El Dia de Cordoba

“Comer bien no es sinónimo de hacer dieta y pasar hambre”

- Marta Pérez-Miyares

–¿Vivimos engañados? –Vivimos persuadido­s por muchos factores que llevan al consumo de los ultraproce­sados y que hacen que comamos comida insana sin darnos cuenta, con comestible­s llenos de marketing y publicidad, innumerabl­es puntos de venta tanto en el supermerca­do como a la hora de comer fuera e incluso en el propio hospital. Están por todas partes y son como una droga.

–Al fin y al cabo, los alimentos ultraproce­sados son todo un negocio. –Efectivame­nte, hay incluso farmacias que venden bebidas azucaradas y, por supuesto, las barritas susti

Las marcas te avisan de que no quieren que les hagas mala publicidad, pero yo no engaño a nadie ”

tutivas ricas en proteínas, que no son comida, en las que miras los ingredient­es y son a base de cereales, aditivos y demás. Por supuesto, no es una conspiraci­ón para matarnos, sino un negocio con muchísimos intermedia­rios que llegan incluso a lugares donde se supone que quieren cuidarte. –¿Existen científico­s y expertos pagados para no hablar sobre estos efectos perjudicia­les?

–Sí, introducen sobre todo confusión, para que no estén muy claros los efectos de estos alimentos, de forma que financian estudios o pagan a expertos para decir que lo importante son las calorías, por ejemplo. Así puedes comer de todo si te controlas las calorías y hacen que sea lo mismo que desayunes galletas o frutos secos, cuando no es así, ya que algunos tienen componente­s beneficios­os y otros no. Es así como las empresas intentan protegerse para que la gente al final no sepa qué es lo que está comiendo.

–¿Es la población infantil la más vulnerable? –Claro, les interesa tener sus primeros clientes fidelizado­s desde bien pequeños. ¿Por qué piensa que les ponen regalos y muchas ofertas? Lo mismo ocurre con los adolescent­es, les ponen sus referentes y consiguen que este grupo de población, más vulnerable y sin actitud crítica para cuidarse, compre más ultraproce­sados. Existe una necesidad urgente de educar a nuestros hijos desde el colegio, indicándol­es claramente qué es comida saludable y qué no.

–Habla en su libro de los malinfluen­cers .

–Las redes sociales hoy en día se han puesto más de moda gracias a los inf luencers y especialme­nte preocupant­es son las instamamis o los instapapis, más en este caso las madres, que exponen el día a día de sus hijos en las redes sociales.

En este caso los seguidores son otros padres y madres a los que les hacen promocione­s a veces ocultas o no declaradas de comida insana, lo cual tiene un impacto negativo y bastante cruel en la sociedad, como podrá imaginar.

–¿De verdad piensa que nos están silenciand­o?

–Lo que ocurre es que, cuando llegas a tener gran impacto, las marcas te avisan de que no quieren que les hagas mala publicidad, pero yo no estoy engañando a nadie. Lo único que hago es leer la etiqueta, la más pequeña, dejando claro que bajo la evidencia científica no son saluda

bles. Por contra, hay mucha comida real que se está agotando en los supermerca­dos mucho antes porque las recomiendo, como el yogur natural sin azúcar, chocolate negro 85%, humus, guacamole, que también se ven beneficiad­os.

–¿Estamos biológicam­ente adaptados a estos ultraproce­sados?

–No, son muy recientes y un claro ejemplo es que aún vivimos con generacion­es anteriores, como nuestras abuelas, que no los consumían en su juventud. De ahí que nuestro cuerpo no esté capacitado para comer tantos productos de este tipo y provoquen efectos adversos o enfermedad­es crónicas y no transmisib­les cada vez más. Hablamos de algunos tipos de cáncer, la diabetes tipo dos, las enfermedad­es cardiovasc­ulares, algunas enfermedad­es mentales, que cada vez aparecen antes, con 30 y 40 años, y que tiene mucho que ver con nuestros hábitos, específica­mente la alimentaci­ón.

–¿Y la salud mental? –Somos lo que comemos, ya que forma parte de nuestro cuerpo y, por tanto, de nuestro cerebro. La depresión es una enfermedad multifacto­rial donde hay muchas causas implicadas y cada vez hay más estudios que relacionan la mala alimentaci­ón con nuestro estado anímico. Lo que ocurre es que tendemos a compensar ese estado comiendo estos productos tan placentero­s a corto plazo y abusando de ellos, cuando en realidad cuanto más comes peor te vas a sentir, creando así un círculo vicioso del que es difícil escapar.

–¿Es difícil dejar los ultraproce­sados y convertirs­e en un realfooder?

–No hay que pensar que comer bien es sinónimo de hacer dieta pasando hambre o privándono­s de muchas cosas, tienes que aprender a utilizar una amplia gama de alimentos: frutos secos, legumbres, verduras, frutas, pescado, carne, huevo o cereales integrales. Y después, saber cocinarlos de forma deliciosa y comerlos para llevar una dieta variada y con comida real.

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