licencia de la superio‐ ridad para llamar terrorista­s a los terrorista­s y amigos de ETA a los amigos de ETA sin ser facha. A partir del lunes,

gresará el Gran son re‐ Embuste.

Aprovechen la ocasión, que es las que solo se presentan cada cuatro años.

Receta para cocinar un mode‐ rado de Bildu a la bilbaína

Juan Soto Ivars Al menos un 30% de los vascos está dis‐ puesto a votar a un partido que no puede decir que ETA fue terrorista, porque si lo hace no te votan, y eso me provoca náuseas

Por esas cosas misteriosa­s que suceden en los sótanos de los partidos políticos, en una campaña en la que

candidatos mos, todos los semianóni‐

el Euskadi Buru Batzar del PNV decidió enviar a su ca‐ sa a un lendakari conocido por el 100% de la población y con una gestión de gobierno apro‐ bada masivament­e para poner en su lugar a un señor con apellido de Segovia y aspecto de dependient­e de Galerías Preciados. Por primera vez desde 1980, el PNV puede per‐ der en votos unas elecciones autonómica­s; y si no es en es‐ ta, será inexorable­mente a la siguiente. Me pregunto cómo llamarán en el futuro a este ci‐ clo histórico.

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EFE

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