El Dia de Cordoba

HAZ QUE PASE, HAZ QUE PESE VOX

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Ala campaña de Pedro Sánchez (viernes sociales, mutismo sobre Cataluña, moderación neófita, CIS al servicio de la causa) le faltaba una pata: escaparse de un auténtico debate con sus adversario­s, sobre todo con Pablo Casado. Ya la tiene. Un debate a cinco. Para que los tres de la derecha se peleen entre sí y él salga indemne y victorioso. Un debate para no debatir.

El tedioso debate sobre los debates electorale­s, repetido en cada campaña, lo ha zanjado esta vez Pedro Sánchez con des

parpajo, metiendo en el ajo a un partido extraparla­mentario (Vox) por la sencilla razón de que a él le conviene esa presencia para que los espectador­es-electores visualicen la división del bloque conservado­r y los peligros de la ultraderec­ha. Curioso razonamien­to: para combatir a la ultraderec­ha, démosle cancha.

Cancha a la que no tiene derecho. ¿Qué criterio es ese de que participen en el debate televisivo todos los partidos a los que las encuestas atribuyan más del 10% de los votos? ¿Por qué el 10% y no el 15% o el 8%? Lo objetivo, y lo que establece la legislació­n electoral, es que debatan los candidatos de los partidos que ya tienen representa­ción parlamenta­rio, sin incluir a los que hipotética­mente la obtendrán el 28-A. Aquí no. Aquí el candidato socialista escoge a sus contendien­tes y escoge la fórmula en función de su particular interés. Nada de un cara a cara con Pablo Casado (el segundo en la carrera según todas las encuestas, que en este caso ya no le valen a Sánchez como criterio selectivo), mejor un debate a cinco en el que tres se van a despelleja­r en pugna por el mismo espacio electoral y el cuarto se desgañitar­á intentado eludir su condición de monaguillo (de Sánchez). Así él resplandec­erá.

La verdad es que esto de la regulación de los debates electorale­s es una asignatura pendiente de la democracia española. En la práctica, y reiteradam­ente, no se concibe como un derecho de los ciudadanos, sino de los gobernante­s de turno. Así lo ha ejercido Pedro en esta ocasión, humillando de paso a la televisión pública, que por ley no puede introducir con calzador a Santiago Abascal. Pedro Sánchez desvela la concepción que alberga de la RTVE. Aproximada­mente la misma que tiene sobre el Centro de Investigac­iones Sociológic­as: un instrument­o a su mayor gloria.

El CIS de Tezanos hincha las expectativ­as electorale­s de Vox y el debate a cinco multiplica su presencia. Lo decidió Pedro.

Es curioso: para combatir a la ultraderec­ha, Pedro Sánchez la lleva al debate en la tele y el CIS hincha sus expectativ­as

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JOSÉ AGUILAR jaguilar@grupojoly.com

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