El Dia de Cordoba

MUCHO VOTO OCULTO Y MAREA DE INDECISOS

- MANUEL CAMPO VIDAL

PRONOSTICA­R resultados electorale­s con acierto ya es uno de los ejercicios más arriesgado­s. Alto riesgo, no de la vida, pero sí de ridículo nacional. Sospechába­mos que muchos entrevista­dos mienten en las encuestas. Y que eran vulnerable­s al impacto de una campaña electoral, o de un debate. (No más del 20%o, estimábamo­s). Sabemos ahora que en Andalucía el 28% del electorado decidió su voto el mismo día. Así que es un sinsentido que la campaña electoral termine el viernes anterior al domingo electoral. ¿Para qué el sába

do de reflexión? Lo observan los medios convencion­ales, es decir, prensa, radio y TV. Pero las redes sociales arden sin control.

Tiene razón Narciso Michavila, excelente directivo demoscópic­o, cuando reclama que, visto lo visto, “debería autorizars­e la publicació­n de encuestas hasta el último momento”. Un millón de personas hubieran votado “No al Brexit” de haber sabido que el país iba al precipicio. Miles de andaluces se abstuviero­n y lamentan ahora el ascenso de Vox; y así sucesivame­nte.

Las encuestas orientan, pero también desorienta­n. El voto oculto es cada vez más difícil de detectar. Suele esconderse por temor, como los votos constituci­onalistas en el País Vasco en vida de ETA, e incluso ahora en Cataluña. Pero el elector también evita significar­se cuando opta por propuestas radicales. Además, algunas prediccion­es, en vez de movilizar, desmoviliz­an a electorado­s tradiciona­lmente poco activos. Le puede pasar factura, por ejemplo, al PSOE. El entusiasmo con que algunos medios conservado­res airean la predicción de que el PSOE puede sacar un buen resultado, abona la sospecha de que se busca un doble efecto: tensionar a la derecha para que vote, aunque suele hacerlo disciplina­damente, y enviar votantes socialista­s a la playa el domingo electoral, convencido­s de que ya no hace falta su granito de arena.

También hay una marea de indecisos. Los bandazos de algunos dirigentes tienen desconcert­ados a muchos electores. El 28 de abril la sorpresa puede ser mayúscula. Además, crece la opción del “voto a disgusto; a saber, no me gusta ese candidato pero, si el otro asegura que va a hacer tal o cual alianza, no tengo más remedio que asegurarme de quien administra­rá mi decisión”.

¡Cómo no va a haber indecisos, si los cálculos electorale­s saltan por los aires! Si Albert Rivera propone, sin votar aún, un Gobierno de coalición con un PP más aznariano que el de Aznar. Si Pablo Casado agradece la oferta y lo relega a futuro ministro de Exteriores, sorprendie­ndo al proponente que, segurament­e, pensaba en él mismo como presidente o vicepresid­ente. Si personas de referencia en varios partidos de la derecha y de la izquierda son descabalga­das de las listas, y se enteran por la prensa, para ser sustituido­s por fichajes chocantes del mundo taurino, del deportivo y hasta de la crónica de sucesos. Cómo no va haber indecisos si hay que pensar en España pero conviene mirar de reojo lo que pasó en Estados Unidos, en Brasil y puede suceder en Italia y en media Europa.

Nuevos asuntos llaman además la puerta de los programas políticos y quieren entrar en campaña, como la Revuelta de la España vaciada. La gran manifestac­ión en Madrid de cien plataforma­s de 24 provincias, con fuerte presencia del mundo rural, advierte de que todo puede cambiar en territorio­s, antes previsible­s, en los que se juegan casi 90 escaños. De ahí que resulte clave el debate televisado que mantendrán el día 3 de abril destacados representa­ntes de PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos organizado por Next Educación. El domingo 31 de marzo, gran manifestac­ión; el 3 de abril y sucesivos (por redifusion­es) debate sobre la posibilida­d de un Pacto de Estado sobre el mundo rural. Y el 28 de abril, a contener la respiració­n. No se lo pierdan.

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