María Jesús Ruiz vence a Kiko Rivera en ‘GH Dúo’
El ‘reality’ concluye, aunque la casa tendrá “okupas” en estos días, mientras llega ‘Supervivientes’
Telecinco está en pleno zafarrancho con la alfombra que debe colocar para que se luzca en próximas semanas la presencia de Isabel Pantoja en Supervivientes. Su hijo, Kiko Rivera, al que visitó este jueves para anunciar que se va a Honduras, se ha quedado en puertas de conseguir la victoria de GH Dúo. Ante el remolino mediático formado por la madre, este título como habitante de la casa de Guadalix ya parecía menor. Eso sí, Kiko vendió cara la derrota en la gala final.
Finalmente la vehemente iliturgitana (sí, Andújar, Jaén) María Jesús Ruiz, modelo y ex Miss España, ha sido la ganadora de este reality con el combate dialéctico vivido este jueves ante la presencia de Jordi González, con Jorge Javier de baja y esperando incorporarse a la etapa pantojil en Honduras. María Jesús era un pozo de lágrimas al conocer que se llevaba el maletín. Atrás quedaba la discusion, al conocer Kiko lo que ella decía de él en el confesionario. Rivera terminaba diciendo que ya que no es una persona que quiera, le da igual sus ataques.
Ante el visionado de sus peleas con su mujer, Irene Rosales, que salió de la casa antes de las dos galas finales, Kiko quiso quitar hierro a los conflictos y mostrar una imagen serena sobre su relación matrimonial. “Mi mujer es la persona más importante de mi vida y claro que discuto con ella, pero doy mi vida por ella”, sentenció para no enredar más.
Como corresponde al universo de los realities de Mediaset, la familia es clave en los debates y en esta edición ha destacado Juani, la madre de María Jesús (la que tuvo en su momento que lidiar con aquel edredoning en La Granja). Su valoración sobre la victoria de su hija aguarda un cheque extra vista la discreción que ha tenido en la encendida gala definitiva. La ex pareja de Ruiz, Julio Ruz, también apareció por allí y no pudo aguantar las tiraneces con Juani y se fue.
GH Dúo clausura edición pero Telecinco rentabiliza las instalaciones y la inercia del reality con una convivencia exprés de “okupas” que vivirán en los próximos días en la casa, mientras arranca el motor de Supervivientes.