El Dia de Cordoba

IMPUESTOS PARA ALIMENTAR MÍTINES

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EL Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes sendos proyectos de ley que tienen como objeto crear dos nuevos impuestos que gravarán las transaccio­nes financiera­s y determinad­os servicios digitales, respectiva­mente, y que popularmen­te se denominan tasa Tobin y tasa Google. El Gobierno de Pedro Sánchez, al dar curso a este impulso legislativ­o, defendió que estos nuevos gravámenes buscan avanzar hacia “un sistema tributario moderno y redistribu­tivo”. Quizás el argumento serviría si las acciones gubernativ­as fuesen tendentes a lograr una revisión general del sistema tributario, que como han denunciado colectivos profesiona­les como los técnicos de Hacienda es hoy por hoy un compendio de parcheos y reparcheos, por más que admitan que estas nuevas figuras busquen la equidad y la redistribu­ción. Lejos de ese objetivo de revisión global del sistema tributario, que exigiría un consenso de las grandes fuerzas con representa­ción parlamenta­ria para hacer una reforma de Estado, las propuestas enviadas en forma de textos legislativ­os por el Gobierno parecen más destinadas –como tantas otras iniciativa­s, incluidos los Presupuest­os Generales del Estado– a crear un corpus de programa electoral, material para usar en mítines. Una proclama fácil de que se va contra los bancos y las grandes tecnológic­as. Pero sobre todo, si hay algo que reprochar es la escasa credibilid­ad que suscitan las previsione­s recaudator­ias que hace el Gabinete si estos dos impuestos se convierten en ley tras su paso por las Cortes Generales. En total, prevé recaudar unos 2.000 millones de euros, 1.200 de ellos por el gravamen a las empresas que ofrezcan servicios digitales y que presten empresas que facturen 750 millones en todo el mundo y al menos tres en España y otros 850 millones por las transaccio­nes de compravent­a de acciones de empresas que tengan una capitaliza­ción bursátil superior a los 1.000 millones de euros. Respecto a la tasa Google, la propuesta española prescinde del principal problema, que una empresa venda en España y tribute en otro Estado de la UE con fiscalidad más favorable, y hace tabla rasa con todas las grandes tecnológic­as, incluidas las que pudieran estar radicadas en España. Sobre la tasa financiera supone, como han destacado diversos colectivos profesiona­les, una desventaja competitiv­a para España que, además, recaerá en los accionista­s y los clientes de la banca. Otro aspecto a destacar es que estos impuestos necesitan respaldo parlamenta­rio, y está por ver si los concita. España probableme­nte no necesita más impuestos, sino una revisión global que permita ajustar la presión fiscal de manera más justa y redistribu­tiva y sin penalizar la creación de empleo y riqueza, aunque hacerlo no sirva para alimentar mítines.

Las tasas Google y Tobin nacen con poca credibilid­ad respecto a su recaudació­n y alejan una reforma integral del sistema tributario

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