Una demanda histórica para el sur
POR fin. Esto han debido de pensar los cientos de agricultores al conocer la noticia dada esta semana por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG): se ampliará con 7.000 hectáreas más la zona de regadío del GenilCabra, lo que implicará que el 100% de las parcelas que están en la provincia de Córdoba cuenten con este sistema de riego –faltan otras 9.000 en la provincia de Sevilla–. Se trata de una demanda histórica que los productores y las colectividades de usuarios han demandado a la Administración central desde hace años.
Eso sí, no se pueden lanzar las campanas al vuelo y la cautela es la mejor amiga en estas situaciones. La puesta en riego de estas
Los agricultores critican que existía un agravio comparativo entre Córdoba y el resto
hectáreas podría tardar años en llevarse a cabo, aunque con sólo el anuncio de la Comisión Técnico Mixta de la Zona Regable del Genil-Cabra, donde además de la CHG también participa la Junta de Andalucía, se ha dado un gran paso.
Esa petición histórica no venía sola, ya que traía consigo, además, un trasfondo de crítica. Las asociaciones agrarias recordaban que no es del todo lógico que una provincia como Córdoba, la que más agua almacena de Andalucía, tuviera menos superficie de regadío que las provincias de alrededor.
Los datos son claros en este sentido: Córdoba cuenta actual- mente con 121.294 hectáreas de regadío (más de 50.000 sólo de olivar), mientras que Jaén tiene más de 290.000 (con el olivar imperando también con más de 261.000 hectáreas) y Sevilla llega hasta las 306.809 hectáreas (poco más de 87.000 de olivar). La comparativa, por lo tanto, entre las hectáreas en puesta de riego y el agua que se embalsa deja a Córdoba en una situación bastante inferior a las otras dos citadas provincias. Esto supone para asociaciones agrarias como Asaja “un agravio comparativo”.
Entre las razones que podrían explicar por qué se ha tardado tanto en ejecutar dicha infraestructura destaca, muy por encima del resto, la económica. Las infraestructuras para llevar el regadío hasta las parcelas precisan de una dotación económica que hace pocos años era complicado de asumir. Aún así, la ampliación de las 7.000 hectáreas precisa de un desembolso monetario significativo, pero nada comparable a actuaciones anteriores. Esto es así porque no será necesario alargar el canal principal del GenilCabra, que ahora termina en la estación de bombeo de La Catalineta. Sería lo más costoso, pero los estudios técnicos realizados determinan que desde esa infraestructura de La Catalineta se podría llevar el agua directamente a las parcelas de esas nuevas 7.000 hectáreas de riego. Aventurar cuándo podrá listo este pro- yecto es complejo, pero a nadie escapa que pasarán años.
Por eso, la hoja de ruta a seguir está muy clara. El Gobierno debe decidir en primera instancia qué ministerios son los competentes para la ejecución de las obras y trabajar, además, para que la Junta de Andalucía se involucre en la iniciativa, como ya hizo con la red de gravedad en anterior ampliaciones de esta comarca regable del sur de Córdoba. Además, debe anotar lo antes posible una partida presupuestaria que, de alguna manera garantice que la actuación se va a realizar.
Pero eso no es todo. Las soluciones al problema de la colmatación del embalse de Cordobilla –que es el que surte de agua al Genil-Cabra– tienen que solventarse más pronto que tarde. Si hay algo que han reconocido todos los gobiernos –sean del color que sean– es que esta comarca regable es un ejemplo en la eficiencia y una de las más modernas del país. Por ello, su desarrollo está más justificado que nunca.
Por el camino, y como cuestión añadida, las instituciones tendrán que trabajar en el precio que recibe el agricultor por sus productos. Las distintas normativas que se han ido aprobando en los últimos años apenas han tenido impacto y mientras que el consumidor paga un precio justo por los alimentos, al agricultor le siguen llegando las migajas. El Genil-Cabra necesita agua, pero no sólo eso.