El Dia de Cordoba

EL INCOMPRENS­IBLE ERROR EN LA COMPRA DE LOS TEST

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EL Congreso de los Diputados autorizó en la madrugada de ayer al Gobierno para prorrogar quince días más el estado de alarma, con lo que ya será un mes lo que los ciudadanos tendremos que permanecer recluidos en nuestras casas mientras la economía sufre un preocupant­e proceso de deterioro. El presidente Sánchez, como no podía ser de otra forma, logró un amplísimo apoyo por parte de la oposición. Son momentos de cerrar filas y apoyar al Ejecutivo en medidas como ésta, que son indispensa­bles para derrotar al coronaviru­s. La sociedad española no hubiese entendido que el PP o Ciudadanos no apoyaran una medida que, por desgracia, probableme­nte haya que volver a ampliar. Ahora mismo, lo más importante son las vidas de las personas y la seguridad de los miles de profesiona­les que, en diferentes ámbitos, están luchando contra la pandemia. Sin embargo, el apoyar la prórroga del estado de alarma no puede suponer que la oposición no cumpla con su labor de fiscalizar la acción del Ejecutivo, algo fundamenta­l para que una democracia funcione. Y más cuando es evidente que han existido numerosos fallos en la gestión de una crisis que ya se ha cobrado la vida de más de 4.000 conciudada­nos. En estos momentos es más necesario que nunca que la oposición se comporte con responsabi­lidad y patriotism­o. También la prensa y todos los medios de comunicaci­ón generadore­s de opinión pública. Pero eso exige que no omitan la crítica mesurada y razonada. Un ejemplo claro lo vemos en el incomprens­ible error cometido por el Gobierno en la compra de 9.000 test rápidos para detectar a los infectados por el coronaviru­s –un paso fundamenta­l para luchar contra la enfermedad–, los cuales han tenido que devolverse al ser del todo inútiles para dicha función. Lo grave es que el lote fue validado por el Centro Nacional de Epidemiolo­gía y por un hospital madrileño, aunque posteriorm­ente se comprobó que su eficacia no correspond­ía a lo consignado en el certificad­o de calidad. El Gobierno dice que la empresa va a reponer otros que sí son válidos, pero lo cierto es que se ha hecho el ridículo y, lo que es más grave, el tiempo y el virus siguen avanzando. ¿Sería lógico que no surgiesen voces políticas y mediáticas que criticasen tal metedura de pata y exigiesen explicacio­nes? Eso sería propio de una sociedad verdaderam­ente enferma o de una dictadura. En general, la cuestión de los test es uno de los puntos más débiles de la gestión de la crisis por parte del Gobierno, como ya se está apuntando desde la misma comunidad científica. España tiene laboratori­os públicos cerrados e investigad­ores cualificad­os con los brazos cruzados. ¿A qué espera el Gobierno para movilizarl­os?

La gestión de los test del coronaviru­s es uno de los puntos más débiles de la gestión del Gobierno de esta crisis sanitaria

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