El libro plagiado de un escándalo silenciado)
El economista argentino
(83 años) es un faro académico para Javier Milei. Benegas Lynch, que in‐ tervino en el cierre de campa‐ ña del ahora presidente argen‐ tino, escribió el prólogo de uno de los ensayos de Milei, El ca‐ mino del libertario, que ahora se publica en España. Tanto admira Milei a Lynch que,
to Benegas Lynch en un giro desahogado de los acontecimientos,
en El camino del libertario plagió extractos de su ensayo Fundamentos del análisis económico (1972). Quizá estemos ante la primera vez en la historia que un autor plagia al prologuista de su li‐ bro.
Pero el mayor damnificado de El camino del libertario no es Benegas Lynch, sino otro eco‐ nomista venerado por Milei, el estadounidense
al que fusila tal cual va‐ rios párrafos de su libro Mone‐ da libre y controlada (1962). Ejemplo de calco: "¿Cómo fue el comienzo de la moneda? Es
¡Viva la libertad, carajo! bard, Alber‐ Murray Roth‐
claro que en su isla, no tenía necesidad de
De hecho, no hu‐ biera podido alimentarse con
Para realizar in‐ tercambios de pescado por madera con Viernes tampoco tenía por qué preocuparse del dinero. Pero cuando una socie‐ dad se expande más allá de unas pocas familias, queda preparado el campo
para que aparezca la moneda.
Por ello, para explicar su rol debemos remontarnos aún más atrás y preguntarnos: ¿cuál es el moti‐ vo de que se introduzca el
entre los hom‐
tercambio in‐
bres?".
No son los únicos plagios de El camino del libertario. De he‐ cho, si algo caracteriza a la obra de Milei no es su vehe‐ mencia contra el estatalismo, sino el copia y pega a econo‐ mistas liberales o de la escue‐ la austriaca (Rothbard, Frie‐ drich Hayek, Ludwig von Mi‐ ses), informes del FMI.
Lo explicó a este periódico otro de los asaltados por Milei,
investigadores latinos o
el físico murciano
cuyas investigacio‐ nes sobre el covid
por el gurú libertario en el libro Pandenomics. "No es que hubiera hecho un refrito, era un párrafos y párrafos copiados, hasta las gráficas generadas por ordenador para mi investi‐ gación. Nueve páginas del li‐ bro de Milei llevaban extractos literales míos. Uno detrás de otro. El plagio cantaba mucho, además, por el lenguaje. Publi‐ qué el artículo en abierto
rao Piñera, ladas completo copia y pega, en la etapa más dura de la pande‐ mia
por motivos divulgativos. Cambié el lenguaje científico por uno más pedagógico, con ejemplos de andar por casa que todo el mundo pudiera en‐ tender.
No pasa nada por citar, pero a Milei no parece gustarle", se‐ gún Guirao Piñera.
Javier Milei durante la campa‐ ña electoral argentina. (EFE) Un intelectual prestado
acaba de publi‐ car un libro sobre el presidente argentino -Milei- en la misma
Milei los copió tal cual. José Benegas
editorial (Deusto) de El camino del libertario. En su ensayo, Benegas advertía sobre el gus‐ to de Milei por pescar en la
"En su propia de‐ fensa [de las
Milei se limitó a llamar‐ se a sí mismo 'divulgador', al‐ go que no se le había ocurrido a ningún plagiador antes, sos‐ teniendo que la obligación de citar a los autores de textos ajenos era sólo para textos académicos. El
reaccionó otorgándole un doctorado honoris causa en
el instituto universita‐ rio creado por Benegas Lynch… Milei no tiene ni por asomo an‐ tecedentes académicos a la al‐ tura de ese honor y, en todo caso, los plagios que se le des‐ cubrieron
de merecer semejan‐ te cosa", escribe en su libro. Pero Milei obtuvo su
y la presidencia argentina. Preguntamos a Benegas sobre el caso. "Lo de los de Milei es inabarcable, de no creer", cuenta Benegas. Benegas da dos ejemplos es‐
obra ajena: plagio], cal ESEADE, sibilidad do… acusaciones de liberalismo lo‐ despejarían toda po‐ doctora‐ plagios
pecialmente sangrantes: 1) "A Milei le pidieron prologar una nueva edición de un conocido libro de economía, 4000 años de controles de precios y sala‐ rios, y plagió el prólogo original del libro… incluido en la nueva edición junto al de Milei. No había que ser ningún genio pa‐ ra darse cuenta de que lo ha‐ bía copiado". 2) "El camino del libertario lo escribió después de que se conocieran sus pri‐ meros plagios. La lógica decía que tendría más cuidado esta vez,
pero no: el libro está reple‐ to de plagios
otra vez". El escritor se pregunta cómo es posible que artículos plagia‐ dos de Milei
como si tal cosa. Apunta a un problema de épo‐ ca: "A los trumpistas les resba‐ la todo".
"Es cuestión de deshonestidad intelectual. Le gusta mucho gritar sus ideas, pero no son suyas"
Pero para entender por qué el escándalo no estalló, hay que atender también al contexto político interno que hizo posi‐ ble el ascenso de Milei. Los plagios se conocieron cuando era solo un candidato emer‐ gente… al que casi nadie daba opciones presidenciales reales. Según Benegas, en ese momento "la figura de Milei le venía bien a todo el mundo", no tocaba desgastarle. cortejó a Milei porque tenía ce‐ los de su delfín y Bull‐ rich pensaba que podía subir‐ se a la ola trumpista de Milei y luego llevarse sus votos. El
por su parte, pensaba que Milei
A todos les salió mal la jugada de alimen‐ tar a Milei".
Benegas no cree que los pla‐ gios sean materia penal o de
sino otra cosa: "El problema es, so‐ bre todo, su
Su incapacidad para