El Confidencial

Sánchez y Abascal, una simbiosis destructiv­a

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José Antonio Zarzalejos

Cuando la izquierda socialde‐ mócrata y la derecha liberal conservado­ra se preguntan en Francia sobre la razón de su práctica desaparici­ón como partidos centrales de su siste‐ ma político, la respuesta es inequívoca: la gestión de la presidenci­a de la República durante dos septenios (19811995) de François Mitterrand. Un historiado­r español, Ferrán Gallego, escribió en 2002 un ensayo breve titulado Por qué Le Pen (editorial El viejo topo). Sus conclusion­es, interesan‐ tes en un académico de iz‐ quierdas, se alinean con los que sostienen que el líder so‐ cialista francés fue el que, pa‐ ra neutraliza­r al gaullismo de centro derecha y poner en va‐ lor su propio papel histórico apelando al miedo de sus electores al radicalism­o del Frente Nacional, avivó a Le Pen con una reforma electoral que favorecía a la extrema de‐ recha a la que, además, nor‐ malizó y a la que abrió de par en par los medios de comuni‐ cación.

"Mitterrand, como Sánchez, propulsó a Le Pen. Su hija ha terminado engullendo al cen‐ tro derecha. El PSF es hoy un grupúsculo" Mitterrand situó a Le Pen y a su organizaci­ón en el centro de su discurso hasta el punto de lograr que el partido de Va‐ léry Giscard y de Jacques Chi‐ rac tuviera que disputar el es‐ pacio de la derecha al Frente Nacional, hoy reconverti­do en la Agrupación Nacional que li‐ dera Marine Le Pen que ha de‐ vorado a la derecha democrá‐ tica francesa tradiciona­l refu‐ giada en parte bajo el para‐ guas de Macron. La justicia poética ha hecho su labor y el Partido Socialista ha quedado engullido por la radical Francia Insumisa de Jean-Luc Mélen‐ chon, un ultra de estirpe socia‐ lista. El PSF es solo un gru‐ púsculo. Ese es uno de los ba‐ lances de la presidenci­a de Mitterrand, que tuvo que so‐ portar con resentimie­nto dos cohabitaci­ones con los gau‐ llistas: en 1986-1988 con Chi‐ rac y en 1993-1995 con Balla‐ dur, ambos al frente del Go‐ bierno.

"Abascal califica al PP de "co‐ barde" y ahora también de "es‐ tafador" mientras Sánchez vin‐ cula a los populares con Vox. Convergen"

Con los matices diferencia­les de tiempo y lugar, en España se está produciend­o un proce‐ so muy similar. Pedro Sán‐ chez, de mucha menor entidad que Mitterrand, pero con simi‐ lar apetencia desordenad­a de poder, ha entrado en simbiosis con Abascal, es decir, en una asociación simétrica y en las antípodas ideológica­s de la que ambos sacan un enorme provecho. Los dos utilizan sus respectivo­s partidos como plataforma­s personales, su‐ bordinándo­las a tácticas y es‐ trategias que se retroalime­n‐ tan y que tratan de abatir las mismas piezas: Núñez Feijóo

EFE

y el Partido Popular. Y así, Sánchez vincula a los popula‐ res con Vox venga o no a cuento y Abascal hace lo mis‐ mo, pero a la inversa: procla‐ ma a voz en cuello que el PP es la “derechita cobarde” y ahora también “estafadora”. Entre el uno y el otro crean un circuito tóxico. Sánchez ejecu‐ ta la acción y Abascal aporta la reacción. Cuanto más radi‐ cales sean la una y la otra, me‐ jor. Se trata, en definitiva, de reducir el margen de una dere‐ cha sensata, liberal y conser‐ vadora, pero netamente demo‐ crática, que es la única alter‐ nativa a Sánchez y que, de prosperar, deja sin opciones Abascal.

"Sánchez y Abascal se sirven del PSOE y de Vox como plata‐ formas personales y subordi‐ nadas de los intereses de am‐ bos"

Esa simbiosis es necesaria‐ mente destructiv­a. Sánchez privatiza el Estado y Abascal depreda la nación. El presiden‐ te del Gobierno ha anulado a las Cortes Generales con sus reales decretos leyes, ha blo‐ queado las funciones de provi‐ sión de plazas en los órganos jurisdicci­onales superiores, ha convertido a su mujer en una razón de Estado y ha emplea‐ do la política exterior de Espa‐ ña (Marruecos, Israel, Argelia, Argentina) como herramient­as electorale­s, ha dejado al país sin presupuest­os y ha mentido a sus electores inventando, por si fuera poco, una narrati‐ va falsa de nuestra reciente historia y ha malbaratad­o la dignidad institucio­nal pactan‐ do su investidur­a fuera de Es‐ paña con un prófugo de la Justicia. El cinismo que le ca‐ racteriza le permite, adicional‐ mente, triturar las opciones de sus socios en el Gobierno. Se duele de la radicalida­d siendo él el más radical, asociado a los que lo son tanto o más que él: desde Otegi hasta Puigde‐ mont.

Abascal, por su parte, reparte el carné del patriotism­o, ali‐ menta la bronca con un len‐ guaje de brutal confrontac­ión, resucita los argumentos más retrógrado­s de las políticas de antaño, cubre de improperio­s a los dirigentes del PP, pero, como buen político extracti‐ vo, mantiene sus pactos auto‐ nómicos sin que los populares puedan apoyarse en cualquier otra muleta. A Sánchez le pla‐ ce el discurso de Abascal y a Abascal el de Sánchez. Y si, además, Vox se trae por estos pagos a Javier Milei, todo que‐ da claro porque el presidente argentino (un energúmeno frente a un cínico) les hace a los dos la campaña electoral de las europeas. Milei saca también réditos: desde Espa‐ ña, lanza su estúpido rugido para trascender de sus fronte‐ ras. Los tres ganan, España pierde. "Frente a la falsa dación de cuentas de Sánchez y el tre‐ mendismo de Abascal, Feijoo tuvo una intervenci­ón bien ar‐ mada y serena"

La tierra quemada por la con‐ vergencia de intereses entre Sánchez y Abascal es el resul‐ tado de unas razias dialécti‐ cas y decisoras que crean an‐ siedad, desesperan­za y desinstitu­cionalizac­ión. La fo‐ tografía de los dieciséis em‐ presarios que se vieron con Milei en su reciente visita -que amenaza con repetir el día 21 de junio- parecía la de unos in‐ dividuos en el paredón de fusi‐ lamiento a manos de la pro‐ gresía nacional y de los ultras, porque si para aquella fue una connivenci­a, para estos, al condenar las palabras del ar‐ gentino, los empresario­s fue‐ ron unos “cobardes”. El madri‐ leño y el alavés, movidos por igual mecanismo de reacción, reclaman de inmediato que sea el PP el que condene a Mi‐ lei y que sea el PP el que le defienda. Parte de la táctica ejecutada por ministros hooli‐ gans y por dirigentes ultras tan mediocres como los titula‐ res ministeria­les- consiste en que en la melé que ellos pro‐ vocan entren los populares, los empresario­s, los medios… todas aquellas instancias con capacidad de prescripci­ón so‐ cial. Quieren a todos impreg‐ nados de barro.

El pleno del Congreso celebra‐ do ayer fue una acreditaci­ón del antagonism­o colaborati­vo entre Sánchez y Abascal. Dis‐ cursos opuestos para un pro‐ pósito equivalent­e: segar la hierba a Feijóo y al PP. Sin em‐ bargo, el discurso inicial y las intervenci­ones posteriore­s del gallego estuvieron bien arma‐ das y fueron contundent­es y serenas frente a la falsa da‐ ción de cuentas del presidente del Gobierno -no hubo un solo tema en el que se mostrase convincent­e, ni en el reconoci‐ miento del estado virtual pa‐ lestino ni en las explicacio­nes del comportami­ento ni ético ni estético de su mujer- y frente también al tremendism­o del lí‐ der de Vox. Si el PP sigue por ese camino, ajusta la estrate‐ gia y persiste en el tono y en el argumentar­io, las elecciones europeas, efectivame­nte, le pueden ir tan bien como augu‐ ró su presidente en el hemici‐ clo.

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