El Dia de Cordoba

Aquellas ligas estratosfé­ricas

Las dudas del Barça, que el pasado año tardó 33 jornadas en encajar los 18 goles que suma hoy, dejan una zona alta de la tabla igualada a la baja

- Juan Antonio Solís

Aquel Barcelona de Guardiola, también el posterior de Vilanova, el Madrid de Mourinho que cantó el alirón, el Barça de Luis Enrique y el Madrid de Zidane no necesitaba­n cruzar el primer tercio del campeonato, las 13 jornadas, para alcanzar y superar con holgura los 30 puntos. La proyección de esos futuros campeones encarecía el título hasta los 90 puntos o más allá. Si Ernesto Valverde es el entrenador del vigente campeón es porque también logró, Messi mediante, que su Barcelona volara por esa estratosfe­ra: 34 puntos atesoraba a estas alturas, consumidas doce jornadas, hace justo un año. Su camino fue casi impoluto: 11 victorias y un empate. 34 puntos de 36. Un 94,4% de la cosecha. Al final, acabó con 93 puntos y una sola derrota. Otra Liga estratosfé­rica.

Hoy, el Barça vuela mucho más bajo: 24 puntos. Le han aflorado grietas en el fuselaje: 18 goles ha encajado ya. Sólo cinco equipos de la Liga han visto perforada su portería más veces. El barcelonis­mo recuerda con nostalgia la admirable presión en zonas adelantada­s tras pérdida de balón, que fue clave en el manual de Guardiola, Vilanova o Luis Enrique para percutir una y otra vez y desmontar a los adversario­s. Con Valverde, la pasada Liga, el Barça ganó un medio y se parapetó algo más atrás para marcar las diferencia­s desde la calidad de su ataque, sí, pero también desde su coriáceo repliegue: 4 goles había concedido en las primeras doce jornadas porque el equipo era un acordeón, con un triángulo mágico integrado por Busquets, Piqué y Umtiti. Y en última instancia aguardaba Ter Stegen...

El Barça campeón jugó ¡33 jornadas! para encajar los 18 goles que hoy deslucen su liderato.

No es habitual que el primer clasificad­o de la Liga Santander se haya embolsado sólo el 66,7% de los puntos, dos tercios del botín, lo que normalment­e da para plaza de Champions.

Esos titubeos del Barcelona han animado a Atlético y Real Madrid. Simeone oye voces disonantes en el entorno, porque el carísimo proyecto arroja más dudas de las previstas, pero el épico canto ante el Athletic a la voz del mariscal Godín hace cerrar filas a la afición colchonera, que tras el parón liguero va a convertir en una caldera el Wanda con la visita del Barça. A un puntito está el Atlético del liderato, con permiso de Sevilla y Alavés, también con 23.

El madridismo, por su parte, se encuentra con que su equipo, tras unas largas semanas de zozobra que en condicione­s normales le hubieran descabalga­do de la Liga, se halla sólo a cuatro puntos del Barça. Solari ha caído de pie y con un fichaje que no necesita de la reapertura del mercado: la fortuna. Algo tuvo que ver la misma en el gol que el acta otorgó a Vinicius ante el Valladolid y también actuó en la ensalada de rebotes que acabó con el autogol de Cabral. Ojo, que un entrenador con suerte es casi tan peligroso como Messi.

Esta Liga tan humana, tan abierta, tan democrátic­a, recuerda a las de finales de los 90 y principios de este siglo. Lo normal es que los tres acorazados acaben arriba y destacados, pero ese perfil más igualado da más sabor y, sobre todo, da más valor a los puntos porque se está haciendo más difícil conseguirl­os.

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