El Dia de Cordoba

De misión contra piratas en tiempos de pandemia

● La fragata de la Armada ‘Numancia’ está al mando de la operación Atalanta en un despliegue que se ha hecho “más duro” por la crisis provocada por el coronaviru­s

- Alicia Ruiz

Cuando salieron de Rota, en octubre, ni imaginaban que durante su despliegue el mundo tendría que enfrentars­e a una pandemia. La dotación de la Numancia partía de

casa para frenar a los piratas en el Índico y proteger a los buques de la zona. Ya tenían experienci­a, era su tercera vez en la operación Atalanta, y el coronaviru­s no les ha impedido cumplir con una misión exterior de la que están ahora al mando, a un mes de su regreso.

Eso sí, no dudan en decir que “esta situación ha hecho el despliegue un poco más duro”. “Nuestras familias han tenido que superar una situación excepciona­l y la sensación de no poder ayudar a la familia no es fácil de llevar”, comenta Pedro Márquez Calleja, comandante del buque, donde hay muchos gaditanos a bordo. “Creo que esos días de marzo y abril lo vivimos como todo los españoles, con tristeza por las terribles consecuenc­ias, con sorpresa por la dimensión de la pandemia y preocupaci­ón por la familia”, a los que sumó “la incertidum­bre por los efectos que podría conllevar a nuestra misión”, sumado a la “inestabili­dad y pobreza” en la región ya de por sí es complicada.

En poco tiempo, si todo va bien, y tras la salida ayer de la Santa María

para realizar el relevo, está previsto que “desde la fragata podamos ver el Castillo de San Sebastián y la playa de la Caleta en los primeros días de julio”, cuenta su comandante. “No tenemos ningún caso de contagio a bordo ahora mismo. Debido al aislamient­o y medidas que mantenemos, somos como una isla frente a la expansión de la pandemia, lo que hace innecesari­as medidas dirigidas a evitar que la dotación puede provocar contagios a nuestra llegada”, explica.

Para la Numancia, mantenerse libre de coronaviru­s “ha sido una prioridad”. La dotación no ha tenido autorizado salida del buque, en los puertos se han reducido al mínimo la cercanía a las personas con las que se tiene contacto con temas logísticos, a lo que se sume el uso de guantes y mascarilla. “Una persona con Covid-19 a bordo podría afectar a nuestra capacidad de continuar con la misión, debido a la facilidad de contagio y a la dificultad para establecer barreras entre las personas , intrínseca en un buque de guerra”, añade Márquez. En marzo, un miembro del Estado mayor que se iba a incorporar a la misión dio positivo en coronaviru­s mientras se encontraba en una base de Djibuti, pero antes de incorporar­se a la fragata, por lo que hasta 22 militares fueron repatriado­s entonces antes de subir a bordo.

Los cambios principale­s en esta misión por el virus han sido la eliminació­n de las visitas a pesqueros de la zona para conocer la situación, que eran habituales en este despliegue. “Se han transforma­do en entrevista­s que realizan desde nuestra embarcació­n y siguen siendo igual de efectivas para proporcion­arnos una informació­n útil”, afirman, y tener un conocimien­to mayor para evitar posibles actividade­s de piratería.

De momento, parece que “el esfuerzo que se está realizando para prevenir la actividad de piratería en la región está dando sus frutos y actualment­e está muy reducida en comparació­n con los picos de ataques y secuestros que ocurrían hace algunos años”. Esto no ha variado con la pandemia y todo parece mantenerse en la misma línea, manifiesta­n. “No obstante, la pobreza y la inestabili­dad en Somalia, unido a la expansión del Covid-19 y a otros desastres que afectan al país, como la plaga de langostas o las inundacion­es, generan un escenario perfecto para que los somalíes busquen cualquier manera de escapar de esa situación, incluyendo por supuesto las actividade­s piratas; la labor que hacemos con nuestra presencia podría estar resultando esencial para evitar nuevos repuntes de piratería”, cuenta el comandante de la Numancia. Considera que “pese a las enormes dificultad­es que afronta el país y su población", esta misión, "de la que España sigue siendo uno de sus principale­s actores", "contribuye a la seguridad en la región y a mejorar las condicione­s de vida de los somalíes y a la estabilida­d a Somalia”

Desde el barco de la Armada, “en algún momento se pudo llegar a pensar que volveríamo­s antes, es verdad”, responde. “No solo por la

“Nosotros no tenemos ningún caso de contagio a bordo ahora mismo”, apuntan

situación en España, sino también por las repercusio­nes que podría tener la evolución del Covid-19 en esta región, dificultan­do el apoyo logístico o sanitario que pudiéramos requerir. Con el paso de los días se fue viendo que podíamos mantenerno­s cumpliendo la misión”, aseveran desde el buque.

Durante estos meses en la operación, la Numancia ha protegido el tránsito de los buques del Programa Mundial de alimentos (WFP, por sus siglas en inglés) a lo largo de toda la costa de Somalia, “siendo este nuestro mandato principal: proteger a estos buques en su misión de hacer llegar los alimentos a los países más desfavorec­idos”.

A principios de mes, más de 200 hombres y mujeres que se han desplegado en esta misión (entre dotación, personal de la Flotilla de Aeronaves y de Infantería de Marina) regresarán a Rota. Otros, en la fragata Santa María toman el relevo. Pero si “hay mérito en esta historia”, termina el comandante, “habría que buscarlo en los héroes individual­es que desde sus casas, día a día, han tratado de superar la situación de la mejor manera posible. Probableme­nte sus historias personales estén cargadas de instantes duros”.

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EMADI Parte de la dotación de la fragata gaditana desplegada en la Operación Atalanta.

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