La campaña de
El demócrata ha vuelto a la Casa Blanca.
lo cual sería ilegal bajo la actual Constitu‐ ción, sino como consejero aúli‐ co de necesitado de la magia 'obamiana' para vencer por segunda vez a Do‐ nald Trump. Una tarea que, a la luz de los sondeos, se antoja un poco más difícil que hace cuatro años.
Un viernes de finales de marzo, el expresidente se reunió con Biden en el comedor familiar de la mansión donde residió entre 2009 y 2017. El viejo tán‐ dem intercambió bromas y se puso al día de los asuntos pro‐ pios, pero el motivo de la reunión, según reconstruyó la CNN, no era de carácter perso‐ nal. Obama estaba allí como consejero. Y acudió
Joe Biden, con quie‐ nes habían sido sus más estre‐ chos colaboradores.
El primer presidente afroameri‐ cano de la historia lleva meses advirtiendo de que las eleccio‐ nes presidenciales de este año van a ser
cual requiere que to‐ dos los demócratas de Esta‐ dos Unidos arrimen el hombro.
tadas, lo increíblemente ajus‐ "Tenemos que hacer aún más,
pero eso solo pasará si reno‐ vamos a Joe y a Kamala en la Casa Blanca en noviembre", di‐ jo Obama en un vídeo conme‐ morativo de la Ley de Cuidado Asequible, conocida coloquial‐ mente como "Obamacare", du‐ rante otra visita al palacio de gobierno de la Avenida Pensil‐ vania. "Tenemos que seguir trabajando".
Según el portal Axios, ahora mismo hay siete anuncios de‐ mócratas circulando por las re‐ des sociales en los que Biden y Obama explotan esa química de "extraña pareja" que floreció en el segundo mandato del afroamericano. Por un lado, el sereno y espigado intelectual, la antaño joven sonrisa del fu‐ turo demócrata; por otro, la campechanía del veterano Bi‐ den, la sal de la tierra de la po‐ lítica estadounidense. Una combinación política que pue‐ de volver a dar frutos el próxi‐ mo noviembre.
El triple de dinero que Trump: la gran ventaja financiera de la campaña de Joe Biden
Argemino Barro. Nueva York A poco más de seis meses de la cita de noviembre, el candida‐ to republicano, Donald Trump, está muy por detrás de su rival demócrata en el aspecto finan‐ ciero. Muy muy por detrás "Algunas cosas simplemente van juntas. Como yo y Joe", di‐ ce Obama en uno de los anun‐ cios. "Un helado y un caluroso día de verano. Un fuerte equi‐ po de base y una campaña vic‐ toriosa", explica, a su izquier‐ da, Joe Biden.
"Chicos, real‐ mente necesitamos que estéis
¿Aportaréis [dinero]?".
El objetivo es continuar repro‐ duciendo la estelar reunión producida hace un mes en el fastuoso Radio City Music Hall de Nueva York, en el que Bi‐ den, Obama y Bill Clinton logra‐ ron
recaudar 26 millones de dólares.
Una cifra estelar, so‐ bre todo si se compara con los débiles números que, de mo‐ mento, muestra la campaña de Trump.
Uno de los aspectos de este año electoral que más preocu‐ pan a Biden es su aparente pérdida de tirón entre latinos y afroamericanos. Si bien los sondeos siguen dando a los demócratas una clara ventaja mitirse el lujo de perder ni un milímetro de espacio. Los lati‐ nos y los afroamericanos es‐ tán muy presentes en estados clave como Nevada, Arizona o Georgia, donde Biden ganó en 2020 por un margen finito co‐ mo una página de Biblia. De ahí la necesidad de que Oba‐ ma vuelva a insuflar un poco de entusiasmo en estos gru‐ pos minoritarios.
Pese a que la pareja estuvo ocho años trabajando codo con codo y proyecta una cor‐ dial amistad,
ración tan no es una colabo‐ obvia como podría
en 2012. En aquella época, el presidente afroamericano ig‐ noró los tejidos burocráticos y estatales del Partido Demócra‐ ta para montárselo por su cuenta: una cruzada de tintes personalistas alimentada por el fenómeno de masas forjado cuatro años antes.
Obama no necesitaba apoyos orgánicos.
Le bastaban sus huestes. Bi‐ den, en cambio, tiene una cam‐ paña ordenada y bucrocrática, dependiente del Comité Nacio‐ nal Demócrata y de las estruc‐