El 'baby shower' de Pedro Sánchez
Nada se sabe de cómo hará el anuncio el presidente Sánchez de su decisión, después de darle cinco días al país para re‐ flexionar cómo sería la vida sin él. Por si aceptara propuestas, aquí va una. Aunque antes conviene recordar cómo fue la primera puesta en escena, allá por 2015, cuando se proclamó por primera vez candidato so‐ cialista a la presidencia del Go‐ bierno. Salió ante una bandera de España gigante en un esce‐ nario en el que solo le acom‐ pañaba Begoña Gómez. Su mujer fue la única que subió a darle un abrazo al final de su discurso, la única con la que compartió protagonismo aquel día. Entonces su equipo expli‐ caba aquella puesta en escena a la americana diciendo que es que su mujer era "muy impor‐ tante" en la vida de Sánchez. Seguramente no imaginaban cuánto.
Nueve años, cinco elecciones generales y seis años como presidente después, en estas horas cruciales en las que ru‐ mia qué hará el lunes, cuando salga a anunciar si se queda o si se va, su equipo también es‐ tá en un segundo plano. O ter‐ cero. Nadie sabe qué hará. So‐ lo quiere estar con su familia. No se reunió con su equipo ni con su gobierno para anunciar que publicaría aquella carta de amor a su mujer que también era un "tenemos que hablar" a España. Y mientras el presi‐ dente reflexiona sobre si le merecemos la pena, los minis‐ tros andan a tientas, palpándo‐ se a ver si esto está o no pa‐ sando de verdad. Ante la impo‐ sibilidad de saber qué pasará después, andan todos lanzán‐ dole mensajes de apoyo, a ca‐ da cual más cursi, a través de las ondas a ver si les escucha. El lunes sabremos si es niño o niña. Si es niño, seguirá de pre‐ sidente. Si es niña, se irá y nombrará sucesor o sucesora.
Si el lunes Sánchez anunciara su dimisión, el Gobierno que‐ daría en funciones hasta que el Rey hiciera una nueva ronda de consultas y el candidato es‐ cogido se sometiera a una in‐ vestidura. Podríamos tener en‐ tre tanto la primera presidenta del Gobierno de España. Toma golpe de efecto. La vicepresi‐ denta primera y vicesecretaria del PSOE, María Jesús Monte‐ ro, es una de las favoritas en las quinielas.
Tampoco la vice‐ presidenta Teresa Ribera está
descartada. Descartado, des‐ cartado, no tenemos nada de momento. Es lo que tiene dejar al país cinco días reflexionan‐ do, que entre tanta incertidum‐ bre nos va a dar un empacho de memes e hipótesis. Cuanto más tiempo pasa el presidente en stand-by, más di‐ fícil es imaginarse que se que‐ da. Cinco días amagando con irse es tiempo de sobra para caer en la cuenta de que nadie es imprescindible. Y eso daña mucho un liderazgo. No es fá‐ cil tampoco imaginar que se vaya. ¿Cómo va a dimitir el creador del Manual de Resis‐ tencia? No solo sería dimitir del cargo, también del perso‐ naje.
"Cinco días amagando con irse es tiempo de sobra para caer en la cuenta de que nadie es imprescindible"
El desconcierto es total. Esto sí que es un cliffhanger, uno de esos recursos narrativos que dejan al protagonista en una situación extrema para gene‐ rar tensión psicológica en el espectador y aumentar el deseo de que llegue el siguien‐ te capítulo.
Y ahí nos tiene Sánchez hasta el lunes.
Conte‐ niendo la respiración mientras reflexiona colgado del acanti‐ lado por decisión propia. Por eso el lunes es de esperar una puesta en escena especial para saber si Pedro Sánchez va a seguir siendo o no presi‐ dente del Gobierno. Estaría bien que apareciera junto a Be‐ goña Gómez a anunciarlo. Al fin y al cabo, parece la única con la que está consultando
la situación ju‐ dicial de su mujer la que sor‐ prendentemente lo ha precipi‐ tado todo; y con ella fue con quien se presentó por primera vez como candidato.
La investigación de El Confi‐ dencial sobre Begoña Gómez: los hechos que ni siquiera ella niega
Alejandro Requeijo Las exclu‐ sivas de este periódico desve‐ laron contactos con un empre‐ sario del 'caso Koldo' y el res‐ ponsable de Globalia, rescata‐ da por el Gobierno, y su apoyo a un empresario afín para lo‐ grar contratos públicos millo‐ narios
Así que allá va la propuesta para la puesta en escena final del presidente. Ya que les pega todo dar la noticia en pareja, qué mejor que hacerlo con uno esos gender reveal que están tan de moda ahora. Es como un baby shower, pero para anunciarle al mundo el sexo del bebé.
A veces las parejas
alquilan avionetas que cubren el cielo de azul o rosa o explo‐ tan globos, o parten una tarta gigante a ver de qué color es por dentro. Elija su propia hor‐ terada. En vez de ir al progra‐ ma de La pija y la quinqui, co‐ mo en la campaña del 23J, es‐ ta vez al presidente le pegaría más ir al pódcast de Dulceida. Pronto sabremos qué ha deci‐ dido el presidente. Si será niño o niña. Anunciarlo junto a su mujer y con una avioneta ti‐ ñendo La Moncloa de rosa o azul puede parecerle al lector,
además de tremendamente cursi, poco serio.
Efectivamen‐ te lo es. Como tampoco es se‐ rio tener al país cinco días es‐ perando, al Gobierno incomu‐ nicado y a su partido en shock, mientras sigue colgado del acantilado. La decisión será personal, la trascendencia no puede ser más pública. El lu‐ nes estamos todos invitados.