El Confidencial

Ferraz, tan cerca de la plaza de Oriente

- Antonio Casado hay diferencia­s,

No hay mucha distancia entre la sede socialista en la madri‐ leña y esa plaza de Oriente donde otrora el ge‐ neral Franco colmó sus

para re‐ forzarse en su cruzada contra la conspiraci­ón judeo-masóni‐ ca.

Ahora se trata de la

calle de Ferraz ciones plebiscita­rias tenta‐ galaxia de‐ rechista-ultraderec­hista que, Pedro Sánchez,

según amena‐ za el futuro de las democra‐ cias occidental­es en colabora‐ ción con una demoníaca cons‐ telación de medios entre los que, me temo, se encuentra El Confidenci­al.

Claro que no soy idiota. Sánchez es una creatura de la democracia y Franco fue un dictador de amarga memoria. Me apremia la matización antes de ser de‐ nostado por hacer compara‐ ciones odiosas. Así que nada que ver, quede claro, en cuanto a la

Sin embargo, la tentación ple‐ biscitaria en el ejercicio del po‐ der es

Los socialista­s van a reventar las costuras de la calle Ferraz, menos preparada que la plaza de Oriente para una masiva muestra de adhesiones

Los socialista­s van a reventar hoy las costuras de la calle Fe‐

legitimida­d de origen. la misma.

rraz, menos preparada que la plaza de Oriente para una

ma‐ siva muestra de adhesiones

in‐ quebrantab­les. Bastarán las calles aledañas para poner al día aquel la inolvidabl­e viñeta de Ramón publicada en la portada de Hermano Lobo unos meses antes de la muerte del autócra‐ ta.

El presidente del Gobierno, que se ha tomado unos para retirarse al rincón de pen‐ sar con su esposa, ha persona‐ lizado el dilema: "Yo o el caos". Es el mensaje escondido bajo la de su rela‐ to epistolar del miércoles pa‐ sado ("Carta a la ciudadanía").

"nosotros o el caos", línea de flotación días libres

A elegir entre la coalición de intereses que "no aceptan el veredicto de las urnas" y la "op‐ ción progresist­a que yo repre‐ sento".

Dimitir o no dimitir. La duda le retrata como un gobernante que subordina el mandato del pueblo soberano al estado de ánimo de su esposa

Pero a estas horas nadie sabe -ni él, dicen sus allegados- si está dispuesto a seguir repre‐ sentando esa opción. Eso le retrata como un gobernante que subordina el mandato del pueblo soberano al estado de ánimo de su pareja. Hasta el punto de rumiar la idea de que

afron‐ tar la operación de acoso y de‐ rribo que, según él, quiere ha‐ cerle en lo político y en lo personal (¿Acaso al Go‐ bierno para defenderse de la inmoralida­d o la ilegalidad de los medios uti‐ lizados por sus adversario­s políticos?)

Así llegamos asunto. esa es la cuestión. Renunciar por amor a su mujer o seguir por el clamor de sus seguido‐ res que le gritan en la calle Fe‐ rraz y en otros puntos de Espa‐ ña:

Mi impresión es que con esa

Sánchez se pone una soga al cuello. Lo di‐ go porque el solo

tal vez no valga la pena desfallece­r le faltan medios al fondo del Dimitir o no dimitir, "¡¡¡Pedro, no te vayas!!!" duda existencia­l culebrón

puede acabar de una de esas dos maneras y las dos son malas.

Socios de Sánchez contem‐ plan con vértigo la salida in‐ mediata del presidente: "No ve‐ mos otra opción"

Itziar Reyero Todos sus alia‐ dos, salvo Puigdemont, han sa‐ lido en defensa del líder socia‐ lista ante el temor por el colap‐ so real de la legislatur­a. Detrás del cierre de filas oficial, en cambio, hay quien cree que responde a una estrategia "electorali­sta"

A saber:

Si renuncia quedará como un

solo porque a su querida esposa la investigan en sede judicial, ge‐ nerando un peligroso elemento de e incumplien‐ do el mandato recibido en las urnas.

Y si decide seguir -con cues‐ tión de confianza o sin ella-, cargará con el sambenito de haber tomado a los españoles como rehenes de una

A partir de enton‐ ces se convertirí­a en un lugar común acusarle de haber juga‐ do de con otro de sus gol‐ pes de efecto.

perfecto irresponsa­ble inestabili­dad bra política. farol manio‐

 ?? Reuters ??
Reuters

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