Cosentino inaugura un centro de 2.700 metros cuadrados en Lisboa
El Grupo Cosentino ha inaugurado una instalación logística y comercial en Lisboa. El nuevo Cosentino Lisboa Center supone un importante salto cualitativo de la presen- cia de Cosentino en Portugal, ya que esta infraestructura cuenta con una mayor superficie total y capacidad que las instalaciones anteriores. El nuevo centro alberga un modernizado showroom, que permitirá ofrecer a los profesionales del sector una atención aún más cuidada y personalizada.
Las instalaciones de Cosentino en Lisboa, donde trabajarán 11 personas, han conllevado una inversión de 305.000 euros. Además pone a disposición de los clientes de la compañía en la región más de 2.700 metros cuadrados.
“Este nuevo Center refleja la apuesta decidida de Cosentino por el mercado portugués. Nos implantamos aquí hace ya 12 años y desde entonces hemos crecido siempre en cuota de mercado. El entorno económico actual del país es favorable, creciendo hoy por encima de la media de la UE”, afirmó Eduardo Martínez-Cosentino Ramos, director comercial de Iberia de Grupo Cosentino.
HACE unos quince años, cuando aquí los apartamentos turísticos tenían en la entrada un cartel azul con llaves amarillas y un recepcionista, nunca dentro de comunidades habitadas por familias y personas residentes, durante la fiesta del Fringe alquilamos un par de semanas un apartamento espacioso, muy acogedor, con preciosas vistas del Castillo de Edimburgo: era un apartamento turístico, pero yo no lo hubiera denominado así entonces. Éramos dos familias con niños, nueve personas en total. Recuerdo que me extrañaba mucho que los vecinos de la finca no devolvían el saludo, o todo lo más lo gruñían. Lo atribuí al carácter todo menos versallesco de los escoceses. Luego caí en la cuenta: nueve personas, de ellas 5 niños de entre 6 y 14 años, con su continuo entrar y salir, su despiste sobre las normas tácitas y expresas de la comunidad, con sus juegos y con los trasnoches que permite la holganza no son un grupo con el que uno precisamente desearía convivir. Mucho menos si estos grupos van trayéndote al otro lado del tabique a gente siempre distinta, completos desconocidos, melones por calar, que se irán: una casa kleenex. Esto no es plato de gusto, sobre todo si cuando se adquirió la propiedad el edificio éste estaba habitado por personas y familias estables o al menos responsables de su propiedad, y no se preveía el trajín continuo de extranjeros y turistas en general. Cada uno de su padre y de su madre: parejas de maduros o jóvenes educados, pandillas de chavales que van a muerte con el viaje y su frenesí y su ruido, grupos que engañan al emprendedor turístico (más o menos dado de alta) y se meten con el doble de personas que plazas; familias con niños, como las nuestras. Apuesto a que a usted ese plan le repele por completo. Y otro, como señalaba Charo en una red social esta semana: “Los fondos buitre que están adueñándose del casco histórico con la anuencia del Ayuntamiento [Sevilla]. Ese es el verdadero peligro para la despersonalización de la ciudad (…) edificios que reconvierten de forma encubierta zonas residenciales en bloques de apartamentos, sin apenas crear empleo ni dejar valor añadido alguno en la ciudad”. Todo activo lleva su pasivo: ése es el caso del turismo, ancla salvadora y generadora de empleo en zonas desindustrializadas y de poca calidad empresarial. Y también fuente de ciudades de pega, que sólo por sus monumentos tienen algo que ver con lo que fueron. Incluso en ciudades cuyos indígenas son figurantes gozosos y gratuitos de la tematización urbana. A los fondos de inversión les importamos usted y yo un rábano radical. Ayuntamientos: metan este asunto en sus prioridades. No reinventen la rueda ni den ojana con medidas cosméticas. Copien de otros sitios. Y actúen. Pero a la voz de ya. Por favor.
En las nuevas instalaciones, en las que trabajará un equipo de 11 personas, se han invertido 305.000 euros