Ferraz, tan cerca de la plaza de Oriente
No hay mucha distancia entre la sede socialista en la madri‐ leña y esa plaza de Oriente donde otrora el ge‐ neral Franco colmó sus
para re‐ forzarse en su cruzada contra la conspiración judeo-masóni‐ ca.
Ahora se trata de la
calle de Ferraz ciones plebiscitarias tenta‐ galaxia de‐ rechista-ultraderechista que, Pedro Sánchez,
según amena‐ za el futuro de las democra‐ cias occidentales en colabora‐ ción con una demoníaca cons‐ telación de medios entre los que, me temo, se encuentra El Confidencial.
Claro que no soy idiota. Sánchez es una creatura de la democracia y Franco fue un dictador de amarga memoria. Me apremia la matización antes de ser de‐ nostado por hacer compara‐ ciones odiosas. Así que nada que ver, quede claro, en cuanto a la
Sin embargo, la tentación ple‐ biscitaria en el ejercicio del po‐ der es
Los socialistas van a reventar las costuras de la calle Ferraz, menos preparada que la plaza de Oriente para una masiva muestra de adhesiones
Los socialistas van a reventar hoy las costuras de la calle Fe‐
legitimidad de origen. la misma.
rraz, menos preparada que la plaza de Oriente para una
ma‐ siva muestra de adhesiones
in‐ quebrantables. Bastarán las calles aledañas para poner al día aquel la inolvidable viñeta de Ramón publicada en la portada de Hermano Lobo unos meses antes de la muerte del autócra‐ ta.
El presidente del Gobierno, que se ha tomado unos para retirarse al rincón de pen‐ sar con su esposa, ha persona‐ lizado el dilema: "Yo o el caos". Es el mensaje escondido bajo la de su rela‐ to epistolar del miércoles pa‐ sado ("Carta a la ciudadanía").
"nosotros o el caos", línea de flotación días libres
A elegir entre la coalición de intereses que "no aceptan el veredicto de las urnas" y la "op‐ ción progresista que yo repre‐ sento".
Dimitir o no dimitir. La duda le retrata como un gobernante que subordina el mandato del pueblo soberano al estado de ánimo de su esposa
Pero a estas horas nadie sabe -ni él, dicen sus allegados- si está dispuesto a seguir repre‐ sentando esa opción. Eso le retrata como un gobernante que subordina el mandato del pueblo soberano al estado de ánimo de su pareja. Hasta el punto de rumiar la idea de que
afron‐ tar la operación de acoso y de‐ rribo que, según él, quiere ha‐ cerle en lo político y en lo personal (¿Acaso al Go‐ bierno para defenderse de la inmoralidad o la ilegalidad de los medios uti‐ lizados por sus adversarios políticos?)
Así llegamos asunto. esa es la cuestión. Renunciar por amor a su mujer o seguir por el clamor de sus seguido‐ res que le gritan en la calle Fe‐ rraz y en otros puntos de Espa‐ ña:
Mi impresión es que con esa
Sánchez se pone una soga al cuello. Lo di‐ go porque el solo
tal vez no valga la pena desfallecer le faltan medios al fondo del Dimitir o no dimitir, "¡¡¡Pedro, no te vayas!!!" duda existencial culebrón
puede acabar de una de esas dos maneras y las dos son malas.
Socios de Sánchez contem‐ plan con vértigo la salida in‐ mediata del presidente: "No ve‐ mos otra opción"
Itziar Reyero Todos sus alia‐ dos, salvo Puigdemont, han sa‐ lido en defensa del líder socia‐ lista ante el temor por el colap‐ so real de la legislatura. Detrás del cierre de filas oficial, en cambio, hay quien cree que responde a una estrategia "electoralista"
A saber:
Si renuncia quedará como un
solo porque a su querida esposa la investigan en sede judicial, ge‐ nerando un peligroso elemento de e incumplien‐ do el mandato recibido en las urnas.
Y si decide seguir -con cues‐ tión de confianza o sin ella-, cargará con el sambenito de haber tomado a los españoles como rehenes de una
A partir de enton‐ ces se convertiría en un lugar común acusarle de haber juga‐ do de con otro de sus gol‐ pes de efecto.