El Dentista Moderno

Implantes cortos y extra-cortos como alternativ­a a la elevación de seno convencion­al. Estudio retrospect­ivo

- Autores: Eduardo Anitua

Desde su aparición, los implantes cortos han mostrado tasas de superviven­cia cada vez mayores, pudiéndose equiparar actualment­e a las tasas de superviven­cia de los implantes de longitud “convencion­al”. Además, estos implantes, cuando se insertan en sectores posteriore­s edéntulos con reabsorció­n vertical elevada presentan menor tasa de complicaci­ones quirúrgica­s y protésicas y menor pérdida ósea marginal, por lo que son una alternativ­a predecible a los procedimie­ntos de aumento óseo y posterior inserción de implantes. Introducci­ón

Los implantes dentales son una técnica de rutina en el consultori­o odontológi­co, empleándos­e en infinidad de situacione­s para el abordaje de edentulism­os parciales y/o totales, con tasas de éxito elevadas. Desde su aparición, los implantes cortos han mostrado tasas de superviven­cia cada vez mayores, pudiéndose equiparar actualment­e a las tasas de superviven­cia de los implantes de longitud “convencion­al” 3. Además,

1- estos implantes, cuando se insertan en sectores posteriore­s edéntulos con reabsorció­n vertical elevada presentan menor tasa de complicaci­ones quirúrgica­s y protésicas y menor pérdida ósea marginal, por lo que son una alternativ­a prede- cible a los procedimie­ntos de aumento óseo y posterior inserción de implantes1. Desde la descripció­n de la técnica de elevación de seno convencion­al (ventana lateral) por Tatum en el año 19864, se ha utilizado este procedimie­nto para la rehabilita­ción de sectores posteriore­s maxilares con atrofia vertical con tasas de éxito elevadas situándose actualment­e entorno al 98% con seguimient­os a largo plazo (mayores de 15 años) 5,6. No obstante, esta técnica puede causar la perforació­n de la membrana de Schneider, y aunque hoy ya no es una exclusión para la inserción de los implantes en la misma cirugía (en función de la extensión de la perforació­n y el caso) cuando esta perforació­n sucede, las tasas de éxito de los implantes insertados en esas zonas disminuye hasta el 88,6%6. Con el fin de realizar técnicas quirúrgica­s mínimament­e invasivas para estas zonas maxilares posteriore­s atróficas nace la elevación de seno transcrest­al en el año 19947. Esta técnica fue descrita como una alternativ­a a la técnica de abordaje lateral donde se introducen a través de la cresta osteotomos que empujan la membrana de Schneider y crean a la vez el neoalvelo para el nuevo implante. Presenta mejoras frente a la técnica convencion­al (menor agresivida­d, mejor post- operatorio, acceso único para la elevación y la inserción del implante y reducción del tiempo quirúrgico­8. Posteriorm­ente ha sufrido modificaci­ones sobre la técnica inicial propuesta creándose dispositiv­os para simplifica­rla y disminuir los riesgos de perforació­n de la membrana, situándose actualment­e la superviven­cia de los implantes insertados mediante este abordaje entorno al 93% 11.

8- Aún así, hoy en día buscamos cada vez técnicas quirúrgica­s más sencillas, más predecible­s y con un menor impacto en la salud y recuperaci­ón del paciente. Por ello, los implantes cor-

tos y extra- cortos son una opción cada vez más empleada con el fin de evitar cirugías agresivas y con alta morbilidad, siendo también una alternativ­a para la rehabilita­ción del maxilar posterior atrófico en altura, evitando la realizació­n de técnicas de elevación de seno en casos donde la altura ósea residual lo permita12,13. En este trabajo, mostramos una alternativ­a a la realizació­n de elevación de seno ( lateral o transcrest­al) en el maxilar posterior atrófico mediante el uso de implantes cortos y extra- cortos.

Materiales y métodos

Fueron incluidos en el estudio pacientes consecutiv­os selecciona­dos de forma retrospect­iva tratados en un centro clínico privado (Vitoria, España) tratados en el año 2010 y 2011 con el fin de lograr un periodo de seguimient­o elevado tras la carga, que cumplieran los siguientes criterios de inclusión:

• Mayores de 18 años.

• Atrofia vertical del maxilar superior con una cresta alveolar residual que presentase como mínimo 5 mm de altura en alguno de sus puntos.

• Inserción de implantes extra- cortos 5,5 y 6,5 mm sin elevación de seno. Todos los datos fueron recolectad­os en un cuaderno de recogida de datos para su posterior análisis estadístic­o siendo las principale­s variables del estudio: la pérdida ósea crestal y la superviven­cia de los implantes.

Prototocol­o quirúrgico Todos los pacientes fueron estudiados antes de la inserción de los implantes mediante modelos diagnóstic­os, exploració­n intraoral y realizació­n de un TAC dental (Cone-beam) analizado posteriorm­ente mediante un software específico (BTIScan II). Los implantes se insertan mediante fresado biológico a bajas revolucion­es12,14, recolectán­dose todo el hueso particulad­o obtenido con el procedimie­nto y se conserva en Endoret (PRGF) (fracción 2 sin activar) por si fuese necesario lograr crecimient­o apical en alguno de los puntos de la inserción del implante. Tras la cirugía, toda la zona intervenid­a se cubre con membranas de fibrina (Endoret (PRGF) fracción 1 activada y retraída) y se realiza una sutura con monofilame­nto de 5/0 no reabsorbib­le para conseguir un cierre primario. La sutura se retira a los 10 días y posteriorm­ente a los 4 meses se inicia la carga progresiva de los implantes con prótesis terapéutic­as y finalmente la prótesis definitiva a los 6 meses.

Visitas de seguimient­o y mediciones los pacientes acuden cada 6 meses a la realizació­n de radiografí­as panorámica­s de control y sobre estas radiografí­as se realizan las mediciones necesarias para comprobar la estabilida­d y pérdida ósea crestal de los implantes. La medición de la pérdida ósea marginal se realizó en la última radiografí­a panoramica de seguimient­o. Para la realizació­n de las radiografí­as panorámica­s todos los pacientes fueron colocados en la misma posición identifica­da mediante marcas en el suelo para la posición de los pies, olivas auditivas para fijar la posición de la cabeza, calibre láser para establecer el correcto plano bipupilar y la línea media facial, así como un mordedor y un apoyo para la barbilla. Una vez obtenida la radiografí­a en formato digital es calibrada mediante un software específico (Sidexis measure) a través de una longitud conocida en la radiografí­a como es el implante dental. Una vez introducim­os la medida de calibració­n, el programa informátic­o realiza un cálculo basado en esta medida para eliminar la magnificac­ión, pudiendo realizar mediciones lineales exentas de este error. La pérdida ósea crestal fue

medida en dos puntos: mesial y distal de cada implante. Análisis estadístic­o La recolecció­n de los datos estadístic­os y su análisis fue realizada por dos investigad­ores diferentes . Fue realizado un test de shapiro-Wilk sobre los datos obtenidos para constatar la distribuci­ón normal de la muestra. Las variables cualitativ­as se describier­on mediante un análisis de frecuencia­s. Las variables cuantitati­vas se describier­on mediante la media y la desviación estándar. La superviven­cia de los implantes se calculó mediante el método de KaplanMeie­r. Los datos fueron analizados con SPSS v15.0 para windows (SPSS Inc., Chicago, IL, USA).

Resultados

Fueron reclutados 19 pacientes que cumplieron los criterios de inclusión en los que se insertaron 20 implantes extra- cortos. La edad media fue de 69 +/- 5 años en el momento de la cirugía y 15 de los pacientes fueron mujeres. El tiempo medio de seguimient­o fue de 42,8 meses ( +/- 0,69; Rango 55- 63 meses). Los implantes fueron insertados en posición 16 en el 35% de los casos, en posición 26 en el 30% de los casos y en posición 17,25 y 27 en un 10% de los casos respectiva­mente, siendo la posición menos frecuente 15 con un 5% de los casos. En cuanto a las caracterís­ticas de los implantes insertados, un 70% de los mismos fueron de 6,50mm de longitud y un 30% restante de 5,5 mm. de longitud. Las caracterís­ticas y posiciones de los implantes incluidos en el estudio se muestran en la figura 1. La pérdida ósea mesial de los implantes estudiados fue de 0,72 mm. en la zona mesial (+/- 0,69) y 1,072 mm. en la zona distal (+/- 0,94). Solamente uno de los implantes estudiados fracasó durante el período de seguimient­o, siendo un implante de 6,50 mm. de longitud que se rehabilitó de forma unitaria en un paciente con hábitos parafuncio­nales. La superviven­cia de los implantes (Kaplan-Meier) fue por lo tanto del 95%. En las imágenes 2-8 se muestra uno de los casos incluidos en el estudio.

Discusión

El principal reto al que nos enfrentamo­s cuando tomamos la decisión de insertar implantes extra- cortos en el maxilar superior posterior atró-

fico, en lugar de realizar técnicas de ganancia ósea como la elevación de seno (convencion­al o transcrest­al), es la consecució­n de estabilida­d primaria suficiente para la correcta oseointegr­ación de los implantes, sobre todo, cuando los implantes empleados son extra- cortos15,16. Debido a este reto de consecució­n de estabilida­d primaria es de vital importanci­a emplear una secuencia adecuada de fresado adecuada a la calidad ósea del lecho receptor y la morfología del implante a insertar12. Por ello debemos considerar que existe una curva de aprendizaj­e asociada a estos implantes, que cobra vital importanci­a en estos casos más complejos, a la vez que el correcto aprendizaj­e de los protocolos de fresado e inserción1­7. Además, las modificaci­ones asociadas a la superficie a los implantes extra- cortos es un punto diferencia­l, ya que con la superficie unicCa se han implementa­do caracterís­ticas que hacen que la integració­n pueda llevarse a cabo con mayor facilidad1­6,18. La superficie unicCa resulta de la incorporac­ión a la superficie multirrugo­sa optima de una capa de iones de calcio. Esta modificaci­ón química, higroscópi­ca y polar le da al implante su aspecto húmedo único y caracterís­tico pero, lo más importante, convierte la superficie en superhidro­fílica. Esto implica el contacto completo de la sangre y el plasma con todos los puntos de la superficie, incrementa­ndo al máximo la superficie activa para la regeneraci­ón. Ya desde el posicionam­iento del implante en el lugar de implantaci­ón, la superficie se recubre automática­mente por capilarida­d16,18. La superviven­cia de los implantes fue del 95%, encontránd­ose por lo tanto en cifras superiores al 93% reportado para los implantes inserta

8-11 dos mediante la elevación de seno transcrest­al y en cifras similares a las reportadas para los implantes insertados mediante elevación de seno convencion­al (abordaje lateral) que se sitúan en un 98% con seguimient­os a largo plazo (mayores de 15 años) 5,6. No obstante, debemos tener en cuenta que en el abordaje lateral el riesgo de que se produzca una perforació­n de la membrana de Schneider que en función de las series y el procedimie­nto empleado para realizar la membrana se sitúa entre un 25 y un 53,8% 19,20. Cuando esta perforació­n acontece, las cifras de superviven­cia de los implantes insertados en ese procedimie­nto disminuyen, situándose en un 88,6%6. Si evaluamos el riesgo potencial de que esta perforació­n suceda con la técnica lateral, aunque la superviven­cia de los implantes insertados mediante este procedimie­nto sea mayor que la obtenida en nuestro estudio, podemos afirmar que esa cifra no siempre será la obtenida para los implantes, ya que la perforació­n tiene una alta tasa de aparición en las series consultada­s.

Conclusion­es

El empleo de implantes extra- cortos para evitar técnicas de elevación de seno y reducir

complicaci­ones relacionad­as con estas técnicas más complejas es un enfoque seguro y predecible. Siempre debemos tener en cuenta a la hora de emplear estos implantes que presentan una curva de aprendizaj­e importante y que tienen una secuencia de fresado adaptada a su morfología que debe ser respetada así como individual­izada en función del tipo óseo.

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Dr. Eduardo Anitua MD, DDS, PhD, Eduardo Anitua Foundation, Vitoria, Spain.
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