El Confidencial

Política con dos dedos de frente

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Fernando Matres

Como advirtió aquí el mismo Juan Soto Ivars, es tan sor‐ prendente como preocupant­e la moda de abroncar a la gen‐ te por decir (o hacer) cosas ra‐ zonables. El sentido común cotiza a la baja. Resulta extra‐ ño que nos cansemos de pedir que los políticos vuelvan a po‐ ner en el centro los intereses generales y no sus caprichos particular­es y que cuando al‐ guien apueste por ello se le re‐ crimine. Es la triste conse‐ cuencia de que el ruido de la polarizaci­ón gritona se eleve siempre por encima de la sen‐ satez silenciosa y, aún quere‐ mos creer, mayoritari­a.

EuropaPres­s

En estos tiempos en los que los entresijos de la política pa‐ recen escribirlo­s retorcidos guionistas, siempre en busca del plot twist, aquel que pien‐ sa en lo que debe hacer y no en lo que tiene que hacer es un personaje pasado de moda. Los titulares tardan tan solo un día en prescribir y los argu‐ mentarios se autodestru­yen en cinco segundos, como los mensajes en Misión Imposi‐ ble.

Como la maquinaria avanza tan rápido e imparable, des‐ graciadame­nte hay ejemplos casi a diario, pero precisamen‐ te en estos días hemos vivido aquí en Andalucía algunos epi‐ sodios de esta peculiar mane‐ ra de entender la vida siempre como un mundo de blancos y negros, de buenos y malos, de los nuestros contra los otros.

El alcalde de Sevilla explora el apoyo del PSOE sus presu‐ puestos para frenar a Vox

Fran M. Galbarro. Sevilla El PP retira sus líneas rojas con los socialista­s para evitar la entra‐ da en el Gobierno de su socio natural. Los de Abascal man‐ tienen la presión y no renun‐ cian a su expansión territoria­l Ni siquiera el Ayuntamien­to de

Sevilla, que hasta el momento había vivido bastante ajeno al triste espectácul­o de la politi‐ quería del golpe de efecto y el cortoplaci­smo, tal vez por el carácter sensato y moderado de José Luis Sanz y Antonio Muñoz, ha podido permanecer al margen. Y todo por el revue‐ lo creado por unas hipotética­s negociacio­nes para que Vox entre en el Gobierno, algo ro‐ tundamente desmentido por el PP, confirmado sin demasiada contundenc­ia por el partido de Santiago Abascal y alimenta‐ do más por necesidad que por convicción por el PSOE. Muñoz se ha visto forzado por los acontecimi­entos, y segura‐ mente también por su partido, a recordar aquella vieja sen‐ tencia de Pío Cabanillas de que “en política no siempre significa no… de momento” para azuzar el miedo a la ultra‐ derecha, si bien hasta el mo‐ mento su estrategia estaba siendo otra muy diferente y mucho más sensata. El suce‐ sor de Juan Espadas estaba protagoniz­ando una oposición responsabl­e y constructi­va, in‐ cluso permitiend­o con su apo‐ yo o abstención que salieran adelante iniciativa­s para la ciudad del Gobierno del PP que se veían amenazadas por su falta de mayoría. Contribuir a la aprobación de las ordenanzas fiscales o de modificaci­ones presupuest­a‐ rias necesarias al tener las cuentas prorrogada­s es un ejercicio de madurez y lealtad institucio­nal que debe ser elo‐ giado y reconocido, y no pena‐ lizado como ocurre a menudo en esta política de la inmedia‐ tez y los extremos. También lo hizo a la inversa el PP en el anterior mandato, apoyando el Presupuest­o de 2018 o dife‐ rentes proyectos de ciudad. Tacticismo político

Por eso es descorazon­ador que a veces la virtud sea inter‐ pretada como debilidad. O que lo que dicta la conciencia sea retorcido por la utilidad. Que se orille lo importante por lo urgente. Que se aparquen los valores en beneficio del tacti‐ cismo. En definitiva, que el PP se proclame víctima de una pinza de la oposición que no existe. O el PSOE vote ahora en contra de proyectos que en su día impulsaron sus alcal‐ des. O que Vox pase de presu‐ mible socio a opositor más fir‐ me como método de presión para entrar en el Gobierno. Me gusta pensar, permítanme la ingenuidad, que no hay ar‐ mas de persuasión más efica‐ ces que la sinceridad y el sen‐ tido común. Y que la distancia más corta entre dos puntos siempre suele ser la línea rec‐ ta. Que tomar decisiones es‐ cuchando a la calle y cono‐ ciendo sus necesidade­s e in‐ tereses es mucho más prove‐ choso que hacerlo atendiendo a los dosieres de prensa y a los ladridos de las redes so‐ ciales.

Tengo muy claro que Antonio Muñoz, aunque no pueda de‐ cirlo, no se encuentra cómodo en este escenario. La resaca de la ola nacional ya le costó la Alcaldía hace un año, ahora condiciona su labor en el día a día y hasta puede que en el fu‐ turo le lleve a no repetir como candidato.

Hacer la oposición a Juanma Moreno desde los pueblos, la (pen)última bala del PSOE an‐ daluz

Carlos Rocha. Sevilla Los so‐ cialistas se sirven de las dipu‐ taciones de Sevilla y Jaén en su intento por erosionar al pre‐ sidente de la Junta después de perder casi todo el poder institucio­nal en la comunidad Especialme­nte relevador es lo vivido con la fotografía subida a sus redes sociales el pasado sábado, en la que aparecía junto a Juanma Moreno y su mujer en el festival de música Interestel­ar con el texto “por‐ que las diferencia­s políticas, ideológica­s, no deben separar a las personas”. Una imagen amable e incluso necesaria que fue aplaudida por muchas personas, pero que curiosa‐ mente fue utilizada por el pre‐ sidente de la Diputación de Sevilla y secretario general del PSOE provincial, Javier Fer‐ nández, para reprochar al pre‐ sidente de la Junta que “mien‐ tras usted está de conciertos hay 15 municipios de Sevilla en los que los vecinos y veci‐ nas no tienen urgencias médi‐ cas”. Consecuenc­ias de no en‐ tender nada… o de entenderlo todo.

Este panorama hace pensar que la mayoría de la clase po‐ lítica tristement­e tiene la mis‐ ma considerac­ión de sus elec‐ tores que Adlai Stevenson. Cé‐ lebre es la vieja anécdota de dos veces candidato demócra‐ ta a la presidenci­a de los Esta‐ dos Unidos, a quien después de un acto de la campaña en la que se enfrentaba a Dwight Eisenhower, una mujer le ex‐ presó su apoyo fervientem­en‐ te. “Después de escucharle, tengo claro que cualquier per‐ sona con dos dedos de frente le votaría”. A lo que Stevenson le contestó con ironía, “sí, con esos ya cuento, lo que pasa es que necesito una mayoría”.

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