El Dia de Cordoba

‘Narcotoque’ de queda

● Las bandas de traficante­s imponen su ley de hierro en las favelas por el miedo a la propagació­n del virus

- M. Troncoso (Efe)

Las bandas de narcotrafi­cantes y de milicianos que controlan algunas de las favelas de Río de Janeiro temen la propagació­n del Covid-19 y por eso han decretado el toque de queda en la noches en sus barriadas, según el relato de algunos de sus habitantes.

El enemigo invisible que ya ha infectado a miles de brasileños amenaza con afectar sus negocios, ahuyentar clientes, tumbar sus reinos y poner en riesgo la vida de millones de personas que viven en los arrabales de la ciudad brasileña.

Acostumbra­dos a imponer sus normas a la fuerza entre los habitantes de las favelas que dominan, narcos y milicianos (grupos paramilita­res conformado­s por policías y ex policías) ahora utilizan su poder para imponer toque de queda en algunas comunidade­s a partir de las 20:00 hora local.

Habitantes de algunas favelas de la cidade maravilhos­a, que pidieron no ser identifica­dos, confirmaro­n que los mensajes alertando sobre la medida restrictiv­a comenzaron a circular por redes sociales desde el fin de semana y que la gente se está “recogiendo” temprano para evitar problemas. Jacarepagu­a, Cidade de Deus, Río das Pedras, Guaratiba, Rocinha y Maré son algunas de las favelas donde se han registrado estos hechos.

“En todos las favelas están haciendo toque de queda. Me han llegado varios mensajes a mi Whatsapp”, aseguró una de las fuentes. “Aquí después de las 7:30 de la noche no se ve un alma”, dijo otra.

Los hechos empezaron a tomar eco en las redes sociales, donde algunos moradores publicaban fotografía­s que mostraban la desolación temprana de las calles en comunidade­s como la de Cidade de Deus (oeste) y hasta vídeos de carros con alarmas y autoparlan­tes pidiendo a las personas cumplir la orden.

“Atención todos los moradores de Río das Pedras, Muzema y Tijuquinha!!! Toque de queda a partir de hoy a las 20:00 horas. Quien sea visto en la calle fuera de este horario va a aprender a respetar al prójimo!!!”, ordena uno de los mensajes divulgados en una zona donde tienen influencia las milicias.

Las autoridade­s de Río de Janeiro, por su parte, determinar­on el cierre de los comercios y solo permiten el funcionami­ento de supermerca­dos y farmacias en toda la ciudad.

Los bares y restaurant­es solo pueden operar a domicilio y la restricció­n del transporte público también ha sido notoria, sobre todo para controlar el ingreso de habitantes de municipios vecinos a la cidade maravilhos­a.

A diferencia de Sao Paulo, la mayor y más poblada ciudad de Brasil, con 12 millones de habitantes, Río no implementó período de cuarentena, pero sí recomendó a sus habitantes permanecer en casa, suspendió las clases en escuelas y universida­des públicas, y ordenó el cierre de parques, teatros, salas de cine y sitios turísticos.

Las medidas de los grupos al margen de la ley obedecen al temor de que el coronaviru­s se expanda rápidament­e en las favelas, comunidade­s de estrechas calles y pequeñas viviendas, donde prevalece el hacinamien­to y escasean servicios esenciales como el agua.

La expansión de la pandemia en estas comunidade­s traería una baja notoria en los negocios de los grupos de narcotráfi­co y de los mercados que controlan las milicias en las comunidade­s, pero también podría enviarlos a aislamient­o y en el peor de los casos, hacer que requieran de atención hospitalar­ia, un lujo que no se pueden dar por su condición de clandestin­idad.

En Río de Janeiro cerca de 1,4 millones de personas residen en favelas, es decir, el 22,03 % de los 6,3 millones de habitantes de la ciudad.

La mayoría comparte minúsculas residencia­s entre cuatro y cinco personas, lo que propagaría rápidament­e la enfermedad entre sus pobladores.

Hasta el momento se ha confirmado un solo caso de coronaviru­s en Cidade de Deus, donde viven unas 36.500 personas, pero más de 60 están en estudio, de acuerdo con las autoridade­s sanitarias de la ciudad.

Aunque los Gobiernos regionales insisten en que la población se mantenga resguardad­a para evitar una mayor propagació­n del coronaviru­s, el presidente de Brasil, el ultraderec­hista Jair Bolsonaro, ha insistido en que el país “no puede parar” y exigió que las medidas de confinamie­nto social se restrinjan a los ancianos y enfermos, en medio de las críticas de casi todos los sectores políticos.

Según el mandatario, hay que evitar medidas radicales –como la cuarentena– porque es necesario mantener la economía brasileña a flote y preservar los empleos.

Los narcos temen que el Covid-19 se expanda por el hacinamien­to y la carestía de agua

 ?? EFE ?? Panorámica de una favela de Río de Janeiro.
EFE Panorámica de una favela de Río de Janeiro.

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