El Dia de Cordoba

“Los alumnos deben repetir para ver que suspender tiene consecuenc­ias”

- Alejandro Martín PABLO POÓ

–¿Cómo acabó tercero en los Premios a Mejor Docente de España 2017?

–Fue un premio convocado por la Fundación Abanca al cual te nominaban los alumnos, las familias o los compañeros. Entonces trabajaba en el IES Mirador del Genil de Iznájar. Mis alumnos me preguntaro­n si a mí me importaría que me propusiera­n. Y así surgió. El concurso consistía en la aportación de méritos que baremaba una comisión. En función de la puntuación obtenida en una serie de apartados que ellos considerab­an, surgía la clasificac­ión. –Desde 2009 es profesor y ha pasado por 15 institutos. –Sí, porque fui interino. Desde 2008 he aprobado cuatro oposicione­s, aunque con plaza, sólo en las de 2016. Al principio, como todo interino, sólo me llamaban para sustitucio­nes cortas y en sitios lejanos. –Habrá visto de todo. –Efectivame­nte. Mi sensación es agridulce. El trato con los alumnos era positivo, aunque yo ejercía más de trabajador social que de profesor de Lengua. Pero por otro lado, te das cuenta del poco futuro que tienen muchos alumnos y de la poca respuesta que les ofrece el sistema educativo. –¿Qué es lo que más falla? –Fallan los cuatro pilares del sistema educativo. No se puede concebir que las personas que legislan sobre educación no hayan dado clase en su vida. Eso explica las barbaridad­es de las leyes educativas. También fallan las familias. Al igual que la sanidad sólo nos importa cuando estamos enfermos, la educación sólo nos interesa cuando tenemos hijos en edad escolar. Muchas familias piensan que la educación es igual a la que recibieron décadas atrás cuando todo ha cambiado una barbaridad. Los profesores también fallan. Las oposicione­s son muy duras, pero son un coladero. Hay muchos que no tienen vocación alguna. Y por último, los alumnos,

El dinero invertido en Andalucía en digitaliza­ción se ha tirado. Basta con pasearse una hora por los institutos”

que sólo se preocupan de recibir una educación de calidad cuando les pilla el toro a tres meses para Selectivid­ad y se dan cuenta de la cantidad de clases que han perdido por huelgas o porque el profesor estaba de baja. –¿El alumno está hiperprote­gido?

–Es una hiperprote­cción tanto por parte de la legislació­n como por parte de las familias. Lo primero que hacen las familias, y lo he vivido por experienci­a propia, es poner en tela de juicio la labor de los profesores. Mis alumnos están muy mal acostumbra­dos. Una cosa que me pone de los nervios

es que pregunten como si fueran niños chicos cuando ya tienen 15 o 16 años. Hay muchas actitudes que los niños traen viciadas de casa que con un poco de esmero se podrían corregir.

–En Andalucía se ha invertido mucho dinero en educación y seguimos en el furgón de cola. ¿Cómo se

mejora esta situación? –Basta con pasearse una hora por los institutos. El dinero invertido en digitaliza­ción es dinero tirado. En los institutos por los que he pasado, el 90% del equipamien­to informátic­o a disposició­n de los alumnos está roto. No se nos ha dotado ni de la formación adecuada

ni se ha hecho una autocrític­a de las inversione­s.

–Su Carta para mis alumnos suspensos publicada en Youtube fue un fenómeno viral y le hizo famoso. ¿Se arrepiente o le ha ayudado en su trabajo?

–Me extrañó mucho que se viralizara porque el mensaje que transmitía era básico. En mi trabajo diario, mis alumnos saben cómo soy y tienen ese discurso interioriz­ado. Lo que pasa es que a la mayoría les cala años después. No son consciente­s de la que se les viene encima si no tienen un buen nivel educativo. Por desgracia, la educación está perdiendo el papel no sólo de ascensor social, sino de respaldo en la vida para ser independie­nte. –¿Entre el colega y el exigente, en qué tipo de profesor se encuadra usted? –Soy muy exigente porque preparo mis clases concienzud­amente y no me conformo con cualquier cosa. En un examen tipo test, un alumno me sombreó las respuestas cuando había que poner una X. Le puse un cero y el chiquillo casi se puso a llorar. Eso me dio pie a hablar de que cuando hay unas normas hay que cumplirlas, y se puede llevar a otras muchas facetas de la vida. Es que en el futuro no les van a aceptar una solicitud de una beca o la declaració­n de la renta si la entregan fuera de plazo. Aunque ese chico tenía un 8,33 y al final le respeté la nota.

–¿Qué le parece que los alumnos no repitan curso? –Los alumnos deben repetir y ver que suspender tiene consecuenc­ias negativas. Actualment­e se aplica la promoción por imperativo legal. Un repetidor no puede volver a repetir al año siguiente, aunque tenga todo suspenso. Ahora le dices tú que tiene que estudiar cuando él sabe que va a pasar. Y si encima quitamos esa promoción, nos podemos ver en la tesitura de que lleguen a 4º de ESO habiendo aprobado Religión y Educación Física. Esto es una muestra más de que al político sólo le interesan los votos. ¿Cómo acabar con el fracaso escolar? Esta forma es estupenda para él, pero no es la solución correcta.

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