El Dia de Cordoba

CAPERUCITA

- EDUARDO JORDÁ

ES Caperucita Roja un cuento sexista? Lo he vuelto a leer –en las dos versiones: la de Perrault y la de los hermanos Grimm– y lo que más me ha sorprendid­o es que la presencia masculina es casi marginal. En la versión de Perrault –la más antigua, ya que apareció en 1697– los únicos varones que aparecen, y muy de refilón, son unos leñadores que están en el bosque. Y en la versión posterior de los hermanos Grimm (de 1815), el cuento termina cuando un leñador mata al lobo que se había comido a la abuela y a Caperucita. En los dos casos –y esto es lo importan

te– las protagonis­tas son la abuela y la niña. En realidad, Caperucita retrata un mundo de mujeres que viven de forma autosufici­ente, aunque siempre estén expuestas a los peligros del lobo.

Ahora todos adoramos los bosques, pero en los primeros tiempos de la humanidad los bosques impenetrab­les simbolizab­an todos los peligros que acechaban al ser humano. Y Caperucita surge del terror ancestral que hemos sentido siempre hacia los espacios desconocid­os donde se ocultan los animales salvajes y las presencias misteriosa­s que nos persiguen por la noche. Eso explica que la historia de Caperucita esté presente en todas las culturas humanas. En la antigua Grecia había una versión del cuento en la que un niño era devorado por una diosa

de fuego. En China, el lobo era un tigre. Y en Europa había versiones protagoniz­adas por ogros y por vampiros. Cuando Perrault escribió el cuento abundaban los ataques de los lobos a los campesinos, de modo que su versión no escatimaba ningún detalle sangriento: de hecho, el lobo se zampa a la abuela y luego a Caperucita. El cuento era un aviso –había que andarse con cuidado si uno se metía en un lugar desconocid­o–, y también contenía una oscura metáfora sexual sobre el feroz instinto animal y la inocencia femenina.

Los hermanos Grimm escribiero­n su versión en los inicios del romanticis­mo, cuando los bosques europeos ya no eran una amenaza. Y así, el lobo no conseguía salirse con la suya, ya que el leñador lograba rescatar a Caperucita y a su abuela. En esta versión, el ser humano había domesticad­o a la naturaleza salvaje. Y la crueldad que antes parecía natural ahora se evitaba con un rescate en el último segundo. Ahora bien, el lobo –el abusador, el violento, el cruel– seguía siendo una amenaza para Caperucita. ¿Es esto sexismo?

‘Caperucita’ retrata un mundo de mujeres que viven de forma autosufici­ente, aunque estén expuestas al lobo

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