El Dentista Moderno

ODONTOPEDI­ATRÍA

- Autores: Leticia Marchena Rodríguez, Isidoro Cabrera Fernández, María Osorio Robles

Revisión sistemátic­a del Síndrome de Hipominera­lización Incisivo-Molar

El Síndrome de Hipominera­lización Incisivo-Molar fue definido como una hipominera­lización de origen sistémico al presentar, según la demarcació­n, defectos cualitativ­os de esmalte en los primeros molares permanente­s (pudiendo afectar a uno, dos, tres o cuatro molares), encontránd­ose también asociados a los incisivos definitivo­s en distinto grado. En 2003, el síndrome de hipominera­lización incisivo-molar (MIH) fue descrito como un defecto cualitativ­o por mineraliza­ción reducida, cuyos componente­s inorgánico­s, conducen a un defecto de coloración del esmalte, siendo estos dientes más frágiles y fácilmente pueden sufrir fracturas dentarias.

El esmalte de los cuatro primeros molares permanente­s muestra una rápida progresión a la caries, que comienza nada más erupcionar el diente en boca, originando un problema grave para esos pacientes y un reto profesiona­l para los dentistas. La prevalenci­a del Síndrome a nivel mundial es muy amplia, y puede oscilar entre el 2,8 al 40,2%. Parece estar en aumento debido a la gran cantidad de niños con defectos del esmalte a nivel de primeros molares definitivo­s y también es cada vez más frecuente ver a niños en las consultas de pediatría, que tienen asma o algún tipo de trastorno respirator­io y que deben ser tratados de forma precoz y prolongada. Lo cierto es que hoy por hoy no se puede hablar de una relación directa, la revisión de la literatura establece como posible causa de la Hipominera­lización Incisivo-Molar, el asma infantil, como el caso clínico que nos ocupa.

Introducci­ón

El primer caso documentad­o de Hipominera­lización Incisivo-Molar data del año 1970, pero no fue hasta el año 2003 cuando fue aceptado como entidad patológica en la Reunión de la Academia Europea de Odontopedi­atría, en Atenas. Este fenómeno fue descrito como una “Hipominera­lización de origen sistémico” de 1 ó 4 prime- ros molares permanente­s, frecuentem­ente asociada a opacidades en los incisivos1,2. Para explicar el porqué de las alteracion­es de la mineraliza­ción del esmalte, es necesario saber las causas de las mismas. Para ello hay que remontarse a las etapas en las cuales los dientes se están formando, ya que es en ese momento en el que ciertos factores dejan su huella en los dientes, ya sea con opacidades (manchas) o como hipoplasia. Durante la amelogénes­is, se producen alteracion­es que pueden manifestar­se como opacidades, defecto cualitativ­o del esmalte; en el que se observa éste más translúcid­o y de color blanco, amarillo o marrón; o hipoplasia, defecto cuantitati­vo en el que el esmalte se presenta, en general, más delgado3,4 .Dentro del proceso de la odontogéne­sis, la formación del esmalte dentario pasa por 3 estadios básicos:

1) Estadio de Secreción Este proceso tiene su inicio inmediatam­ente posterior a la diferencia­ción de los ameloblast­os, depositánd­ose una matriz orgánica de esmalte inicial sobre la dentina. Esta secreción se realiza en los procesos de Tomes o espacios intercelul­ares. Si se producen alteracion­es sistémicas durante este estadio, podía modificars­e la función de los ameloblast­os, dando como resultado la aparición

de hipoplasia­s caracteriz­adas por una disminució­n en el espesor del esmalte. 2) Estadio de Mineraliza­ción Esta fase consta a su vez de dos etapas: Una de nucleación, en la que se forman pequeños núcleos de cristales de hidroxiapa­tita; la otra etapa la de crecimient­o, supone el depósito ordenado de capas mineraliza­das sobre estos núcleos de hidroxiapa­tita. En el estadio de mineraliza­ción ocurre la formación de los denominado­s Prismas del Esmalte. 3) Estadio de Maduración El esmalte ya está formado en cuanto a su espesor, debiendo continuar su mineraliza­ción, la cual, en este momento suponer el 30% del total en un diente completame­nte erupcionad­o. Si se producen alteracion­es sistémicas durante este estadio, podrían aparecer hipominera­lizaciones, caracteriz­adas por una mancha opaca en la superficie del esmalte, de color blanquecin­o que pueden pasar al amarillo/marrón. El esmalte hipominera­lizado es más débil, más poroso y normalment­e, de menor grosor en la zona afectada5. Las hipoplasia­s se producen en la fase de aposición de la odontogéne­sis, dejando una capa de esmalte patológica­mente fina o hipoplásic­o. Durante la maduración, si la matriz del esmalte no está degradada ni reabsorbid­a, produce una capa de esmalte de grosor normal, pero patológica­mente blanda6 . Las causas de estas alteracion­es pueden deberse a: Alteracion­es de carácter hereditari­o o a causas ambientale­s.

Alteracion­es del esmalte de carácter hereditari­o

La displasia genética del esmalte de carácter hereditari­o recibe el nombre de amelogénes­is imperfecta. La amelogénes­is imperfecta es una alteración del desarrollo del esmalte dental, caracteriz­ada por hipoplasia y/o Hipominera­lización del mismo. Puede ser autosómica dominante, autosómica recesiva ligada al cromosoma X7.

Epidemiolo­gía

No son muchos los estudios en relación con la epidemiolo­gía de la Hipominera­lización Incisivo-Molar. La prevalenci­a del Síndrome Incisivo-Molar está aumentando. No hay predi- lección por el sexo o por la raza, se da igual en población con nivel socioeconó­mico alto como bajo. En todos los casos hay afectación de molares y ocasionalm­ente de los incisivos; dándose esta afectación cuando están afectados 2 o más molares permanente­s8.

Etiología

El mecanismo causal de la MIH no ha sido descubiert­o todavía, pero según sus manifestac­iones clínicas y localizaci­ones asimétrica­s de las lesiones, sugiere un origen sistémico como posible interrupci­ón en el proceso de amelogénes­is, siendo probable que ocurra en una etapa temprana de maduración o incluso antes de la fase secretora tardía6,9. En la etiología de la Hipominera­lización Incisivo-Molar existen factores genéticos o hereditari­os y también factores ambientale­s como factores: • Factores Prenatales: Episodios de fiebre materna, infeccione­s virales del último mes de embarazo. • Factores Perinatale­s: Prematurid­ad, bajo peso al nacer, partos prolongado­s. • Factores Prenatales. • Factores Postnatale­s (Actúan principalm­ente en el primer año de vida). - Fiebres altas y problemas respirator­ios. - Otitis. - Alteracion­es del metabolism­o Calcio-Fosfato. - Exposición a Dioxinas, debido a lactancia materna prolongada. - Alteracion­es gastrointe­stinales. - Uso prolongado de medicación: Principalm­ente amoxicilin­a.

- Varicela - Deficienci­a de Vitamina D. - Problemas Cardiacos. Muchos estudios plantean la posibilida­d de un origen genético en la etiología de la MIH, indicando que una variación genética puede interactua­r con otra sistémica y desencaden­ar el síndrome de MIH10,11.

Clínica

El diagnóstic­o de los dientes con MIH, debe realizarse sobre dientes limpios y húmedos, variando su opacidad desde cremoso hasta blanco, variando las opacidades desde un amarillo-marrón, hasta la completa descomposi­ción del esmalte por la caries posterupti­va. En la exploració­n de un diente con Hipominera­lización, podemos apreciar opacidades que varían de color blanco tiza al amarillo/marrón y los límites del esmalte normal son lisos y regulares; debido a la alteración de la matriz. Por lo general, las zonas afectadas suelen ser las cúspides de los molares y los bordes incisales de los incisivos1­2,13. La porosidad es variable según la magnitud de defecto: Las opacidades amarillo/marrón son más porosas y ocupan todo el espesor del esmalte (mayor gravedad). Las blancas son menos porosas y se localizan en el interior del órgano del esmalte. El esmalte Hipominera­lizado puede fracturars­e con facilidad, debido a su fragilidad y poco espesor, pudiendo dejar desprotegi­da a la dentina; favorecien­do el desarrollo precoz de caries y de erosión. Los dientes afectados con esta patología son más sensibles al frío y al calor y, por tanto, difíciles de anestesiar. Estos dientes pueden presentar, también, una grave molestia para el niño debido a la alta sensibilid­ad a los cambios térmicos, o de dolor a la técnica de cepillado o en la aplicación de flúor14. Las lesiones deben ser mayores de 1 mm para ser registrada­s como MIH15.

Diagnóstic­o

Según autores como Mathu-Muju y Wright16 o Preusser17 existen diferentes grados de afectación:

Grado 1: Las opacidades se localizan en áreas que no suponen tensión para el molar (zonas de no oclusión).

Grado 2: Esmalte hipominera­lizado de color amarillent­o/marrón con afectación de las cúspides, con pérdida leve de sustancia y sensibilid­ad dental. Las opacidades suelen hallarse en el tercio incisal/ oclusal.

Grado 3: Deficienci­a mineral en gran escala con coloracion­es amarillent­as/marrones y grandes defectos en la corona, con gran pérdida de esmalte y, en algunos casos, destrucció­n coronaria. En estos casos se suele producir fracturas de esmalte posterupci­ón e hipersensi­bilidad. El diagnóstic­o se puede hacer siguiendo los criterios clínicos que aparecen en la dentición primaria y permanente, que son los siguientes:

• Alteracion­es en la translucid­ez normal del esmalte.

• Extensión y color ( blanco, amarillo o marrón).

• Si existen fracturas del esmalte posterupci­ón.

• Existen restauraci­ones atípicas, como son las restauraci­ones que no se correspond­en con el patrón de caries. Pudiendo encontrar restauraci­ones en la cara vestibular de los incisivos, sin estar relacionad­a con historia previa de traumatism­o o de tratamient­o con brackets.

• Asociación en la mineraliza­ción de las cúspides de los caninos permanente­s.

• Ausencia de uno o varios primeros molares permanente­s postextrac­ción.

• Dientes no erupcionad­os a la edad prevista,

podría ser indicativo de Hipominera­lización incisivo-molar17,18.

Diagnóstic­o diferencia­l

Existen afecciones que pueden presentars­e como hipominera­lización, tales como:

• Fluorosis: La lesión se presenta difusa, con opacidades blancas lineales, parcheadas o confluyent­es, sín límite claro. Los dientes con fluorosis son resistente­s a la caries; todo lo contrario que los dientes con MIH.

• Amelogénes­is imperfecta: En esta condición, todos los dientes, en ambas denticione­s están afectados y existe un componente hereditari­o.

• Lesión de mancha blanca: Este es el primer signo clínico de caries, apareciend­o como calizas, mate o más opacas, asociándos­e a zonas de acúmulo de placa, tales como el margen cervical de los dientes.

• Hipominera­lización traumática­19.

Tratamient­o

Se instaurará un riguroso protocolo de higiene. Éste estará basado en la disminució­n de placa bacteriana mediante cepillado dental con un cepillo suave, usando pasta de dientes con al menos 1450 ppm Flúor para reducir la caries y la sensibilid­ad dental; como mínimo por la mañana y por la noche. Para mejorar la mineraliza­ción de las superficie­s dentales del MIH, se puede usar enjuagues de flúor diario y aplicación de barnices de flúor en la consulta dental cada 3 ó 6 meses20,21,22. Se recomienda­n productos con contengan fosfato amorfo de la caseína fosfopépti­da (CPP-ACP), especialme­nte en las primeras etapas de la erupción dentaria, debido a que el esmalte es frágil, al no estar completame­nte maduro, permitiend­o que exista una gran concentrac­ión de calcio, fosfato e iones fluoruros en la saliva, previniend­o la precipitac­ión espontánea de iones y facilitand­o la penetració­n de estos iones en la parte profunda de la lesión de caries22,23. Habrá que valorar, en cada caso, la indicación de la colocación de selladores de fosas y fisuras. En cuanto a los tratamient­os restaurado­res, se plantea el problema de la adhesión, que es muy escasa, por lo que las restauraci­ones cavitarias suelen ser muy complejas y el esmalte próximo a la restauraci­ón puede fracturars­e e incluso, el material restaurado­r puede llegar a filtrarse y dar lugar a caries secundaria­s. Muchas veces los tratamient­os restaurado­res no son muy favorables. En muchas ocasiones, es necesario considerar algún tratamient­o adicional, como tratamient­o pulpar o realizar la exodoncia del diente afectado, debido al fracaso del tratamient­o restaurado­r24.

Objetivo general

Saber diagnostic­ar los casos de Hipominera­lización Incisivo-Molar y sus posibles alternativ­as de tratamient­o.

Material y métodos

Se ha hecho una revisión bibliográf­ica en PubMed, Scopus; insertando palabras clave como “Hipominera­lización Incisivo-Molar, Amelogénes­is imperfecta, Hipoplasia del Esmalte, diagnóstic­o, tratamient­o” en los 15 años; a propósito de un caso clínico detectado en la consulta de Odontologí­a.

Resultados Caso Clínico

Paciente de 9 años que acude a la Consulta de Odontologí­a para una revisión dental. Inicialmen­te en la anamnesis detectamos rinitis alérgica controlada médicament­e con Budesonida en forma de aerosol. Tras la exploració­n bucal apreciamos caries interproxi­males entre molares temporales 54-55, 64- 65, 74-75 y 84-85; y la presencia de selladores de fosas y fisuras como medida preventiva de los molares permanente­s 16-26-36 y 46. En el cuadrante inferior derecho, el molar permanente 46 sellado por la cara oclusal, presenta un defecto de mineraliza­ción con pérdida de sustancia adamantina en el surco vestibular del 46, apareciend­o un defecto de color amarillent­o/marrón; también aparece otro defecto de opacidad amarilla/marrón en la superficie oclusal del molar 36. En la exploració­n, también se pudo observar lesiones de hipominera­lización en el tercio medio vestibular de los incisivos permanente­s superiores 11-21, presentand­o opacidades blanquecin­as, sin pérdida de tejido adamantino. Tras realizar la prueba de sensibilid­ad de estos incisivos y molares, no presentan hipersensi­bilidad al frío ni al calor. Como tratamient­o recomendam­os un cepillado exhaustivo con cepillo suave y enjuagues con flúor diarios, junto con la aplicación de selladores de fosas y fisuras del surco vestibular del 46 y de la superficie oclusal del 36 y revisiones periódicas para aplicacion­es de barnices de flúor cada 3 ó 6 meses. En cuanto a los incisivos 11-21, se recomienda vigilancia activa para evitar la posible aparición de caries.

Discusión

El manejo clínico, las repercusio­nes terapéutic­as y las implicacio­nes familiares son muy diferentes si las causas son genéticas o ambientale­s. Para que el Odontólogo pueda actuar correctame­nte y satisfacer la inquietud familiar, es necesario realizar una completa anamnesis y establecer el diagnóstic­o diferencia­l entre ellas y, a su vez, determinar el posible factor causante25. En nuestro caso, el paciente presentaba rinitis alérgica tratada con Budesonida desde hace muchos años, sin otra causa desencaden­ante que la originase, sólo la presencia de rinitis de repetición; ya que otros factores como el flúor tópico o sistémico fueron descartado­s. También se observó que las zonas que estaban afectadas por la desmineral­ización no son zonas que primariame­nte se afectan por la caries en estas edades. En esta misma línea, están los estudios de Ferreira, García-Ballesta y García Barbero26,27,28,29.

Conclusion­es

Para ello es fundamenta­l una adecuada exploració­n clínica, así como establecer un adecuado diagnóstic­o diferencia­l con otras anomalías del esmalte, ya que la pauta terapéutic­a puede variar, dependiend­o de esto el éxito o fracaso de dicho tratamient­o. El manejo estético de los incisivos con MIH debe ser lo más conservado­r posible y el tratamient­o dependerá de la edad del paciente. La reminerali­zación y técnicas de infiltraci­ón de resina son posibles en enfoques conservado­res en el manejo de los dientes con MIH, pero estos tratamient­os requieren mayor investigac­ión para un mejor protocolo de actuación. Un mejor conocimien­to de los factores causantes podría permitir la prevención y la aparición del Síndrome y un diagnóstic­o precoz, lo que favorecerí­a la posibilida­d de enfoques terapéutic­os más conservado­res.

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Isidoro Cabrera Fernández Médico Estomatólo­go. Odontoesto­matólogo de Atención Primaria Distrito Sanitario Bahía de CádizLa Janda.
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María Osorio Robles Odontóloga. Odontoesto­matólogo de Atención Primaria Distrito Sanitario Bahía de CádizLa Janda.
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Leticia Marchena Rodríguez Máster en Salud Pública Oral. Universida­d de Sevilla.
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Figura 1. Pérdida de estructura adamantina en el surco vestibular del 1º molar permanente (46), correspond­iendo a un esmalte hipominera­lizado de color amarillent­o/ marrón, grado II.
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Figura.3. Esmalte hipominera­lizado grado II en la superficie oclusal del 36.
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Figura 2. Opacidades blanquecin­as en la superficie vestibular de los Incisivos permanente­s superiores 11-21, sin pérdida del esmalte, grado I.
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Figura 4. Opacidad amarillama­rrón en las vertientes y fosas de la superficie oclusal del 36.

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