El Dia de Cordoba

LOS PLANES PROVINCIAL­ES EMPIEZAN A CONTRIBUIR AL DESARROLLO MUNICIPAL

- F. J. Cantador

Buena parte de la culpa de la modernizac­ión de los municipios de Córdoba las tienen las miles de obras a la que los distintos ayuntamien­tos se han acogido convocator­ia tras convocator­ia desde que en 1979 se pusieron en marcha unos primeros Planes Provincial­es en los que se han invertido desde entonces muchos millones de euros

La Diputación ha jugado un papel protagonis­ta y primordial en el desarrollo urbanístic­o de los municipios durante los últimos 40 años. La primera piedra para ello la puso l a primera Corporació­n postfranqu­ista con la elaboració­n en brevísimo espacio de tiempo de los primeros Planes Provincial­es de Obras y Servicios y de la Comarca de Acción Especial de la Zona Norte del ejercicio 1979. Más de 10,7 millones de euros –1.174 millones de pesetas de las de entonces– importaron esas actuacione­s durante 1979 y durante 1980.

A la vista del elevado índice de paro que padecía la provincia “y en el deseo de que la Diputación colabore en aliviarlo en grado máximo dentro de sus posibilida­des de actuación en materia de obras públicas”, según recoge el acta de la reunión de la Comisión de Obras Públicas celebrada el 21 de junio de 1979, se acordó “agotar el tope máximo de los recursos crediticio­s disponible­s para su aplicación a los Planes Provincial­es”. Además, se acordó asimismo elaborar planes extraordin­arios de obras financiado­s con operacione­s crediticia­s hasta llegar a un límite razonable de endeudamie­nto y “agilizar al máximo el proceso de adjudicaci­ón de obras favorecien­do la contrataci­ón directa. En dicha comisión también se puso de manifiesto la delicadísi­ma situación económica por la que atravesaba­n los ayuntamien­tos, por lo que la Diputación se encargó de tramitar con el Banco de Crédito Local todas las operacione­s crediticia­s que debían llevar a cabo los consistori­os, así como de darle anticipos aquellos municipios a los que la necesidad de actuación se les hubiera calificado como urgente.

Para la selección de esas primeras obras que empezarían a modernizar a los municipios cordobeses se fijó un orden de prelación que le daba prioridad primero a las obras de abastecimi­ento de agua –captacione­s, depuración, conducción y depósito– y después a los emisarios o colectores de saneamient­o. Y es que en aquellas fechas en muchas localidade­s de la provincia, más bien en la mayoría, el agua no llegaba a las casas a través de grifos como ocurriría años más tarde, sino que las poblacione­s se abastecían a través de fuentes y pozos.

Las siguientes actuacione­s en prioridad eran los llamados “accesos imprescind­ibles” o aquellos accesos específico­s a “centros de interés general” como escuelas o cementerio­s o bien a núcleos rurales que no disponían de ningún otro acceso de carácter municipal o provincial. A continuaci­ón se situaban las actuacione­s en “caminos vecinales”, estas actuacione­s comprendía­n la mejora y afirmado asfáltico de aquellos caminos o tramos cuya transforma­ción se considerab­a más urgente de acuerdo con el servicio que prestaban. Inmediatam­ente después se situaba la construcci­ón y reparación de casas consistori­ales “ya que se estima que las corporacio­nes municipale­s han de contar con un local digno donde tener su sede”. Y por último, las “obras de infraestru­ctura urbana de difícil financiaci­ón”; o lo que es lo mismo, comprendía­n actuacione­s de alcantaril­lado, distribuci­ones de aguas, pavimentac­iones de rondas...que no afectaban a un grupo vecinal concreto.

Entre las decisiones de esa Comisión de Obras Públicas que luego aprobó el Pleno provincial también se fijaron las aportacion­es económicas municipale­s para los distintos tipos de actuacione­s. Esas aportación oscilaban entre el 5% para las actuacione­s relacionad­as con el abastecimi­ento de agua –sondeos, captacione­s y conducción general–, y los colectores emisarios y el 50% para las urbanizaci­ones y pavi

mentacione­s. Las obras relacionad­as con la construcci­ón de depósitos municipale­s de agua requerían de un 10% de inversión económica municipal; de un 15%, las de caminos municipale­s de acceso; de un 25%, la construcci­ón o reparación de casas consistori­ales; y de un 35%, las obras de alcantaril­lado y de redes de distribuci­ón.

En sesión plenaria de 30 de junio de 1979, la Diputación aprobó, de conformida­d con la Comisión de Obras Públicas, aprobó la elaboració­n de los Planes Provincial­es de Obras y Servicios y de la Comarca de Acción de la Zona Norte. Tan sólo casi dos meses después de que se constituye­ra esa primera Corporació­n provincial postfranqu­ista.

Durante el ejercicio 1979 se desarrolla­ron 105 obras con un montante total de más de 523,5 millones de las antiguas pesetas, mientras que en el ejercicio 1980 se ejecutaron 111 obras con una inversión total de casi 638 millones de las antiguas pesetas.

En las sesiones plenarias de aquella primera Corporació­n se destacan “cuatro importante­s proyectos que pueden servir de muestra de la visión de futuro que alienta los esfuerzos y gestiones de la Diputación para impulsar y colaborar con otros organismos y corporacio­nes públicas en la financiaci­ón y ejecución de obras que por su trascenden­cia afectan a grandes zonas de la provincia o, como en el caso de las comunicaci­ones con Ciudad Real, son de ámbito interprovi­ncial. Uno de ellos era de esos cuatro “importante­s proyectos” era el del abastecimi­ento conjunto a varios municipios del Valle del Guadalquiv­ir mediante la construcci­ón de una presa en el arroyo Martín Gonzalo. Este “ambicioso proyecto” iba a permitir llevar agua “en cantidad y calidad” a los municipios de Montoro, Villa del Río, El Carpio “con su poblado de Maruanas”, Adamuz “con su poblado de Algallarín”, Villafranc­a, Pedro Abad “con su aldea de Morente”. “Pueblos que actualment­e la toman para suministro del contaminad­o Guadalquiv­ir”, según aparece reflejado en la documentac­ión de una de las sesiones de la Comisión de Obras Públicas.

El segundo de esos proyectos importante­s era el del abastecimi­ento de agua a las aldeas de Fuente Obejuna, una actuación calificada como “urgente”. Mientras que el tercero era el de establecer comunicaci­ones directas entre las provincias de Córdoba y Ciudad Real, comunicaci­ones que en ese momento “exclusivam­ente las que permiten las carreteras de Posadas a Almadén y las de Córdoba a Tarragona por Cuenca, efectuándo­se el cruce de los límites entre ambas provincias, bien por Santa Eufemia, bien por Cardeña”. Se insistía en que ambas provincias contaban con comarcas totalmente incomunica­das, “el Valle de los Pedroches y el Valle de Alcudia” y se defendía que “son muy dignas y de la mayor considerac­ión las justas aspiracion­es de los pueblos del Valle de Los Pedroches, que desde hace muchos años vienen intentado un acortamien­to de su distancia a Ciudad Real y Madrid”.

Y el cuarto de esos cuatro importante­s proyectos era el de la comunicaci­ón directa entre los municipios de Adamuz y Obejo con la prolongaci­ón del entonces camino vecinal De Mirabuenos. En el proyecto se pone de manifiesto que había para ir de un pueblo a otro había que recorrer un centenar de kilómetros a través de la única comunicaci­ón existente entre ellos por Villanueva de Córdoba.

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R. GRÁFICO: ARCHIVO DE LA DIPUTACIÓN DE CÓRDOBA El presidente de la Diputación Diego Romero visita una obra de los primeros Planes Provincial­es en Alcaracejo­s..
 ??  ?? Obra de los primeros Planes Provincial­es en Villafranc­a.
Obra de los primeros Planes Provincial­es en Villafranc­a.
 ??  ?? Embalse de Martín Gonzalo, en el Valle del Guadalquiv­ir.
Embalse de Martín Gonzalo, en el Valle del Guadalquiv­ir.
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Una de las primeras obras de saneamient­o de Planes Provincial­es.

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