“No sabíamos cómo parar el autobús”
● Varios pasajeros le quitaron al conductor el pie del acelerador ● Una decena de vehículos fueron arrastrados 30 metros
“Entre tres personas pudimos quitarle el pie del acelerador, porque él seguía –inconscientemente– acelerando. Yo solo no podía hacerlo. Lo tendimos en el suelo y una médico de familia –que también iba a bordo– me echó una mano para asistirlo”. El que habla es Francisco Luis Guzmán, pediatra del centro de salud San Andrés-Torcal de Málaga que ayer practicó al conductor del autobús que arrolló a una decena de vehículos la reanimación cardiopulmonar, clave para que recuperara las constantes vitales hasta la llegada de la ambulancia. El chófer, de 49 años, había permanecido durante unos 15 minutos en parada cardiorrespiratoria. Tras ingresar en la UCI del Hospital Regional, al cierre de esta edición continuaba estable dentro de la gravedad. Los médicos ya descartan que vaya a sufrir daños cerebrales.
El accidente ocurrió a las 08:15. La actuación del pediatra y del resto de pasajeros que también colaboraron fue aplaudida por el gerente de la Empresa Malagueña de Transportes (EMT), Miguel Ruiz, que lo calificó como “el héroe del día”.
No fue fácil acceder hasta la cabina del conductor. “No sabíamos cómo parar el autobús ni abrir la puerta. Un muchacho le dio a una palanca y lo logró. Lo sacamos y lo tendimos en el suelo del pasillo”, narró el médico que iba a bordo del autobús de la línea 1, distraído con el teléfono cuando oyó una sucesión de impactos.
Los pasajeros, ajenos a lo ocurrido, pedían a gritos al chófer que frenara. No podía hacerlo. El hombre había perdido el control tras sufrir un infarto, aunque los síntomas que inicialmente presentaba llevaban a pensar que se trataba de un ataque de epilepsia.
Varios de los ocupantes se afanaban en parar el autobús, que arrastró todo lo que había a su paso a lo largo de 30 metros. Nueve turismos, una motocicleta, la marquesina de una parada, tres farolas, una señal de tráfico, además del toldo y la marquesina de un establecimiento hostelero, se vieron visiblemente afectados. Tres árboles fueron arrancados de raíz. “Oíamos un golpe y otro y otro...”, recordaba el pediatra. En el autobús viajaban 13 personas, entre ellas, tres menores, pero ninguna sufrió lesiones de importancia. Estaban “histéricos”, sobrepasados por una situación que les dejará huella.
Vecinos y comerciantes coincidían en destacar que fue “un milagro” que el siniestro no se saldara con ninguna víctima. Muchos confundieron el estruendo con la tormenta que entonces podría acompañar a las precipitaciones. Otros sospecharon de “una bomba”. Una de las personas que presenció el accidente múltiple fue una mujer que llevaba a su hija al colegio. Tenía intención de adelantar al autobús que poco después protagonizó los hechos. “Vimos literalmente coches volando. Parecía una carrera. Ha sido increíble”, explicaba minutos después a su marido aún consternada.
La primera colisión se produjo a las puertas de una empresa de extintores, desde la que uno de los trabajadores salía para cargar su furgoneta, que fue arrastrada varios metros. “Todos salimos corriendo para pedirle al conductor que se detuviera, pero vimos que estaba echado encima del volante. Nuestra furgoneta fue desplazada y sobre ella quedaron empotrados varios coches. Otro estaba volcado en la carretera”, subrayó Carlos, uno de los empleados, convencido de que “hemos tenido todos un ángel de la guarda en la calle”.
También impresionado detallaba lo ocurrido el gerente de la EMT, quien aseguró que el chófer pudo reaccionar antes de entrar en parada cardiorespiratoria y evitó que se produjera una tragedia mayor. Así lo atestiguó también el concejal del distrito de Carretera de Cádiz, Luis Verde, quien aplaudió que el conductor tuviera “la destreza de girar a la derecha” de la vía, quedando al otro lado el colegio José María Hinojosa, en el que se disponían a entrar los escolares.
En palabras del portavoz de la EMT, si el conductor no se hubiera desviado, las consecuencias habrían sido más graves. El Grupo de Investigación de Accidentes y Atestados de la Policía Local sigue investigando el siniestro. Un dispositivo de unas 70 personas, formado por bomberos, policías locales y trabajadores de limpieza, se empleó durante horas para restablecer la normalidad.
“Hoy hemos tenido todos un ángel de la guarda en la calle”, reconoce un testigo