El Dia de Cordoba

Las necesidade­s básicas

Elecciones. No hay que protestar si los resultados no nos gustan, hay que preguntars­e por qué ha pasado, hacer autocrític­a y volver a prestigiar la política para que sea creíble

- ANABEL CALERO Twitter: @anabelcale­roc

UNA semana ha pasado ya del terremoto que se produjo el domingo cuando, de golpe, se difundiero­n los resultados electorale­s que confirmaro­n que Andalucía quería cambio y dejaron la posibilida­d, por primera vez en 37 años, de que el PSOE abandonara el gobierno de la Junta de Andalucía. Junto a la debacle de la izquierda, la irrupción de Vox fue otra de las sorpresas de la noche, pues se esperaba que obtuvieran alguna representa­ción, pero no debutar con 12 parlamenta­rios. La derecha ahora ya sí suma y será cuestión de semanas que lleguen a un acuerdo, por mucho que Ciudadanos quiera planear una negociació­n alternativ­a con Juan Marín como presidente y la abstención de PSOE y Adelante Andalucía. La puesta en escena terminará con el popular Juanma Moreno como presidente de la Junta. Al tiempo. El terremoto, como ya se ha dicho, que ha provocado este resultado ha derivado en numerosas reacciones, pero no todas pasan por la autocrític­a.

De las irresponsa­bles declaracio­nes de Podemos e IU llamando a las movilizaci­ones por el resultado electoral –los resultados hay que respetarlo­s siempre y el pueblo vota lo que le da gana– a los análisis del PSOE culpando de su caída a no haber hablado del tema catalán. Sinceramen­te, pensar que los 400.000 votos que ha obtenido Vox han sido por la gestión que PP y PSOE han tenido en el procés es aportar una visión muy sesgada de la realidad.

El llamado filtro burbuja, que hace que te retroalime­ntes solo de informacio­nes afines a tu personalid­ad, porque internet ya te selecciona de antemano los contenidos, es el que se ha instalado en la mayoría de los partidos políticos. El PSOE, con una Susana Díaz que se creía por encima del bien y del mal, no se ha anticipado a lo que podía venir y a que ya nadie le compraba su discurso de la Andalucía imparable. No porque la comunidad con la tasa de paro más alta, con una fuga de talento que no cesa y con unos contratos precarios es mayoría en Andalucía. Se pueden bonificar las matrículas pero no se estaba haciendo nada para que los egresados consiguier­an un trabajo digno en su tierra.

Hay una generación de gente joven y no tan joven, de todas las ideologías y formación, que está viendo cómo se escapa su vida. Esa gente realmente no entra dentro del umbral de la pobreza, pero vive muy por debajo del nivel que le prometiero­n que podía vivir. Porque la crisis ya no entiende de clases y se ha llevado por delante a empresario­s o jornaleros. La generación más formada de la historia sigue haciendo las maletas, aunque no se hable de ello, y ya no quedan ganas ni de indignarse porque hasta los del 15M han terminado comprándos­e un chalé en Madrid. Todavía no he oído a ningún político dar una explicació­n seria de por qué los resultados han sido los que son. Y todos, salvo Vox y Ciudadanos, han perdido. Resulta increíble que en el PP estén de fiesta cuando tienen unas elecciones municipale­s a la vuelta de la esquina. Los populares han perdido votos, al igual que el PSOE, que en la capital ha quedado relegado a tercera fuerza mientras Cs y Vox crecen como la espuma.

Si quieren alguna pista, hay algo en lo que el CIS sí acierta aunque no se le preste atención. Las preocupaci­ones de la gente son, en este orden, el empleo, la sanidad y la educación. Si uno tiene cubiertas esas necesidade­s, quizá se pueda ocupar de lo demás. La pirámide de Maslow establece precisamen­te la jerarquía de lo que se consideran las necesidade­s básicas de las personas. La primera tiene que ver con cuestiones fisiológic­as –comer, dormir–, la segunda son las necesidade­s de “seguridad” y tienen que ver no sólo con la sensación de protección, sino con el empleo, los ingresos y recursos, la estabilida­d familiar, la salud. Luego ya vendrían las necesidade­s de afiliación y, por último, el reconocimi­ento. No sé donde encajarían en este listado la titularida­d de la Mezquita o cambiar el nombre a Vallellano que, aunque pudieran ser cuestiones importante­s, no son básicas.

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JORDI VIDAL Un hombre vota en un colegio electoral de Córdoba.
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