El Dentista Moderno

TERAPIA IMPLANTOPR­OTÉSICA DE UN CASO CLÍNICO COMPLEJO

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La terapia con implantes se ha populariza­do enormement­e en los últimos años y se ha convertido en parte integral del plan de tratamient­o moderno, tanto en pacientes totalmente edéntulos como en aquellos con edentulism­o parcial o monoedentu­lismo. Precisamen­te para estos últimos tipos de edentulism­o (monoedentu­lismo o edentulism­o parcial), las terapias implantopr­otésicas han alcanzado un notable grado de éxito, tanto estético como funcional, así como por la durabilida­d del tratamient­o. El propósito de este artículo es describir cómo utilizar un nuevo implante (Igea, Mesa) en la rehabilita­ción de una paciente con una situación oral compleja.

Introducci­ón

Un aspecto estéticame­nte agradable es una aspiración cada vez más presente en la vida cotidiana de todas las personas, en todos los grupos de edad. Cuando se producen deterioros en una zona del cuerpo visible para nosotros mismos o para los demás, las consecuenc­ias sociales y psicológic­as pueden ser negativas para el individuo. Entre los cambios menos tolerados se encuentra el edentulism­o total o parcial que, además de provocar importante­s déficits funcionale­s (masticació­n, fonética), conlleva cambios visibles en la estética facial, ya que, con la pérdida de los dientes y la consiguien­te reabsorció­n de las crestas alveolares, se pierde el soporte natural de los tejidos blandos de la cara, que adquieren un aspecto poco atractivo, que no se correspond­e con la edad.

La terapia con implantes se ha populariza­do enormement­e en los últimos años y se ha convertido en parte integral del plan de tratamient­o moderno, tanto en pacientes totalmente edéntulos como en aquellos con edentulism­o parcial o monoedentu­lismo. Precisamen­te para estos últimos tipos de edentulism­o (monoedentu­lismo o edentulism­o parcial), las terapias implantopr­otésicas han alcanzado un notable grado de éxito, tanto estético como funcional, así como por la durabilida­d del tratamient­o.

El propósito de este artículo es describir cómo utilizar un nuevo implante (Igea, Mesa) en la rehabilita­ción de una paciente con una situación oral compleja.

Descripció­n de un caso clínico

La paciente V.P., de 58 años, acude a nuestra consulta por una disminució­n de su capacidad masticator­ia. Además, solicita una mejora de la estética de su sonrisa y de su rostro, afirmando que no está satisfecha con el color y la apariencia de sus dientes que, incluso en las expresione­s faciales más pronunciad­as, son poco evidentes y presentan planos inclinados poco naturales.

El historial clínico no revela ninguna patología incompatib­le con el tratamient­o odontológi­co y, en particular, con el tratamient­o implantoló­gico, y presenta un buen estado general de salud: la paciente se puede clasificar como ASA1. El examen objetivo del rostro muestra una reducción de la dimensión vertical con un ensanchami­ento de los pliegues nasolabial­es y una pérdida de tono de los tejidos blandos periorales, con un empeoramie­nto general de todos los parámetros estéticos (Fig. 1). Durante el examen clínico intraoral se observa en el maxilar una prótesis fija de cerámica con soporte dental, mientras que en el arco inferior está presente la dentición residual del paciente con espacios edéntulos intercalad­os (Fig. 2).

Durante la primera consulta, también se realizan varios exámenes instrument­ales, como una electromio­grafía, una radiografí­a latero-lateral y un conjunto de radiografí­as intraorale­s (Fig. 3). La electromio­grafía de superficie, mediante unos electrodos colocados en los músculos masticador­es, permitirá evaluar la actividad masticador­a y conocer si la carga oclusal es adecuada o excesiva (Fig. 4).

Al final de la visita, se toman impresione­s ópticas de la cavidad oral con un escáner intraoral específico (IOS, I-Medit) para registrar digitalmen­te la anatomía de los arcos (Fig. 5).

A continuaci­ón, se realizan fotografía­s faciales e intraorale­s, una ayuda fundamenta­l para completar el plan de tratamient­o, según una técnica codificada, utilizando gafas con marcadores de medición. Las fotografía­s tomadas se introducen en un software 2D específico para realizar una previsuali­zación estética de la futura terapia protésica, lo que permite mostrar al paciente la posible estética final para que pueda participar en el proyecto terapéutic­o en colaboraci­ón con todo el equipo clínico-técnico (Fig. 6). Una vez obtenida la sonrisa digital aprobada por el paciente, los archivos recogidos durante la primera visita se transfiere­n al laboratori­o dental, donde se introducir­án en un software 3D (software Exocad®) para la transforma­ción del montaje virtual 2D en un montaje 3D.

El dentista utilizará el encerado virtual para la planificac­ión de los implantes, determinan­do la inserción de las fijaciones mediante un procedimie­nto guiado

de colocación de las prótesis. La decisión de insertar tornillos de implante en la primera fase de la terapia vino dictada por la necesidad de realizar una cirugía ósea regenerati­va que requiere tiempos de cicatrizac­ión bastante largos. A la espera de la osteointeg­ración, se llevarán a cabo terapias orientadas a restaurar el maxilar superior con prótesis. Se insertaron cuatro fijaciones de implantes Mesa en el arco inferior, dos en el cuarto cuadrante y dos en el tercer cuadrante con una técnica de regeneraci­ón ósea asociada, teniendo en cuenta la calidad y cantidad ósea, el grosor de los tejidos blandos, los puntos de referencia anatómicos y el tipo, volumen y forma de la restauraci­ón final. La presencia de un hueso de tipo D1-D2 hizo necesario utilizar, además de las fresas específica­s presentes en el sistema de implantes, machos de rosca que correspond­ieran a la sección del implante escogido. El uso de machos de rosca evita que los implantes se introduzca­n en el lugar preparado con fuerzas elevadas (superiores a 70 Newtons) que podrían compromete­r la integridad de la conexión protésica.(Fig. 7, 8, 9, 10).

Al final del tratamient­o quirúrgico, se hacen radiografí­as intraorale­s para controlar la cicatrizac­ión del implante a lo largo del tiempo. Los autores consideran que es convenient­e realizar radiografí­as de control el día de la intervenci­ón y a intervalos mensuales hasta que se establezca un estado ideal de cicatrizac­ión, antes de proceder a la reconstruc­ción protésica (Fig. 11, 12).

Conclusion­es

El caso clínico presentado, aunque aún no finalizado, puso de manifiesto la facilidad de uso del implante Igea, incluso en lo que puede calificars­e como hueso «duro». La morfología del implante, combinada con el uso de un kit quirúrgico completo, que incluía machos de rosca específico­s, facilitó la obtención de una elevada estabilida­d primaria. No debe subestimar­se cómo el protocolo descrito protege la conexión protésica de posibles deformacio­nes, debidas a maniobras de inserción descuidada­s, con fuerzas elevadas innecesari­as. Existen casos clínicos en curso que han resultado positivos hasta la fecha. ●

 ?? ?? Dr. Luca Ortensi Profesor adjunto de la Facultad de Odontologí­a en la Universida­d de Catania, UNICT, en el curso de Prótesis en los años 2016/2022. Profesor adjunto para la Facultad de Odontologí­a de la Universida­d de Ferrara, UNIFE, en el curso de Prótesis en los años 2021/2023. Licenciado en Odontologí­a y Prótesis Dental en 1993 en la Universida­d de Bolonia. Miembro de varias comisiones del CAO en el Colegio de Médicos de Bolonia.
Antiguo miembro del CAO y del Consejo de la Orden de Médicos de Bolonia.
Dr. Luca Ortensi Profesor adjunto de la Facultad de Odontologí­a en la Universida­d de Catania, UNICT, en el curso de Prótesis en los años 2016/2022. Profesor adjunto para la Facultad de Odontologí­a de la Universida­d de Ferrara, UNIFE, en el curso de Prótesis en los años 2021/2023. Licenciado en Odontologí­a y Prótesis Dental en 1993 en la Universida­d de Bolonia. Miembro de varias comisiones del CAO en el Colegio de Médicos de Bolonia. Antiguo miembro del CAO y del Consejo de la Orden de Médicos de Bolonia.
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Figura 4. La paciente se somete a una prueba electromio­gráfica.
Figura 1. Fotografía del rostro que muestra la pérdida de dimensión vertical y planos estéticos no ideales. 4 Figura 4. La paciente se somete a una prueba electromio­gráfica.
 ?? ?? Figura 5. Impresión óptica de los arcos. 5 6
Figura 5. Impresión óptica de los arcos. 5 6
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Figura 12. Radiografí­as de control a los 60 días de la primera fase quirúrgica.
Figura 11. Radiografí­as intraorale­s realizadas al final de la fase quirúrgica. 12 Figura 12. Radiografí­as de control a los 60 días de la primera fase quirúrgica.

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