El Confidencial

Dice ser exprofesor del IE y presume de Ferraris. Ahora le acusan de estafar a emprendedo­res

- Manuel Ángel Méndez

"Ha llevado un tiempo, pero ese chico malo por fin está fuera". El chico malo no es una persona, es en realidad un fla‐ mante Ferrari 296 GTB que se habría comprado Robin John, un emprendedo­r de origen in‐ dio afincado en Madrid, exalumno y antiguo profesor del Instituto de Empresa y fun‐ dador de una tecnológic­a lla‐ mada Junto a las lla‐ ves y el volante del deportivo, exhibe su Rolex. "A solo 60 días de firmar mi apartament­o en el Burj Khalifa", dice en otro mensaje en Instagram bajo una imponente foto del edificio más alto del mundo, ubicado en Dubái. Robin se presenta a sí mismo como un triunfador de los negocios. De "0 a 10 mi‐ llones en 5 años", reza en su perfil de LinkedIn. Su historia real, sin embargo, parece ser otra. Una querella presentada contra él por supuesta estafa

Infrolabs. ha destapado ahora un regue‐ ro de presuntos damnificad­os,

desde el propio Instituto de Empresa, a varios emprende‐ dores españoles y altos directi‐ vos internacio­nales. Nacido en la India, el pasado reciente de Robin es muy pare‐ cido al de muchos jóvenes ex‐ tranjeros que llegan a España atraídos por las prestigios­as escuelas de negocio y el sue‐ ño de arrancar una meteórica carrera empresaria­l. Robin era uno de ellos. Licenciado en fí‐ sica en la India, se trasladó a vivir a Madrid en 2016 con 22 años para cursar un máster en gestión empresaria­l en el Insti‐ tuto de Empresa (IE). Ya había creado y vendido una startup en su país natal, Sparc Roboti‐ cs y, mientras estudió en el IE, montó otras dos, Dronything y Skyway.

Al finalizar el máster, dio otro salto clave, inpartió algunas clases en el IE y, a la vez, mon‐ tó otra tecnológic­a, Infrolabs.

"Dos empresas vendidas y ca‐ da vez más fuerte".

Es su lema de cabecera en LinkedIn, junto a una foto suya apoyado en un Porche Spyder dorado. Según una querella a la que ha tenido acceso este diario, buena par‐ te de esa historia de éxito ful‐ minante podría ser pura fanta‐ sía.

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Manuel Ángel Méndez La star‐ tup egoGames logró conven‐ cer a algunas de las mayores fortunas del país de invertir en el proyecto. Ahora, uno de sus fundadores se enfrenta a posi‐ bles acciones legales La querella, registrada el 18 de marzo y admitida a trámite el pasado 15 de abril, la presenta un directivo internacio­nal es‐ pañol que asegura haber perdi‐ do más de medio millón de eu‐ ros a manos de Robin. La de‐ fensa de este directivo la ha asumido uno de los abogados penalistas más prestigios­os del país, el exjuez de la Audien‐ cia Nacional José Antonio Choclán, famoso por defender a Cristiano Ronaldo o a perso‐ nalidades implicadas en casos de corrupción, como Cristina Cifuentes en el 'caso máster', Francisco Correa en la trama Gürtel o, ahora, al comisionis­ta Víctor de Aldama en el 'caso Koldo'.

El directivo supuestame­nte es‐ tafado explica en la querella cómo Robin usó su condición de exprofesor y exalumno del IE para generar confianza, con‐ tactos y abrir puertas. "Se pre‐ sentaba como antiguo docen‐ te del IE, un gurú tecnológic­o cuyas empresas ya tenían cientos de clientes. Usaba a varias personas de su entorno para validar su mensaje, ase‐ gurando que Infrolabs tenía decenas de empleados y fac‐ turaba más de 2 millones de euros al año con un margen de más del 40% anual. En reali‐ dad, no todo era cierto", expli‐ can fuentes jurídicas consulta‐ das conocedora­s del caso. Robin y este directivo llegaron a un acuerdo para montar un fondo de inversión en startups para el que el segundo aportó varios cientos de miles de eu‐ ros. Todo iba bien mientras los desembolso­s del directivo fluían en dirección a Robin. La relación dio un giro drástico cuando el socio de Robin deci‐ dió acudir al IE para contratar a antiguos alumnos de máster y programas MBA. Se enteró entonces de algo que le dejó en shock: según el querellant­e, la escuela de negocios había bloqueado cualquier correo, empresa o persona que tuviera relación con Robin o sus nego‐ cios.

Robin John (izquierda), junto a dos empleados de Infrolabs. El directivo empezó a investi‐ gar, y confirmó que había otros emprendedo­res afectados. A uno de ellos, presuntame­nte Robin podría haber estafado más de un millón de euros. Además, según el querellant­e, la mayoría de los proyectos que anunciaba en la web de In‐ frolabs como propios pertene‐ cían a una startup tecnológic­a con sede en Armenia. El Instituto de Empresa ha con‐ firmado a El Confidenci­al que Robin "nunca ha sido profesor de nuestra institució­n. Dio al‐ gunas sesiones de 2019 a 2021 y en esa fecha decidimos no volver a trabajar con él por las amenazas, el comporta‐ miento agresivo y las difama‐ ciones que difundía en redes sociales hacia miembros de nuestra institució­n", explica por escrito un portavoz. Según el IE, Robin sí fue alumno de la escuela de negocios, pero nun‐ ca profesor asociado, pese a que eso es justo lo que indica él en su perfil de LinkedIn, don‐ de asegura que primero fue mentor en el "laboratori­o de startups" del IE y luego "profe‐ sor asociado" entre 2019 y 2021.

"Nunca ha sido profesor del IE. Decidimos no volver a trabajar con él por las amenazas que difundía hacia miembros de nuestra institució­n" "Reiteramos que nunca ha sido profesor del IE. Robin, además, ha reanudado las amenazas, por lo que en la actualidad el tema está en manos de nues‐ tros abogados", señalan un portavoz de la institució­n. El Confidenci­al ha tenido acceso a varios mensajes privados en‐ viados por Robin a personal del Instituto de Empresa que corroborar­ían las afirmacion­es del IE.

"Es un señor un poco tonto" Contactado por este diario, Ro‐ bin asegura no haber recibido ninguna notificaci­ón de quere‐ lla. Sobre su antiguo socio, asegura que se trata de un "cliente" con el que había llega‐ do a un acuerdo para desarro‐ llar una aplicación inmobiliar­ia para él.

"No fue bien porque esta persona tiene problemas mentales.

Insultó a mis em‐ pleados y contó a todo el mun‐ do versiones falsas sobre mí. Tengo, como mínimo, 50 testi‐ gos de que esta persona es inestable y ha contactado a unos 20 clientes nuestros con‐ tando falsedades. Eso nos ha hecho perder unos 3 millones. Es un señor, digamos, un poco tonto. Pero no quiero contar más, mis abogados y yo esta‐ mos preparando una querella contra él y su familia. Tres querellas por separado por in‐ jurias", explica.

La querella presentada, en la que el titular del Juzgado de Instrucció­n número 1 de Ma‐ drid, Pedro López Jiménez, ha fijado ya para el 16 de mayo la declaració­n de Robin y dos de sus colaborado­res, es solo la primera acción judicial de otras que pueden llegar. Fuen‐ tes jurídicas han confirmado a este diario la existencia de al menos otro emprendedo­r su‐ puestament­e estafado, que ha‐ bría perdido más de un millón de euros. Involucra a varios miembros de una adinerada familia madrileña que monta‐ ron una startup y requiriero­n los servicios de Robin para el desarrollo de una aplicación. La forma en la que se conocie‐ ron fue muy similar a la del so‐ cio de Robin que ha presenta‐ do ahora la querella, a través de la red de contactos del Ins‐ tituto de Empresa. "Robin aseguraba tener en plantilla un equipo de desarro‐ lladores de software muy cua‐ lificados ubicados en India. El problema es que, el trabajo que realizaban era inservible y siempre incumplían plazos. Es‐ ta compañía le estuvo pagan‐ do unos 40.000 euros al mes durante casi dos años

con la

esperanza de que acabarían cumpliendo lo firmado, pero tuvieron que tirar todo el traba‐ jo a la basura. Al final, se die‐ ron cuenta de que en realidad les estaba engañando", expli‐ can fuentes jurídicas conoce‐ doras de este caso.

En esta startup ha invertido un conocido directivo internacio‐ nal afincado Madrid con la‐ zos en el negocio del fútbol in‐ ternaciona­l. Este diario ha ac‐ cedido a emails y comunica‐ ciones entre Robin, este direc‐ tivo y diversos empleados de la startup en los que se acu‐ san mutuamente de incumpli‐ miento de contrato. "El em‐ prendedor y sus inversores se han planteado varias veces querellars­e, pero hay dos pro‐ blemas. No es tan fácil demos‐ trar que has sido estafado

no quieren que to‐ do el mundo se entere

sobre todo, en y, de que han perdido un millón de esta

forma. Para ellos, mantener su imagen vale más que ese dine‐ ro", explica una fuente conoce‐ dora de la situación.

No son los únicos damnifica‐ dos por este supuesto exprofe‐ sor del IE. El Confidenci­al ha confirmado la existencia de una con‐ tra Robin John (con juicio ya señalado para 2026) y otra querella, esta por difamación, registrada pero aún no admiti‐ da a trámite. La demandante, una empresa madrileña de pu‐ blicidad, fue contratada por Robin para desplegar anuncios de Infrolabs en dos mupis en la capital. Cerraron un contrato anual por valor de más de 8.000 euros, pero, a los dos meses, Robin dejó de pagar aduciendo que "la publicidad no funcionaba y la empresa era un engaño", explican fuen‐ tes jurídicas conocedora­s del caso. Robin, supuestame­nte, envió además emails a varios clientes de la firma "aseguran‐

demanda por impago

do que su fundador era un es‐ tafador", motivo por el cual ha recibido una querella por inju‐ rias, aun en fase de admisión. "Mañana te denunciaré a la Po‐ licía"

El caso más surrealist­a de pre‐ suntos afectados por la trayec‐ toria de Robin es quizás el de Grigori Jlavyan, fundador y consejero delegado de Addevi‐ ce, una empresa de desarrollo de aplicacion­es con sede en Armenia constituid­a en 2013. "¿Que cómo conocí a Robin? Yo no lo he visto en mi vida. Ni sabía que este señor existía", explica Grigori estupefact­o a través de una videollama­da. "Esta llamada me parece un poco estafa. Todo esto que me cuentas es raro, no puede ser cierto"

Cuenta cómo un día alguien le avisó de que una startup con sede en Madrid llamada Infro‐ labs había copiado buena par‐ te de la cartera de clientes de Addevice

y la había plantado

en su web como si fueran pro‐ yectos propios. Ahora mismo, de los 14 proyectos que Robin asegura haber desarrolla­do pa‐ ra clientes, 9 son en realidad contratos firmados por Addevi‐ ce con empresas clientes, dice Jlavyan.

"La página de Infrolabs se creó hace 8 o 9 meses. Hemos comprobado que apenas tiene tráfico orgánico y, de repente, aparece con 10 o 14 proyectos de la nada. Nos ha copiado ca‐ si todo", explica Grigori. Asegu‐ ra que iban a querellars­e con‐ tra Robin, pero al enterarse de la existencia de otro proceso abierto contra él, ha decidido aportar a esa querella una de‐ claración jurada, con todos los contratos y documentac­ión fir‐ mada que certifican que su empresa, y no la de Robin, son los dueños de esos proyectos. "Vamos a esperar

Dependiend­o de eso, nos platearemo­s o no otra estrategia", dice Grigori.

va esta vía. a ver cómo

Preguntado por el veto del IE y sus afirmacion­es sobre "ame‐ nazas" y "comportami­ento agresivo", por la supuesta esta‐ fa de más de un millón de eu‐ ros al otro emprendedo­r afin‐ cado en Madrid y a su inversor internacio­nal, por la demanda de impago y la querella adicio‐ nal, y por el supuesto plagio a Addevice, Robin corta la con‐ versación.

"Esta llamada me parece un poco estafa.

Todo esto que me cuentas es muy raro, no puede ser cierto. Ten‐ go todas las facturas con el IE. Mándame el número de tu di‐ rector y el de tu abogado". Veinticuat­ro horas después, se despide con este mensaje por WhatsApp. "El director no ha confirmado la comunicaci­ón. Si no tengo la confirmaci­ón y es una comunicaci­ón falsa, mañana denunciaré tu número a la Policía".

empezar, los medios que con‐ sidera desafectos. Se refiere en concreto a dos de ellos. ¿Por ser, como él dice, ultrade‐ rechistas? No nos hagas reír, Pedro. El Confidenci­al se ha ganado el honor del señala‐ miento presidenci­al por publi‐ car informació­n veraz sobre las actividade­s de Begoña Gó‐ mez, que resulta ser la mujer del presidente del Gobierno -lo que, por sí mismo, confiere a la informació­n un indudable inte‐ rés público-. Subrayo:

informa‐ ciones, no acusacione­s.

No se encontrará en este medio nada que no sea un relato de he‐ chos contrastad­os y respalda‐ dos documental­mente. En es‐ ta casa se sabe de sobra lo que en la Moncloa se ignora: que las imputacion­es delicti‐ vas

correspond­en exclusiva‐ mente a los jueces.

Por cierto, en el relato de los hechos no se han incluido las amenazas que nuestros direc‐ tivos han recibido

en las últi‐ mas semanas, de viva voz,

por parte de altos responsabl­es de la presidenci­a del Gobierno.

El falso honor herido de Pedro Sánchez

Javier Caraballo Cuando al‐ guien quiere dimitir, más aún cuando se trata de un jefe de Gobierno, lo que no hace nun‐ ca es anunciarlo por carta cua‐ tro días antes

No nos engañamos: El Confi‐ dencial es un medio importan‐ te, pero no tanto como 'The New York Times' y 'The Wa‐ shington Post' cuando Donald Trump también los señaló co‐ mo la anti-América

en térmi‐ nos similares a los usados por Sánchez.

Es obvio que no se trata solo de amedrentar a es‐ te periódico, sino de lanzar

una advertenci­a terminante a toda la galaxia mediática.

Al parecer, los medios informati‐ vos tienen cinco días de plazo para decidir de qué lado de la trinchera se sitúan. La única respuesta honorable a esa conminació­n es no escucharla y

seguir practicand­o el perio‐ dismo libre y no mercenario.

El segundo enemigo, infinita‐ mente más peligroso, es el Po‐ der Judicial, con el que Sán‐ chez mantiene un contencios­o permanente desde que decidió asociarse a los responsabl­es de la insurrecci­ón institucio­nal de 2017 en Cataluña. El rasgo común de todos los gobiernos populistas del planeta es su afán de someter a los medios y a los jueces, y este no se pri‐ va de ninguna de las dos co‐ sas.

El factor desencaden­ante de la carta furiosa del presidente ha sido que

un juez de instrucció­n ha abierto diligencia­s previas

en torno a la actuación de su señora. Me apresuro a enfati‐ zar que “diligencia­s previas” no significa

nada en términos de culpabilid­ad.

Begoña Gó‐ mez tiene tanto derecho a go‐ zar de la presunción de inocen‐ cia como cualquier otro ciuda‐ dano español, y haría bien la oposición si se contuviera a la hora de dar por hechos delitos que, por el momento, nadie ha probado.

El órdago infantil del narcisista

Rubén Amón Sánchez amena‐ za con irse para quedarse, lle‐ vando al extremo un ejercicio de victimismo con el que pre‐ tende aglutinar el fervor plebis‐ citario de sus partidario­s Se comprende que resulta su‐ mamente enojoso para un pri‐ mer ministro pasar meses con su cónyuge sometida a una in‐ vestigació­n judicial por cosas tan feas como tráfico de in‐ fluencias y corrupción en el ámbito privado. Especialme­nte tratándose de un presidente que no ha vacilado en

decapi‐ tar a estrechos colaborado­res por mucho menos

que eso y que tiene por costumbre piso‐ tear sistemátic­amente la pre‐ sunción de inocencia de sus adversario­s. Precisamen­te por eso, estaría justificad­o que la reflexión que Sánchez anuncia sobre su permanenci­a en el cargo fuera sincera. Pero a es‐ tas alturas el personaje es de‐ masiado conocido como para albergar cualquier ilusión al respecto. Y si alguien dudara,

el tono desafiante de su escri‐ to desengaña

a los biempen‐ santes más pertinaces. Hoy nadie en España piensa que Pedro Sánchez esté pen‐ sando seriamente en dejar el poder.

Más bien se espera (él espera) la escenifica­ción de

una irracional oleada aclama‐ toria acompañada de un dilu‐ vio de injurias contra los infie‐ les; y, a partir del lunes, un

nue‐ vo salto en la confrontac­ión cainita

que ha convertido la política española en un mula‐ dar.

No soy yo quién para prejuzgar si Begoña Gómez cometió o no algún delito, ni siquiera si su comportami­ento fue ética‐ mente dudoso o estéticame­n‐ te impropio de la mujer del pre‐ sidente del Gobierno. Pero de algo estoy seguro: aunque to‐ do se demostrara judicialme­n‐ te, lo que a ella se le imputa es de menor cuantía en compara‐ ción con

la vesania cismática de su marido,

dominado por un apetito desordenad­o de po‐ der cuya calificaci­ón clínica correspond­e a otros especia‐ listas y dispuesto a provocar que

el único medio siglo de convivenci­a civilizada

del que hemos disfrutado los españo‐ les sea un paréntesis en nues‐ tra historia.

En todo caso,

me como mi som‐

te el lunes, brero. si Sánchez dimi‐

 ?? ?? Externa
Externa

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