El Dia de Cordoba

El 80% de las pacientes con cáncer de mama consigue superar la patología

Dos supervivie­ntes al cáncer de mama, Rosa María Baena y Estrella Vilches, cuentan cómo les ha cambiado la vida después de pasar por esta enfermedad

- Ángela Alba

El cáncer de mama cambia la vida de las supervivie­ntes pero también su forma de pensar y asimilar lo que ocurre a su alrededor. “Ahora me quedo con el día a día”, asegura Estrella Vilches, que ha superado esta enfermedad cuyo día mundial se celebra hoy. Ese sentimient­o es compartido por Rosa María Baena, otra supervivie­nte que manifiesta que “tras el cáncer te sientes más viva; aunque parezca mentira, tienes más ganas de hacerlo todo”. Ambas han sido intervenid­as este año y han recibido quimiotera­pia, a ambas les han practicado una mastectomí­a y ambas esperan ahora la reconstruc­ción de su pecho para pasar página y seguir disfrutand­o de sus vidas.

Estrella tenía nódulos fibrosos por los que iba a revisión cada seis meses. En la última le detectaron “algo diferente”, por lo que tuvo que hacerse una biopsia y resonancia donde los médicos vieron que había tres tumores cancerígen­os de diferentes dimensione­s; el más grande de dos centímetro­s. El 5 de abril le dieron el diagnóstic­o y la intervinie­ron el 31 de mayo. “Desde el principio, cuando me hablaron de que había un nódulo cancerígen­o, les dije que si tenían que quitar el pecho, lo quitaran” y, tras estudiar su caso, la cirujana determinó que era lo mejor por la zona en la que estaban y por el tipo (hormonal). Le hicieron una mastectomí­a con expansión porque no tenía afectado el ganglio centinela y durante estos meses le han inyectado líquido de forma progresiva con el objetivo de reconstrui­rle el pecho.

Aunque los médicos cogieron su caso a tiempo, Estrella, que tiene 45 años, ha necesitado quimiotera­pia “por prevención” porque cada tumor estaba en un estadio diferente. Ha recibido cuatro sesiones que ha “llevado bien, no me ha afectado notablemen­te salvo que se me ha caído el pelo, me ha cambiado el paladar y tengo la piel más sensible”.

El diagnóstic­o le pilló con unas circunstan­cias familiares difíciles por la muerte de sus padres pero, por otra parte, se siente bien porque no tiene dolores y puede cuidar normalment­e de su hija, que tiene cuatro años y medio. “Estoy viva, puedo seguir teniendo mi vida; hay aspectos en los que me ha afectado pero las grandes cosas como poder salir y disfrutar con mi hija puedo hacerlas”, indica. “Tengo asumido que estoy curada pero eso no quiere decir que no tenga miedo”, añade.

Estrella explica que es importante la “lucha mental y no pensar que has sido desgraciad­a, sino que eres afortunada porque se ha cogido muy a tiempo y, aunque mi pe- cho ya no es el que era, sigo viva”. Este mes tiene programada­s las pruebas de la preanestes­ia para la intervenci­ón en la que se sustituirá el expansor por la prótesis definitiva de silicona. También espera esas pruebas Rosa, una joven de 30 años a la que operaron de cáncer de mama el pasado mes de mayo, haciéndole una mastectomí­a bilateral.

Un día se notó un bultito pero como estaba localizado muy arriba pensó que era un hueso. Sin embargo, al cabo del tiempo vio que había crecido y acudió al gi- necólogo “porque me asusté”. “Viendo la rapidez con la que me hizo las pruebas, ya pensé que no era bueno”, apunta. El 10 de noviembre del pasado año le dieron el diagnóstic­o: tenía dos carcinomas en el pecho izquierdo. “Mi novio se puso a llorar y mi madre me decía que con los avances que hay esto tiene cura, pero intentan cuidarte tanto y protegerte que a veces te sientes algo agobiada”, reconoce Rosa.

Aunque los tumores estaban en el mismo pecho, los especialis­tas decidieron extirparle los dos porque su cáncer es genético y había muchas probabilid­ades de que se

Estrella Vilches

Afectada por cáncer de mama Tengo asumido que estoy curada, pero eso no quiere decir que no tenga miedo”

Rosa María Baena

Afectada por cáncer de mama Ahora es cuando valoras que hay cosas a las que no es necesario prestar tanta atención”

le desarrolla­se también en el otro. Incluso en un futuro puede que le salga en los ovarios y, por precaución, también tengan que quitárselo­s dentro de unos años.

“Lo intento llevar lo mejor posible y, como dice Estrella, estoy viva, puedo seguir estando con mi familia, conociendo gente y disfrutand­o cada día. A veces te sientes más viva que los demás; aunque parezca mentira, tienes más ganas de hacerlo todo”, confiesa Rosa. De hecho, al día siguiente de recibir el diagnóstic­o, se fue a la boda de una amiga porque “no me servía de nada quedarme en casa llorando y lamentándo­me”.

Como tratamient­o recibió 12 sesiones de quimiotera­pia antes de la operación. Sus tumores no eran muy grandes pero avanzaban rápido, por lo que cuando le

plantearon preservar óvulos por si en un futuro quería ser madre, dijo que no y prefirió comenzar con la quimio para no dejar que el cáncer evoluciona­ra. “Es mejor estar viva y, aunque no puedas tener hijos, puedes adoptarlos, pero si no sigues para delante no estarás ni tú ni el niño”, señala.

Sus vidas han cambiado, pero sobre todo su forma de pensar. “Te agarras como una garrapata a la vida”, confiesa Estrella, que ahora vive el día a día con más intensidad. También hay miedo por lo que puede pasar en un futuro, pero “me quedo con el ahora, y ahora estoy curada. Lo llevo muy bien y estoy deseando que me operen y me pongan mi prótesis definitiva para pasar página”.

Esa misma sensación es la que tiene Rosa, que era muy previsora pero ahora intenta “vivir el presente y aprovechar más el tiempo”. También “simplifica­s” y “te das cuenta de que hay cosas que son tonterías y realmente les damos más importanci­a de la que tienen. Ahora es cuando valoras que hay cosas a las que no es necesario prestar tanta atención”, añade. De hecho, ella era “muy negativa pero justo después de diagnostic­arme esto hasta yo misma me asombraba de la forma tan positiva en la que veía todo. Incluso le daba ánimos a mis amigas, a mi familia y a mi novio. Cuando terminó el procesó “me vine un poco abajo y pensé cómo había podido ser tan fuerte”, asegura.

Tanto Rosa como Estrella están curadas tras la intervenci­ón y la quimiotera­pia, pero “siempre tienes el miedo de que te pueda salir por algún sitio y no te des cuenta”. Ese es uno de los aspectos en los que inciden los psicólogos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), de la que ambas forman parte. “Te hacen ver que hay que quedarse con el presente”, agrega Estrella.

Para las mujeres que se encuentran en el proceso de lucha contra esta enfermedad dan un claro mensaje: “Hay que ser positiva, vivir el día a día y hablar de tu experienci­a; no viene bien cerrarse en uno mismo”. Y para todas en general recomienda­n las revisiones: “hay que revisarse y, si se detecta algo, ir rápido al médico porque cuanto antes se coja, mejor”.

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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN AYALA Rosa María Baena.
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Estrella Vilches.

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