El Dia de Cordoba

ANTE LOS ATAQUES AL REY

- ALMUDENA DE ARTEAGA Escritora

ESPAÑA y Rey dos términos que, desde tiempos de los Reyes Católicos en 1492, tradiciona­lmente han ido unidos. Sólo en tres ocasiones han dejado de estarlo y han sido durante las dos repúblicas y durante el franquismo. Si hago la cuenta salen 482 años de una España monárquica frente a los 46 años de otros regímenes políticos.

Hoy, según el artículo 56 de nuestra Constituci­ón, “el Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanenci­a, arbitra y modera el funcionami­ento regular de las institucio­nes, asume la más alta representa­ción del Estado español en las relaciones internacio­nales, especialme­nte con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamen­te la Constituci­ón y las leyes”

El Rey, en el punto tercero, además es declarado constituci­onalmente inviolable, pero hay políticos que a pesar de estar donde están gracias a esa misma constituci­ón, no pierden la ocasión para alzar las armas en su contra. Poco les importa frente a sus intereses que no haya una figura que defienda más altruistam­ente España, por imposición del destino, convicción propia y sin intereses personales de por medio, ni servidumbr­es que pagar.

Una España que hoy lucha en dos guerras muy diferentes. Una en contra de una enfermedad llamada Covid-19 y otra en forma de una revolución encubierta bastante parecida a la obsoleta bolcheviqu­e que atenta contra los pilares de nuestra Constituci­ón y nuestras libertades.

A la vista está que, algunos de nuestros políticos, aprovechan el despiste de los que se concentran en terminar con esta pandemia para escaparse de la vanguardia, correr a retaguardi­a y así posicionad­os dispa

El Rey es el representa­nte de la Jefatura del Estado y como tal es neutral, lo hace porque es su deber y sin buscar rédito político, porque no debe favores a nadie

rar dardos por la espalda a los que, como el Rey, de verdad luchan a diario por España.

Son como la carcoma que filtrándos­e sibiliname­nte entre las fisuras que el Covid19 está provocando intentan reducir a serrín nuestro idearios e institucio­nes. Miserables que aprovechan el dolor y la ruina de todos para imponer sus propósitos. Para ellos la separación de poderes legislativ­o, ejecutivo y judicial no existe, la unidad territoria­l a la vista está que tampoco y por lo tanto todo lo que pueda representa­rlo ha de ser exterminad­o. Precisamen­te por ello, creo que el rey Felipe VI está siendo atacado sañudament­e. Sin duda olvidan que quien atenta contra el Rey atenta contra la Constituci­ón.

Ante todos los desaires que está recibiendo quiero dejar claro quién es para mí el Rey de España. El Rey es un hombre que, habiendo jurado la constituci­ón, demuestra a diario su lealtad hacia ella, no como otros que, aun habiéndola jurado o prometido cartera ministeria­l en mano, se permiten el lujo de traicionar­la en varios de sus términos con tal de asirse al poder.

El Rey cada mañana se levanta para trabajar por y para todos los españoles independie­ntemente de su color, ideología o religión. Es el representa­nte de la jefatura del Estado y como tal es neutral, lo hace porque es su deber y sin buscar rédito político, porque no debe favores a nadie.

El Rey ha demostrado con creces su labor moderadora en las trifulcas de otros. Él es quien firma y sanciona las leyes previament­e aprobadas en las Cortes.

No necesita carta de presentaci­ón como nuestro mejor embajador y es nuestro mejor valido a la hora de conseguir fructífero­s negocios para España.

El Rey es el mando supremo de las Fuerzas Armadas; sus integrante­s, están orgullosos de estar a sus órdenes para guardar y hacer guardar la Constituci­ón. ¿De verdad se sostienen los argumentos de los que atacan al Rey? ¿De verdad es lo primordial en estos momentos de enfermedad?

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