“El maestro aún es una figura importante”
Entrevista/ Dr. Lorenzo Vanini, profesor y experto en Odontología Conservadora y Reconstructiva. Autor de numerosas publicaciones científicas y conferenciante en congresos de fama internacional.
Esto es lo que afirma Lorenzo Vanini, un dentista de fama internacional: al hablar sobre sus comienzos, explica por qué aún sigue siendo importante para una persona joven, tal vez ahora más que nunca, tener un punto de referencia, un maestro en el que confiar y del cual aprender la Odontología, tal como se solía hacer en las artes y en los oficios.
“E l éxito en Odontología depende del conocimiento y de la habilidad del dentista, así como de la calidad de los materiales y del uso correcto de las tecnologías”. Lo dice Lorenzo Vanini, un dentista de fama internacional y socio activo de la Accademia Italiana di Conservativa (AIC) y de la Società Italiana di Odontoiatria Conservatrice (SIDOC). El Dr. Vanini ejerce la profesión en Chiasso, Suiza, dedicándose especialmente a la odontología conservadora, a las prótesis y a la odontología neuromuscular. Además, es profesor de la asignatura “El color en la odontología reconstructiva” en el Curso de Odontología Conservadora de la Università degli Studi de Chieti, y profesor visitante de Odontología Restauradora Estética en la Université de la Méditerranée de Marsella, en la Universidad Internacional de Cataluña de Barcelona y en la Universidad Andreas Bello de Viña del Mar, Chile. Vanini también desarrolla actividades de investigación sobre materiales compuestos en Italia y Alemania y es conferenciante en congresos de renombre internacional: ha impartido cursos de perfeccionamiento en la Odontología Restauradora en diversas universidades de Europa, Rusia, EE.UU., Sudamérica y China. Una profesión orientada a la innovación, sí, pero también muy vinculada a la tradición y a una manera de entender la Odontología que pertenece a un pasado, en el que el arte de la odontología se aprendía yendo al “taller”. ¿Nostalgia? No, tal vez es solo una
manera de resistirse a la modernidad galopante, que desorienta a los jóvenes dentistas, que buscan desesperadamente un punto de referencia. DM.- ¿Quién fue su maestro?
Dr. Lorenzo Vanini.- De hecho, yo he tenido dos maestros. El primero ha sido el Dr. Ivano Casartelli, que, por suerte, ha sido el maestro de muchos y una persona especial desde el punto de vista profesional y humano, porque no solo nos enseñaba Odontología, sino también cómo comportarnos y cómo hacer frente a la vida y a las dificultades. Después, el Dr. Casartelli me presentó al Dr. Toffenetti, para mí un poco el gurú de la Odontología, ya que él y Pescarmona han sido los padres de la Odontología Conservadora en Italia, y fue el propio Toffenetti quien me introdujo en el mundo de la Odontología, en ambientes que hasta entonces no se me había permitido frecuentar. Ellos fueron mis verdaderos maestros, personas muy especiales a las que les debo mucho...
“Hoy en día, la tecnología está empujando a los dentistas a un uso demasiado forzoso, a menudo tan solo para reducir los tiempos y, por lo tanto, los costes del tratamiento”
DM.- ¿Cuál es, en su opinión, la condición ideal para lograr una relación productiva entre alumno y profesor?
Dr. L.V.- Pienso que, ante todo, ambos deben tener pasión por la Odontología y, después, por supuesto, se necesita un buen maestro, es decir, una persona formada, que facilite a los jóvenes el aprendizaje y, por supuesto, que los alumnos estén dispuestos a aprender. Francesco Simoni, por ejemplo, mi alumno y ayudante desde hace varios años, se comporta un poco como hacía yo en el pasado, cuando asistía al estudio de Toffenetti. Recuerdo que, a menudo, al finalizar la jornada de trabajo, me invitaba a su casa solo para un plato de espagueti y yo aprovechaba la oportunidad para llevarme las diapositivas de algún trabajo que había hecho y le pedía consejo sobre cómo corregir los posibles errores y mejorar el resultado, ya que este es el objetivo que todos debemos perseguir. DM.- ¿Cómo se escoge a un maestro?
Dr. L.V.- Un maestro se encuentra, pero antes debe haberse aclarado uno mismo sobre lo que realmente desea aprender. Como los jóvenes de hoy, a menudo se sienten confusos, no saben cuál es el camino a seguir e incluso a veces se apresuran demasiado. Es decir, piensan que van a tener trabajo inmediatamente después de su graduación o, simplemente, porque han realizado un curso de unos pocos días o de unas pocas semanas sobre un tema determinado. Sin embargo, para aprender realmente nuestro trabajo se requieren años de experiencia y de estudio.
DM.- En un presente cada vez más tecnológico incluso para la Odontología, ¿todavía tiene sentido hablar de “taller” como el lugar ideal para el aprendizaje de postgrado?
Dr. L.V.- En mi opinión sí, porque la tecnología debe estar al servicio del artesano, puesto que nosotros, los dentistas, somos artesanos, y no al revés, como está sucediendo. En estas circunstancias, compartir la experiencia con un colega experto puede ser de gran ayuda. En la Feria de Colonia, por ejemplo, hemos visto hasta qué punto está presente la tecnología en la Odontología actual, pero no debemos olvidar que nuestra profesión es un trabajo manual y que las máquinas solo son una ayuda, al igual que las herramientas del artesano. Sin embargo, hoy en día, la tecnología está empujando a los dentistas a un uso demasiado forzoso, a menudo tan solo para reducir los tiempos y, por lo tanto, los costes del tratamiento.
D.M.- Sin embargo, la reducción de los costes podría contribuir a que la Odontología sea más accesible, ¿acaso no es esto bueno?
Dr. L.V.- Sin duda alguna, pero no hay que confundir los problemas sociales con los de la Odontología. Un tratamiento accesible pero inadecuado pueden ser aún más perjudicial que la falta de acceso al tratamiento. Este tema es muy delicado, pero debería poder abordarse sin tener que recurrir a la desinformación. Los sistemas CAD-CAM en la silla, por ejemplo, tienen como objetivo reducir el coste de las piezas hasta incluso diez veces, pero sin garantía alguna sobre la calidad del producto. En la actualidad, los planes de tratamiento que requieren manos expertas, cabeza y corazón, a menudo se obtienen mediante el uso de un sofisti-
cado software, que simula el plan de tratamiento, pero que nunca puede sustituir a la experiencia y habilidad del médico experto. En los congresos, solemos asistir a auténticos shows de ponentes, que muestran presentaciones muy pintorescas, pero sin mostrar casos completos, ni cómo se ha tratado el seguimiento, puesto que solo son marketing y teoría. Y lo que más me disgusta es ver a la gente aplaudiendo con éxtasis.
D.M.- Por lo tanto, sobre todo para una persona joven, ¿es el maestro un recurso que puede ayudar a distinguir el verdadero valor de las cosas y a no caer en las trampas del mercado?
Dr. L.V.- Por supuesto, ya que los jóvenes se sienten especialmente atraídos por las novedades tecnológicas del mercado, que no siempre favorecen a la Odontología. Si continuamos por este camino, tengo la sensación de que el arte de la Odontología se verá distorsionado: se corre el riesgo de que el paciente, como de hecho y por desgracia ya está sucediendo, juzgue el valor de un profesional más por el equipo que utiliza que por sus habilidades clínicas. Después está el problema del conflicto de intereses de los líderes de opinión: un conflicto que se debería solucionar, como he hecho yo, con la empresa con la que colaboro desde hace 25 años, pero no como un “hombre sándwich” o representante, porque yo no patrocino sus productos, sino que los diseño con ellos, con el apoyo de un centro de investigación y la Universidad de Ratisbona, una de las más grandes del mundo.
“En la actualidad, los planes de tratamiento que requieren manos expertas, cabeza y corazón, a menudo se obtienen mediante el uso de un sofisticado software, que simula el plan de tratamiento, pero que nunca puede sustituir a la experiencia y habilidad del médico experto” “En estos momentos es muy difícil encontrar un libro de Odontología que presente conceptos innovadores o críticos con las tesis consolidadas. Tal vez por ello he empleado 10 años de mi vida en escribir mi último libro”
D.M.- Por un lado están los maestros y por otro los libros de los maestros, que también tienen su importancia...
Dr. L.V.- No hay duda alguna y los “clásicos”, es decir, los libros de los maestros, en los que todos hemos aprendido la Odontología, poseen un valor extremo. Sin embargo, también están los libros que no dicen nada nuevo. Estos son “Los novios” de la Odontología, donde Renzo y Lucía también reciben otros nombres, pero la historia es la misma. En la actualidad es muy difícil encontrar un libro de Odontología, que presente conceptos innovadores o críticos con las tesis consolidadas. Tal vez, por ello, he empleado 10 años de mi vida en escribir mi último libro, escrito en colaboración con el profesor Camillo D’Arcangelo y uno de mis asistentes, el Dr. Stefano Mastrobernardino. Este libro es un trabajo centrado en la relación entre las maloclusiones, los dolores de cabeza y los problemas posturales: conceptos que en los años 80, cuando comenzaba a trabajar como dentista, estaban ausentes de las discusiones y que, aún hoy en día, y a pesar de los progresos realizados en nuestra categoría en este ámbito, aún luchan por imponerse a pesar de que hay evidencias científicas, documentadas en nuestro libro, que demuestran su autenticidad.