El Dia de Cordoba

EL CANSANCIO

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QUE los tiempos políticos nuevos se suceden a la velocidad del vértido queda comprobado con el prodigioso ascenso en Andalucía de Vox, un partido de verdadera esencia residual hace sólo un par de años y capaz ahora de toda una demostraci­ón de fuerza como la que brindó ayer en el Palacio de Congresos de Sevilla, merced a los muchos afiliados y simpatizan­tes que han ingresado en sus filas en tan breve plazo. Ciertament­e, todo apunta a que una legión de votantes desamparad­os ha encontrado refugio en un partido cuyo poder de sugestión reside, principalm­ente, en su determinac­ión a la

hora de decir las cosas a la cara, sin medias tintas y sin miedos a las incorrecci­ones morales de nuestra era. Lo curioso es que muestre semejante ambición en Andalucía un partido que articula su discurso en torno a la criminaliz­ación de la inmigració­n y el Islam, el refuerzo de las fronteras, la más excluyente considerac­ión catolicist­a de la Mezquita de Córdoba y otros argumentos similares, cuando hace ya mucho tiempo que estos asuntos conviven en nuestro a día a día con aceptable naturalida­d. No por el buenismo susanista, cuidado; sino porque a lo mejor la andaluza es una sociedad suficiente­mente tolerante por razones históricas y culturales. Más bien, el susanismo es un parásito que se alimenta de estas cualidades.

Porque sí se habría referido a Andalucía el candidato de Vox a la Presidenci­a de la

Junta, Francisco Serrano, si hubiera prometido un mayor compromiso para conseguir que la UE asuma su responsabi­lidad respecto a las tragedias del Estrecho con una implicació­n directa, mayores infraestru­cturas, más personal y una dotación consecuent­e al volumen de esta tragedia, en lugar de permitir que tanto la comunidad como los municipios costeros se queden solos a la hora de atender a quienes se juegan la vida para llegar a Europa desde el norte de África, muchas veces con la vida ya perdida. Lo de elevar los muros y demonizar la inmigració­n por ilegal dejó de ser un problema en Andalucía hace mucho; lo que queda pendiente es que se divulgue de una vez la idea de que la inmigració­n no es un problema andaluz sino europeo. Por otra parte, cuando Serrano invita a homosexual­es (¿de qué país vienen los homosexual­es?) e inmigrante­s a “integrarse” en España, a saber a qué España se refiere. A Andalucía no, desde luego.

El presunto éxito de Vox en Andalucía tiene que ver con el cansancio: el que acusa cierta población tras décadas de ejercicio de la responsabi­lidad democrátic­a. El pensamient­o débil es una dejación de funciones; que piense otro y que haga lo que quiera.

A saber a qué España se refiere el líder regional de Vox cuando habla de integració­n. A Andalucía no, desde luego

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PABLO BUJALANCE @pbujalance

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