El Dia de Cordoba

Inteligent­e (¿o listo?) McKay, genial Bale

- Carlos Colón

Pese a lo que dice y se lee casi nada es nuevo en esta muy interesant­e película, realzada por encima de ella misma gracias a la interpreta­ción portentosa de Christian Bale. Aplica a la crítica política el tratamient­o que Scorsese hace de los mafiosos y Sorrentino hizo de Andreotti; trabaja el panf leto con la desenvoltu­ra tramposa y provocativ­a de Michael Moore; mezcla imáge- nes documental­es y reales, y da a estas un ritmo endiablada­mente eficaz a través del montaje, como Oliver Stone hizo en JFK; establece comparacio­nes simbólicas a través de insertos (un león devorando a un antílope como imagen del depredador político, un pez mordiendo un anzuelo mientras seduce/engaña a Bush Jr., rostros de faraones, reyes y dictadores como símbolos de su ambición de poder) imitando casi un siglo después los recursos de Eisenstein (y con bastante menor sutileza, todo hay que decirlo).

Lo nuevo es la mezcla de todo ello y que Adam McKay le sume su talento más original, el de la humorada gamberra del Saturday Night Live del que fue guionista durante seis años y de las comedias con Will Ferrer que le dieron la fama: El reportero: la leyenda de Ron Burgundy (2004), Pasado de vueltas (2006), Herma- nos por pelotas (2008), Los otros dos (2010) y Los amos de la noticia (2013). La gran apuesta (2015) supuso un decisivo salto adelante en su carrera –reconocido con el Oscar al mejor guión y cinco nominacion­es– al adaptar y disciplina­r su talento para la comedia gamberra y desmadrada a la crítica política corrosiva abordando el tema de las hipotecas subprime, los especulado­res y la gigantesca crisis financiera. Ahora El vicio del poder supone otro paso adelante.

En su retrato de Dick Cheney, el vicepresid­ente que acumuló más poder en la historia de los Estados Unidos, un hombre aparenteme­nte gris que es lo más parecido a un político corrupto, ambicioso y maniobrero italiano que haya producido la política americana (hasta la llegada de esa especie de Berlusconi con f lequillo que es Trump), McKay maneja casi siem- pre con éxito el exceso y la payasada, aunque al final se le va el juego de las manos con la escena del restaurant­e y sobre todo con la del trasplante que da paso a la última y peor parte de la película (con la excepción del parlamento final mirando a cámara, muy conseguido como cierre y culminació­n del asombroso trabajo de Bale); mezcla con inteligenc­ia la parodia corrosiva con pequeñas escenas de desconcert­ante intensidad dramática (sobre todo en las muy breves evocacione­s del infernal hogar de la influyente esposa de Cheney, presentada como una especie de Lady Macbeth con laca); maneja muy bien el rompecabez­as de tiempos –incluido un final falso incluso con títulos de crédito a los 50 minutos de película– ligando el pasado y el presente de su protagonis­ta.

En conjunto se trata de un muy buen retrato de Cheney que a su vez se presenta como un símbolo de la crisis política y ética de la democracia estadounid­ense, que parece incapaz de recobrar la confianza en sus orígenes tras los traumas sucesivos de los magnicidio­s de los dos Kennedy y Luther King, Vietnam y el Watergate. Agravados por las guerras de Iraq, el trauma del 11-S, la crisis de 2007, la decepción que supuso Obama y la actual caída en Trump. Su punto débil es la incapacida­d de McKay para controlar con rigor la tormenta de imágenes que desata. Lo corrosivo, ácido, desmadrado o bufonesco tiene también sus reglas.

Afortunada­mente la interpreta­ción de Christian Bale –que deja en nada las metamorfos­is de De Niro y hace aún más ridícula la plastifica­da caracteriz­ación de Servillo como Berlusconi– minimiza los defectos de la película y aumenta sus virtudes. No se trata sólo de maquillaje y rellenos, sino sobre todo de talento. Amy Adams, como su esposa, no se deja devorar por él. No se puede decir nada mejor de su interpreta­ción. Steve Carrell y Sam Rockwell, en cambio, sobreactúa­n. Magnífica la banda sonora compuesta por Nicholas Britell (un acierto el arranque a piano solo) y las canciones que marcan tiempos o ambientes (incluido el América de West Side Stor y que cierra la película irónicamen­te).

 ?? E. D. C.. ?? Christian Bale realiza una portentosa interpreta­ción en esta cinta de Adam McKay sobre el vicepresid­ente estadounid­ense Dick Cheney.
E. D. C.. Christian Bale realiza una portentosa interpreta­ción en esta cinta de Adam McKay sobre el vicepresid­ente estadounid­ense Dick Cheney.
 ?? . ?? Amy Adams encarna a la esposa.
. Amy Adams encarna a la esposa.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain