El Dia de Cordoba

El VAR y Godín sostienen al Atlético

● Los rojiblanco­s sufren frente a un ordenado Girona

- Iñaki Dufour (Efe) MADRID

Un gol en el minuto 77 de Godín, invalidado primero por el árbitro pero corregido y concedido luego por el VAR, cuando el partido apuntaba al empate, sostuvo la fe del Atlético de Madrid en que la Liga aún es posible. Vencedor apurado contra el Girona, sentenciad­o con el 2-0 de Antoine Griezmann con el encuentro ya casi terminado, mientras ya divisa el Camp Nou.

Ya no es noticia que el equipo catalán le genere dificultad­es al Atlético. Le ha pasado siempre. Desde la puesta en escena, cuando apareció esa versión tan recurrente, tan indispensa­ble y tan definitiva de Oblak para el equipo rojiblanco en todo el curso, hasta el final. Desde una sensaciona­l parada de su portero, con dos minutos y medio jugados, cuando Doumbia conectó un testarazo solitario que sólo encontró oposición, rotunda, en la estirada del guardameta más determinan­te del mundo, el Atlético tuvo intención, insistenci­a, profundida­d por la banda izquierda, intensidad... Y poca claridad, poco desborde o poca velocidad. Le faltaron ideas. Y fútbol. Lo intentó Thomas desde fuera, con dos lanzamient­os a la grada; insistió Saúl por el flanco zurdo, pero sin culminació­n; buscó Griezmann entre líneas y con un tiro flojo; chocó con el larguero un derechazo de Koke y Morata picó demasiado un certero envío de Giménez... Pero no provocó ni una parada de mérito de Iraizoz en todo el primer tiempo, bajo un control más aparente que eficaz.

Sí tuvo alguna Oblak. A la primera a Doumbia añadió otra más al atacante, previo golpetazo con él en el hombro derecho que le dejó en el suelo un par de minutos interminab­les para la grada –se repuso después–. También intervino a un disparo lejano y centrado de Borja García. El Atlético quería, pero necesitaba más. Al

intermedio, 0-0. En el atasco colectivo se movió también la segunda parte, en esa indefinici­ón de muchos tramos del primer acto, pero ahora con una amenaza más evidente para el Atlético, que había perdido el balón, al menos, de los riesgos que podrían surgir en cualquier acción mientras el tiempo se esfumaba.

Todo pendiente de un contragolp­e o de una acción individual, como la que trazó Saúl y repelió Iraizoz; como la que cabeceó Bernardo en el otro área y atrapó Oblak; como el trallazo que soltó Aleix García, fuera; como la jugada de habilidad de Vitolo, sustituto de Filipe Luis, que paró Iraizoz... Y como el remate de Godín y la corrección del VAR que sostienen la fe del Atlético. Ya con el partido ganado, al borde del final, Griezmann hizo el 2-0.

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RODRIGO JIMÉNEZ / EFE Godín presiona a Doumbia para intentar arrebatarl­e el balón en un lance del encuentro.

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