Un Atlético reconocible
Oblak y Griezmann volvieron a formar la sociedad que dio la victoria
Tres paradas de Jan Oblak y un golazo de Antoine Griezmann, de falta directa, en una secuencia repetitiva por ese orden y por enésima vez en los últimos tiempos, lideraron otro triunfo del Atlético de Madrid, sentenciado por Álvaro Morata, frente al Celta, frustrado por dos jugadores incontestables (2-0). .
Todo empezó en el guardameta, con una doble parada descomunal que levantó al público. En el minuto 18, cuando un activo Atlético había amagado unas cuantas veces sobre la portería rival, el Celta planteó su primer ataque. Al contragolpe. Al primer remate, de Maxi Gómez, Oblak surgió con una mano magnífica; al segundo, de media chilena, voló para transformar en córner una acción que era gol o gol.
Aún exigió otra, cuando se lanzó a ras de suelo al buen derechazo conectado por Boufal, incrédulo de nuevo ante la respuesta del portero, hasta otra aparición determinante de Griezmann, que golpeó con un zurdazo de falta directa al borde del descanso (1-0).
No sólo eso, sino que el internacional francés, a plena actividad durante todo el choque, protagonizó las mejores ocasiones y los mejores detalles técnicos del partido. Jugó e hizo jugar a su equipo, combinó bien con Vitolo, corrió, desbordó... Además, dio la asistencia del 2-0, marcado por Morata a cuarto de hora del final, cuando el pase le dejó solo ante el portero. Le regateó y le batió.
Uno para, otro marca y el Atlético gana. Es así de simple muchas veces, ya incontables, la fórmula que tantos puntos le ha dado al equipo en las últimas temporadas.