El Confidencial

ETA y el gas pimienta suman para el PNV

- Antonio Casado

En vísperas de la noche electo‐ ral vasca los el gas pimienta y la entrada de ETA en el último tramo de la campaña permiten apostar con poco margen de error por la continuida­d. Es decir, más de lo mismo en la clá‐ sica alianza del PNV con el PSE (bien engrasada ya en ayuntamien­tos y diputacion­es forales), aunque con cambio de cara en la lehendakar­itza

por su profe,

sondeos furtivos, Euskadi: (Imanol Pradales Íñigo Urkullu)

La apuesta no es temeraria an‐ te el cambio generacion­al que se avecina en la política vasca. Aunque los números se resis‐ tiesen finalmente, los escaños del PP acabarían inclinando la balanza hacia el lehendakar­i Pradales para

de poder con Bildu dentro de la ecuación. La previsible repetición de la alianza PNV-PSE también será un factor de en la política nacional. Perecedero, por supuesto. A los socialista­s les bastará con pregonar su

en el table‐ ro vasco y, aunque no lo diga, Sánchez celebrará no verse abocado a

en el muy remoto caso de

ternativa papel determinan­te más impedir una al‐ certidumbr­e desdecirse una vez

que Bildu fuera primera fuerza con ventaja suficiente para

tar a formar gobierno. Javier Aguirre op‐

Sostiene en sus "perritos" digitales que el gas pimienta es el milagrito de

padre fundador del nacionalis­mo vasco, para

de los malos. O sea, los de Bildu, que a últi‐ ma hora han hecho

a la causa del nacionalis­mo de derechas. Sánchez celebrará no verse abocado a desdecirse una vez más en el caso de que Bildu fuera primera fuerza con op‐ ciones de gobernar

Está bien traído en sábado de

bino Arana, tar el 'sorpasso' aportacion­es Sa‐ evi‐ valiosas

reflexión. Gas pimienta para compensar la de Imanol Pradales. Pero eso no es todo. Yo añadiría la tor‐ peza televisada del candidato de Bildu, a la hora de nombrar la obra devas‐ tadora de una banda criminal. La de este personaje con cara de seminarist­a tam‐ bién echa una mano al proba‐ ble salto del remero Pradales al

Eso también explica el último mensaje del líder del PP nacio‐ nal, que ayer en

vino a decir que no hay nacionalis­tas buenos y malos porque todos son separatis‐ tas. Arremetió contra el PNV con la esperanza de frenar a sus votantes más indolentes que en las últimas horas

al cantado cre‐ cimiento de Bildu.

Ya sabíamos que Sánchez vive en contradicc­ión permanente. Lo nuevo es que el PP aparque su aversión a ETA por no en‐ gordar al PNV

Ya sabíamos que Sánchez vive en

Cuenta con Bildu sin dejar de escandaliz­arse porque

Pello Otxandiano, bisoñez falta de carisma Palacio de Ajuria Enea. Núñez Feijóo, Bilbao sentido miedo han contradicc­ión permanente. no lla‐ ma a ETA por su nombre.

Lo nuevo es que el partido que va de alternativ­a de poder a esca‐ la nacional aparca su aversión a ETA por no engordar al La ecuación ha sido verbaliza‐

PNV.

da por el candidato del PP, Ja‐ vier de Andrés, en los siguien‐ tes términos: "El miedo a ETA da votos al PNV".

El y el limitan la uni‐ versalidad de sus

Ambos subordinan las conviccion­es a las convenien‐ cias. Empatan en el tacticismo como método para mejorar su facturació­n en las urnas. Y qui‐ zás también ese ha sido el me‐ dio utilizado por Sabino Arana para hacer el

del PNV. Servidor la da por hecha, aunque la di‐ ferencia en el recuento

PSOE éticos. cuperación milagro de la re‐ a ser muy amplia.

"Nuestra gente no lo soporta‐ ría": PSE y Bildu se dan hasta las municipale­s de 2027 para gobernar

Itziar Reyero En los partidos vascos se abre paso con fuer‐ za la idea de que los primeros pactos llegarán dentro de tres años en los ayuntamien­tos. "Serán puntuales", matizan los socialista­s. "Bildu les enreda‐ rá", asume el PNV

La negativa a calificar de "ban‐ da terrorista" a ETA ha desta‐ pado el rechazo social a la pa‐ sada violencia de aquellos que querían lo mismo que ahora quiere Bildu por otros medios. Así se entendería el

rechazo de esta coalición política,

que seduce electoralm­ente a las nuevas generacion­es, a ajustar cuentas con su

plice de ETA. PP principios no vaya pasado cóm‐

rige la oferta la acepte, y el hol‐ ding tenga que repartirse Na‐ turgy al 50% con Taqa, la inver‐ sión adicional ascendería a 6.000 millones de euros. Si Criteria Caixa iguala el por‐ centaje de capital en manos de Taqa, el gobierno lo tendrá mucho más fácil para aprobar una operación que ya ha gene‐ rado reticencia­s entre su socio de gobierno, Sumar, que ha pe‐ dido que la Sepi (Sociedad Es‐ pañola de Participac­iones In‐ dustriales) entre también en el accionaria­do de Naturgy al igual que ha hecho con Telefó‐ nica tras la operación de la saudí STC para comprar hasta el 10% de la operadora.

¿Quién es TAQA? El gigante emiratí de 86.000 millones que negocia una opa por Naturgy

Carlos Rodríguez La energéti‐ ca, controlada al 90% por el Gobierno de Abu Dabi, capitali‐ za casi 15.000 M más que Iberdrola y su historia arranca en 1998 con la privatizac­ión del sector energético e hídrico

La cuestión tiene también im‐ plicacione­s geopolític­as.

Emi‐ ratos Árabes Unidos se en‐ cuentra en plena escalada di‐ plomática con Argelia, el prin‐ cipal socio gasista de Naturgy. El gasoducto de Medgaz, que conecta África con Europa, es el principal activo estratégic­o energético en suelo español. Emiratos Árabes Unidos, ade‐ más, tienen fuertes lazos eco‐ nómicos y políticos con Ma‐ rruecos, enemigo histórico de Argelia.

El gobierno tiene varias vías para autorizar o bloquear la operación. Directas e indirec‐ tas. Formales e informales. En‐ tre las directas,

sobresale el llamado escudo antiopas,

una herramient­a legal creada du‐ rante la pandemia de COVID para evitar que compañías ex‐ tranjeras adquiriera­n rivales españolas a precio de saldo. Este escudo confiere al go‐ bierno el poder de veto

de toda operación que suponga que un inversor extranjero,

sea comu‐ nitario o no, adquiera más del 10 % de las acciones de una compañía española. La com‐ pra del 40 % de Naturgy caería dentro del perímetro de esta herramient­a.

Por qué Abu Dabi está en gue‐ rra diplomátic­a con Argelia, so‐ cio de Naturgy y clave para Es‐ paña

Ignacio Cembrero La mala re‐ lación entre Argelia y Emiratos Árabes Unidos viene de lejos, pero saltó a la palestra el 10 de enero pasado. La crisis en‐ tre ambos países puede jugar un papel decisivo en la opa de TAQA sobre Naturgy, que re‐ quiere el visto bueno de Mon‐ cloa

Pero también hay mecanismos informales, como ha experi‐ mentado la propia Naturgy,

al ver cómo la mera oposición dialéctica del gobierno tumbó el proyecto Géminis, que pre‐ tendía escindir en dos la com‐ pañía. La idea era crear una unidad con el negocio regula‐ do y otra con el negocio libera‐ lizado. Precisamen­te, el proyecto Gé‐ minis pretendía dar salida de accionaria­do a CVC y GIP, que llevan ya entre seis y ocho años como accionista­s de Na‐ turgy y

están buscando una salida para rentabiliz­ar su in‐ versión.

Si finalmente Criteria Caixa y Taqa se hacen con el 80 % del capital de la compañía, y el in‐ versor australian­o IFM y los ar‐ gelinos no venden tampoco, el capital flotante de Naturgy quedará reducido a su mínima expresión, por lo que los accio‐ nistas y el Consejo deberán decidir si la excluyen totalmen‐ te de bolsa.

La emiratí TAQA negocia una opa por Naturgy, que se dispa‐ ra un 6% al levantarse su sus‐ pensión

Carlos Rodríguez Abu Dhabi National Energy Company con‐ firma que mantiene conversa‐ ciones con Criteria para un po‐ sible pacto de cooperació­n y con CVC y GIP para la adquisi‐ ción de sus acciones Precisamen­te, la escasez de capital flotante ha sido uno de los motivos que

explican el mal comportami­ento bursátil de Naturgy

hasta que surgie‐ ron los tambores de OPA este lunes. La escasa liquidez del valor hizo que la empresa de índices bursátiles MSCI exclu‐ yera a Naturgy de sus indica‐ dores, obligando a todos los fondos de inversión de gestión pasiva, que se dedican a repli‐ car el comportami­ento de los bursátiles, descifran, posicio‐ nes y provocaran fuertes des‐ censos de la cotización. Las acciones de Naturgy

subieron ayer un 0,26%, hasta 22,96 euros por título,

tras ce‐ rrar la semana con un avance de casi el 10%. Esto ha permiti‐ do mitigar hasta el 15% el des‐ censo acumulado en lo que va de 2024, año bursátil que es‐ trenó por encima de los 27 eu‐ ros por título.

inactivida­d en España. Y es que la EPA parece estar subes‐ timando el número real de tra‐ bajadores fijos-discontinu­os tanto porque no recoge la mo‐ dalidad contractua­l del segun‐ do empleo de un trabajador cuanto porque la persona que responde a la encuesta de la EPA (que no siempre es el pro‐ pio trabajador) puede desco‐ nocer la naturaleza exacta de esa relación contractua­l con la empresa. Por eso resulta nece‐ sario reestimar a partir de otras fuentes, como la Mues‐ tra Continua de Vidas Labora‐ les de 2022, las cifras totales de fijos-discontinu­os, así como el subconjunt­o de fijos-discon‐ tinuos en período de inactivi‐ dad.

Y las cifras que, al respecto, al‐ canza Fedea son muy superio‐ res a las que se desprenden de la EPA: había 1,42 millones de trabaja‐ dores fijos discontinu­os en Es‐ paña, de los que 731.000 esta‐ ban en situación de actividad y 753.000 en situación de inacti‐ vidad (aproximada­mente el 53% del total). Si excluyéra‐ mos de los datos anteriores a los fijos discontinu­os en situa‐ ción de inactivida­d que están simultánea­mente trabajando en otro empleo, el stock total de fijos discontinu­os se reduci‐ ría a 1,25 millones y el de fijos discontinu­os en situación de inactivida­d (que no han traba‐ jado en ningún sitio a pesar de contar con un contrato fijo dis‐ continuo) se ubicaría en 518.000 (el 41% del total). En ambos casos,

en diciembre de 2022, cuantías muy alejadas de las presentada­s

por el Gobierno cuando nos re‐ pite que, según la EPA, hay 55.300 fijos discontinu­os en situación de inactivida­d (omi‐ tiendo que ni siquiera la defini‐ ción de inactivida­d de la EPA coincide con la de no haber es‐ tado trabajando estacional‐ mente para la empresa), pero no tan alejadas de las que el propio Gobierno ha remitido al Senado cuando informó que, en diciembre de 2022, había 443.078 personas inscritas co‐ mo demandante­s de empleo y que no habían sido compu‐ tadas como parados por ser fi‐ jos discontinu­os en período de inactivida­d.

Contratos fijos-discontinu­os: ¿es diferente el ERTE? ¿Se les puede despedir?

EC Al ser un tipo de contrato diferente al habitual, la mayo‐ ría de personas no sabe qué diferencia­s tiene con respecto a los problemas que suele ge‐ nerar el covid

Por eso resulta tan sorpren‐ dente, y vergonzoso a la vez, que el secretario de Estado de Trabajo, Joaquín Pérez Rey, ha‐ ya recibido este informe, que él mismo debería haberse preocupado por elaborar den‐ tro del Ministerio para obtener una imagen completa sobre los efectos de la reforma labo‐ ral de 2021, con las siguientes palabras: "Fedea, de la mano del PP, vuelve a cuestionar los datos de fijos discontinu­os inactivos publicados por la EPA. Parece que para algunos las buenas noticias en el em‐ pleo son malas noticias para sus intereses políticos". Más bien parece que los in‐ cuestionab­les intereses políti‐ cos del secretario de Estado de Trabajo le llevan a querer instrument­alizar propagandí­s‐ ticamente cualquier dato de empleo y, por eso, ha de politi‐ zar lo que debería ser una cuestión meramente técnica: la medición, tan rigurosa como resulte posible, de la cantidad de fijos discontinu­os en perío‐ do de inactivida­d. Si esa medi‐ ción rigurosa reduce, aunque sea un poco, el grado de apro‐ vechamient­o propagandí­stico que pueda efectuar de los da‐ tos de empleo, entonces habrá que descartar el rigor en aras de la propaganda. Pero de ese modo solo nos tapamos los ojos para ser atufados por el incienso. Y la ceguera y el em‐ belesamien­to autoinduci­do no son las mejores guías para adoptar políticas públicas.

riodo, la mayoría de las accio‐ nes de la compañía debían es‐ tar en manos españolas. Nacionaliz­ación del capital Después de un largo periodo de enfrentami­entos y negocia‐ ciones, el régimen llegaría a un acuerdo con ITT, plasmado en el BOE del 16 de abril de 1945, para la adquisició­n por parte del Estado de casi el 80% del capital de CTNE por

un monto de 637,3 millones de pesetas.

De esta manera se abriría una larga época de predominio pú‐ blico en el capital de Telefóni‐ ca (que, sin embargo, seguiría operando como empresa pri‐ vada, sin dependenci­a de los presupuest­os estatales) que se mantendría hasta la venta por parte de la SEPI de su par‐ ticipación, en varias etapas a lo largo de la década de 1990, en plena ola de liberaliza­ción de la economía (para enton‐ ces, el peso público en el capi‐ tal

se había diluido a poco más del 30%,

tras las amplia‐ ciones de capital ejecutadas por la compañía en las déca‐ das anteriores).

A partir de entonces son nom‐ bres de grandes grupos priva‐ dos, pasando por las principale­s fir‐ mas de inversión internacio­na‐ les, los que han copado las po‐ siciones más relevantes en el capital de una operadora que, bajo la dirección de Juan Villa‐ longa, César Alierta 2016, José María Álvarez-Pa‐ llete, y en paralelo a la pérdida del monopolio de las teleco‐ municacion­es en España, lo‐

desde La Caixa a BBVA, y, desde

graría situarse, en torno al cambio de siglo, como uno de los principale­s actores del sec‐ tor a nivel internacio­nal, con posiciones relevantes en Reino Unido, Alemania, Brasil y casi la totalidad de Latinoamér­ica.

Nuestra Historia, a través del listín telefónico: "Hay meses que me dejo el salario en guías"

Fran Pastor Antonio Teruel, un periodista de Alicante, atesora miles de listines telefónico­s. Con ellos, traza los cambios demográfic­os, sociales y eco‐ nómicos que ha habido en Es‐ paña

La lucha actual por la primacía en el accionaria­do de Telefóni‐ ca representa un intento por hacerse fuerte en un grupo que factura más de 40.000 mi‐ llones al año

y que suma acti‐ vos por un valor superior a los 104.000 millones.

Pero la po‐ tencia estratégic­a de la com‐ pañía se explica, más allá de estos números, en los activos bajo su control.

A lo largo de este siglo, el con‐ trol de las comunicaci­ones ha sido un arma poderosa que ex‐ plica, en gran medida, el inter‐ és de los distintos regímenes bajo los que ha operado Tele‐ fónica por poner el grupo bajo su órbita. Esta importanci­a, le‐ jos de decrecer con el paso del tiempo, se ha vuelto aún más relevante con la llegada de nuevos estándares de comuni‐ cación, como el 5G, y el poten‐ cial asociado al denominado Internet de las Cosas.

Bajo este prisma, las infraes‐

tructuras comunicati­vas acu‐ muladas por Telefónica a lo largo de los años, con

una de las redes de fibra más exten‐ sas

a escala internacio­nal, así como una amplia red de ca‐ bles submarinos (agrupados en su filial Telxius), se han con‐ vertido en arma poderosa que le garantizan seguir ocupando un papel esencial en el desa‐ rrollo económico de España en los próximos años. Azaña descubrió, hace 90 años, que la lucha por el con‐ trol de Telefónica (entonces, CTNE)

Hoy, la fuerza estraté‐ gica que rodea al grupo resulta aún más obvia que entonces y sigue motivando luchas inten‐ sas por arañar la mayor cuota posible de poder.

poder". era "una cuestión de

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EFE

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