Los vecinos de Barbate lloran una tragedia que suma ya 12 cadáveres
Con aplausos terminaba ayer en la plaza del faro de Barbate el minuto de silencio que sirvió de acto solidario en memoria de las últimas víctimas que se ha cobrado el drama de la migración, una tragedia, la de la patera de Los Caños, que suma ya 12 cadáveres con el localizado en la madrugada de ayer. Tras varias pancartas en las que se podían leer mensajes como No más muertos en el Estrecho, Las fronteras cerradas matan, Demasiado Estrecho o No más sueños ahogados, se realizó un medio círculo en la plaza del faro del que participó un centenar de personas entre representantes de colectivos, partidos políticos, vecinos e incluso un grupo de jóvenes con 18 años recién cumplidos que han estado en centros de acogida desde que llegaron en diferentes pateras. Ahora se presenta un futuro incierto para ellos, según expuso el presidente de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, Rafael Lara. En la lectura de un manifiesto, Lara reclamó vías legales y seguras para evitar más muertes en el Estrecho y el Mediterráneo, que según sus datos se ha tragado en lo que llevamos de año a 629 personas, mientras que un número que puede duplicar esa cifra estarían dados por desaparecidos. El portavoz de la APDHA apunta al cierre de las fronteras europeas y especialmente las de Italia como causa del tráfico de migrantes por el Estrecho, además de la situación política y social que se vive en Marruecos. Rafael Lara y el alcalde de Barbate, Miguel Molina, lamentaron que ninguna Administración superior se haya puesto en contacto con el Consistorio para mostrarles su solidaridad en estos momentos que todo un pueblo llora por la tragedia de la inmigración.
la calle, los que se mueven en los suburbios de las grandes ciudades sin nada que hacer y que están solos. Su única oportunidad es el salto”. En Ceuta hay muchos de estos niños, se les ve alrededor del puerto, hasta arriba de pegamento.
Una fuente del Obispado de Tánger, donde se trabaja muy directamente con los inmigrantes subsaharianos aporta otra vertiente de la situación, la que afecta a la personas con las que él trabaja, la que explicaría su insólita escasa presencia en las pateras en los últimos meses.“No estoy seguro de por qué no pasan ahora tantos subsaharianos –señala–, pero desde luego puede ser porque ahora hay muchos más controles por parte de la Policía marroquí. Está habiendo muchos arrestos en las grandes ciudades lejos de Tánger, como Casablanca, Agadir, Meknes. Entran en las habitaciones de las gentes, las detienen y las deportan. Por eso no pueden llegar aquí, y por eso seguramente no se embarcan”.
Marruecos busca, con el apoyo de España, un tratamiento especial por ser el país que contiene la frontera. Ser la Turquía de la vía atlántica. Esto vale para los subsaharianos. Para el nuevo éxodo juvenil marroquí las claves son otras. Para los chavales que buscan oportunidades el éxito está en llegar a la otra orilla, no ser detectados para no ser devueltos al punto de partida, no destrozar la embarcación en una rompiente, no ser disparados por la Marina real... La rebeldía contra su destino contiene un coraje que conmueve. Cada cuerpo de un joven que escupe el mar, con la piel de un blanco lunar, es un insoportable fracaso sin límite. Un fracaso de todos.