Las necesidades básicas
Elecciones. No hay que protestar si los resultados no nos gustan, hay que preguntarse por qué ha pasado, hacer autocrítica y volver a prestigiar la política para que sea creíble
UNA semana ha pasado ya del terremoto que se produjo el domingo cuando, de golpe, se difundieron los resultados electorales que confirmaron que Andalucía quería cambio y dejaron la posibilidad, por primera vez en 37 años, de que el PSOE abandonara el gobierno de la Junta de Andalucía. Junto a la debacle de la izquierda, la irrupción de Vox fue otra de las sorpresas de la noche, pues se esperaba que obtuvieran alguna representación, pero no debutar con 12 parlamentarios. La derecha ahora ya sí suma y será cuestión de semanas que lleguen a un acuerdo, por mucho que Ciudadanos quiera planear una negociación alternativa con Juan Marín como presidente y la abstención de PSOE y Adelante Andalucía. La puesta en escena terminará con el popular Juanma Moreno como presidente de la Junta. Al tiempo. El terremoto, como ya se ha dicho, que ha provocado este resultado ha derivado en numerosas reacciones, pero no todas pasan por la autocrítica.
De las irresponsables declaraciones de Podemos e IU llamando a las movilizaciones por el resultado electoral –los resultados hay que respetarlos siempre y el pueblo vota lo que le da gana– a los análisis del PSOE culpando de su caída a no haber hablado del tema catalán. Sinceramente, pensar que los 400.000 votos que ha obtenido Vox han sido por la gestión que PP y PSOE han tenido en el procés es aportar una visión muy sesgada de la realidad.
El llamado filtro burbuja, que hace que te retroalimentes solo de informaciones afines a tu personalidad, porque internet ya te selecciona de antemano los contenidos, es el que se ha instalado en la mayoría de los partidos políticos. El PSOE, con una Susana Díaz que se creía por encima del bien y del mal, no se ha anticipado a lo que podía venir y a que ya nadie le compraba su discurso de la Andalucía imparable. No porque la comunidad con la tasa de paro más alta, con una fuga de talento que no cesa y con unos contratos precarios es mayoría en Andalucía. Se pueden bonificar las matrículas pero no se estaba haciendo nada para que los egresados consiguieran un trabajo digno en su tierra.
Hay una generación de gente joven y no tan joven, de todas las ideologías y formación, que está viendo cómo se escapa su vida. Esa gente realmente no entra dentro del umbral de la pobreza, pero vive muy por debajo del nivel que le prometieron que podía vivir. Porque la crisis ya no entiende de clases y se ha llevado por delante a empresarios o jornaleros. La generación más formada de la historia sigue haciendo las maletas, aunque no se hable de ello, y ya no quedan ganas ni de indignarse porque hasta los del 15M han terminado comprándose un chalé en Madrid. Todavía no he oído a ningún político dar una explicación seria de por qué los resultados han sido los que son. Y todos, salvo Vox y Ciudadanos, han perdido. Resulta increíble que en el PP estén de fiesta cuando tienen unas elecciones municipales a la vuelta de la esquina. Los populares han perdido votos, al igual que el PSOE, que en la capital ha quedado relegado a tercera fuerza mientras Cs y Vox crecen como la espuma.
Si quieren alguna pista, hay algo en lo que el CIS sí acierta aunque no se le preste atención. Las preocupaciones de la gente son, en este orden, el empleo, la sanidad y la educación. Si uno tiene cubiertas esas necesidades, quizá se pueda ocupar de lo demás. La pirámide de Maslow establece precisamente la jerarquía de lo que se consideran las necesidades básicas de las personas. La primera tiene que ver con cuestiones fisiológicas –comer, dormir–, la segunda son las necesidades de “seguridad” y tienen que ver no sólo con la sensación de protección, sino con el empleo, los ingresos y recursos, la estabilidad familiar, la salud. Luego ya vendrían las necesidades de afiliación y, por último, el reconocimiento. No sé donde encajarían en este listado la titularidad de la Mezquita o cambiar el nombre a Vallellano que, aunque pudieran ser cuestiones importantes, no son básicas.