Entregados a la Pasión
El Sábado de Pasión es una jornada de “nerviosismo” para las cofradías, pero también en la que varias prohermandades sacan sus pasos a la calle
La ciudad se prepara para disfrutar de siete intensas jornadas de procesiones y tradición cofrade
EL preludio perfecto. El último paso que había que dar para que la Semana Santa tuviera el
prólogo más adecuado. Sábado de Pasión, pero también de gloria. Córdoba vivió ayer una de esas jornadas para el recuerdo y que dejó esa sensación de que no hay que esperar más. La Semana Santa empieza ya.
El Sábado de Pasión es el día en el que algunas de las hermandades del Domingo de Ramos viven una jornada frenética. Desde bien temprano, todas ellas se afanan en dar los últimos toques a los pasos, en pinchar las flores con mimo y cuidar que los atributos del cortejo luzcan con todo su esplendor, sin descuidar otros menesteres menos vistosos.
No obstante, también hay quien celebra el Sábado de Pasión con los deberes hechos, como es el caso de la Hermandad de la Entrada Triunfal (La Borriquita), que acaba con todas estas tareas el Viernes de Dolores desde hace tres años por decisión propia. El tesorero de la cofradía que hoy abre en Córdoba la Semana Santa desde San Lorenzo, Nicolás Castillo, explica que prefieren “disfrutar el sábado y atender a la gente que viene a la iglesia”. Prueba de ello es que los pasos de Nuestro Padre Jesús de los Reyes en su entrada triunfal en Jerusalén y Nuestra Señora de la Palma lucían ya perfectos con sus exornos f lorales.
Todo lo contrario a la situación que se vivía en la parroquia de San Andrés, ya que desde las 09:00 fue un ir y venir de hermanos de La Esperanza. Unos encargados de cortar las flores, otros de seleccionarlas, mientras que los diputados y fiscales de paso realizaban a media mañana el mismo itinerario que hoy lucirá por las calles y llegará hasta la carrera oficial con todo su esplendor. “Hacemos el recorrido para comprobar que no hay obstáculos”, explica el vicehermano mayor de la Esperanza, Nicolás López, quien también hace las veces de diputado mayor de gobierno, es decir, que tiene “plena autoridad en la procesión”, aclara. Y mientras realizan el itinerario, en el interior de San Andrés, un grupo de hermanos corta claveles de color sangre de toro para el exorno floral del paso de Nuestro Padre Jesús de Las Penas, al mismo tiempo que Bernabé Jiménez se encarga de pinchar flores en el palio. “Podemos estar entre ocho y diez horas preparando el palio”, detalla. Y añade que en esta ocasión la Virgen saldrá a la calle con orquídeas blancas, clavellinas, alelíes y azucenas.
En la parroquia de Nuestra Señora de Gracia, José Manuel de Lara se encarga de ultimar el montaje del paso de María Santísima de la Amargura, mientras que el grupo joven prepara la petalada que tendrá lugar al paso de los titulares de la hermandad trinitaria por la calle Lineros. “Aquí estamos hasta que se acabe”, señala, mientras pincha rosas blancas y malvas. Cerca de donde De Lara realiza su trabajo, un de los hermanos del Rescatado pone orden en el altar reservado a las insignias de la cofradía del conocido como Señor de Córdoba. “Todo esto son los atributos del cortejo”, informa. Mientras, en el cocherón aguardan los pasos con los titulares de esta cofradía y su hermano mayor, Miguel Lopera, asegura que los nervios están a flor de pie a menos de 24 horas de que celebren su salida procesional. “Queremos que salga todo bien y que el guión sea perfecto porque llevamos todo un año esperando”, anota. Lopera, no obstante, subra
ya que su labor, al igual que la de numerosos hermanos– no se termina cuando el Rescatado –de cuyo exorno floral se encarga la floristería Santa Marta– regrese pasada ya la madrugada a su sede canónica. “Tras la estación de penitencia se recoge todo”, subraya.
Unas labores que se repitieron en cada una de la media docena de hermandades que hoy dan el pistoletazo de salida a la Semana Grande de Córdoba, y que ayer tuvo su mejor prólogo en las calles con cinco procesiones, que cautivaron a miles de personas y que comenzó a envolver a la ciudad de incienso. Y es que, el Sábado de Pasión es la jornada programada para las estaciones de penitencias de corporaciones que están integradas en la Agrupación de Cofradías, que aún no han podido entrar en carrera oficial, pero que encuentran en sus barrios el mejor asilo para dar muestra de su devoción y sentir cofrades. Una de ellas fue Las Lágrimas, que desde las 18:00 procesionó por la zona del Parque Figueroa y Arroyo del Moro tras salir de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción.
Desde 2016, el barrio de Cañero arropa en masa a la Hermandad de la Presentación al Pueblo y, ayer volvió a rendirse. El Señor de los Af ligidos partió desde la parroquia de San Vicente Ferrer en un cortejo que recorrió todo el barrio y que volvió a deslumbrar a su paso.
La Conversión, por su parte, recorrió el barrio de Electromecánicas y parte de Miralbaida desde la iglesia de Nuestra Señora del Rosario.
Y mientras, en Fátima y desde una carpa salió en procesión la Virgen de la O. Sí, desde una carpa –debido a las dimensiones del palio, que le impiden hacerlo desde su sede canónica– tras la polémica surgida después de que el Ayuntamiento no le permitiera salir desde el centro cívico, ubicado junto a la parroquia de Nuestra Señora de la Aurora.
La Prohermandad del Traslado al Sepulcro, por su parte, sacó por primera vez en procesión al Cristo de las Almas –uno de sus estrenos más esperados–, la segunda imagen con la que cuenta, que ya procesionaba a Nuestra Señora de la Salud y Traspaso desde la iglesia de la Consolación.
Y todas ellas lo hicieron acompañadas por buen tiempo, una de esas jornadas de primavera agradecidas y que se volverá a repetir hoy. No en vano, la Agencia Estatal de Meteorología prevé una máxima de 27 grados para hoy y, por cierto, sin riesgo de lluvia.