El Dia de Cordoba

Vigilancia para blindar los Patios

Los recintos abren con estrictas medidas de seguridad y con grandes expectativ­as ●

- Fabiola Mouzo

El buen tiempo este jueves dio la bienvenida al Festival de Patios de Córdoba de otoño, una cita que por primera vez reúne a 51 recintos en el mes de octubre con el objetivo de salvar alguna de las fiestas que el coronaviru­s arrebató a la provincia.

A las 11:00 se dio el pistoletaz­o de salida y los cuidadores, junto a los controlado­res ubicados en las puertas de los patios comenzaron a hacer su trabajo, uno mucho más complicado este año a causa de las medidas sanitarias y de seguridad puestas en marcha desde el gobierno municipal en un intento de mantener los casos de covid-19 controlado­s en Córdoba y que los Patios no supongan la mancha negra en las cifras de Salud de los próximos días.

Eso esperan los políticos, los cordobeses y, sobre todo, los dueños de los recintos que han decidido abrir las puertas de sus hogares a cientos de personas que ya están pasando a conocer uno de los patrimonio­s cordobeses más hermosos, el que tiene alma, cuerpo, trabajo y cariño detrás durante todo el año.

Una de las seis rutas elaboradas para esta edición comprende diez patios en el Alcázar Viejo, de las zonas más concurrida­s cada año que abren los patios. Ayer jueves no fue la excepción, aunque, eso sí, se notó el descenso en los visitantes con respecto al mes de mayo de ediciones anteriores.

Aún así, en Postrera 28, en apenas una hora ya habían recibido a 58 personas. En la puerta, un grupo de seis estudiante­s de Grado Superior de Turismo esperaban para poder entrar. Para Sara Obrero es la primera vez que visitaba un patio, “este año hemos hecho una simulación de guiar viajeros en el festival”, así que supone una oportunida­d excepciona­l para su desarrollo profesiona­l. Su compañera Pilar Laguna, por el contrario, visita los recintos desde pequeña, pero este año para ella supone una mejor experienci­a, a pesar de la crisis sanitaria. “Me gustaría recordar mi vivencia con los Patios, que son una señal de identidad de Córdoba, es la oportunida­d de que los cordobeses disfrutemo­s de nuestra fiesta”, ha recalcado.

Los controlado­res, que van vestidos de azul añil, toman la temperatur­a, que no puede pasar de 37,5; verifican que se haga uso del gel hidroalcoh­ólico, la mascarilla y controlan el aforo. Si un grupo es demasiado grande, deben dividirse en dos y esperar fuera.

Las colas fueron pocas, pero las hubo. En el patio de la calle Martín de Roa, 7 para mediodía ya habían recibido al menos 100 visitas y en Duartas, 2 unas 60, aunque con intervalos de tiempo en los que se quedan vacíos, cosa que no suele ocurrir durante el mes de mayo.

Sensores, cámaras y drones son parte de las últimas medidas anunciadas por el Consistori­o para controlar el aforo y evitar las aglomeraci­ones en las peque

Los cuidadores agradecen la tranquilid­ad vivida durante el primer día

Comerciant­es y hosteleros agradecen el empujón que puede suponer la celebració­n

ñas callejas del barrio. La medida significa la apuesta tecnológic­a que servirá como proyecto piloto para próximos eventos, consideran­do que el aforo limitado y la distancia interperso­nal ya es parte de la cotidianid­ad de todos y que a falta de vacuna, prevenir es lo que queda.

Cuando se comienza a caminar hacia la ruta de la Judería ya se empieza a notar el descenso de visitantes. La cuidadora del patio de la calle Céspedes, 10, Rosario Torrealba, recibió la visita de unas 37 personas en las primeras horas. Familias de Zaragoza o Cádiz, así como extranjero­s, de Israel y de Francia, ya han pasado por su patio, que tiene un aforo limitado a cinco personas.

Los comerciant­es y los hosteleros agradecen el empujón que podría suponer esta celebració­n para levantar sus negocios. Según Torrealba, los apartament­os turísticos de la misma calle “ya tienen reservas al completo” para el fin de semana, lo que sugiere que habrá muchas más visitas de cara al puente del Pilar.

Todos los cuidadores de los Patios de Córdoba y muchos de los visitantes coinciden en lo mismo: la experienci­a es mucho más tranquila y amena, a pesar de la situación sanitaria, que genera incertidum­bre. Hay tiempo de sobra para conversar, menos ruido para apreciar el agua de las fuentes o la música de fondo que ponen algunos cuidadores, no existe la misma competitiv­idad que supone el concurso y hay más oportunida­d de mostrar que los patios son un ente vivo, que se mantiene todo el año.

Isabel Luque, que regenta el patio de Duartas, 2, explica que “ahora mismo las flores cambian, tenemos el patio de otoño, nosotros vamos viendo los cambios durante todo el año y este es un patio más relajante”. Las variedades de plantas varían de acuerdo al recinto que se visite, en su patio hay salvia, pensamient­os, ciclamen, celosia, crisantemo­s, geranios y “si sigue el calor tendremos gitanillas”, espera.

A Isabel, lo que más le gusta de esta experienci­a otoñal de los Patios hasta ahora, es que le ha dado tiempo de hablar con las personas, de explicarle­s lo que es un patio, lo que hay dentro y cómo se vive. “Flores puede haber en cualquier sitio, pero lo que nosotros tenemos con los patios es diferente”, expresa.

Así da el pistoletaz­o de salida un festival atípico, otoñal, verde, plagado de medidas de seguridad, de una reducción en las visitas pero con la ilusión de los cordobeses de visitar su patrimonio, que estará abierto hasta el próximo 18 de octubre en horario de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30, mientras que los viernes y sábados el cierre será a las 21.00.

El plan de tráfico y seguridad aprobado por la Policía Local ha habilitado la parada de autobuses de Puerta Sevilla, así como para vehículos de personas con diversidad funcional. Además, se ha anulado el parking reservado de Puerta Sevilla. Cruz Roja, por su parte, ha activado también un operativo sanitario especial con el objetivo de dar cobertura a las posibles incidencia­s que se produzcan durante las visitas.

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JUAN AYALA Un controlado­r maneja un termómetro para testar a los visitantes.
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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN AYALA Visitantes en Martín de Roa, 7.
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Dos agentes de la Policía a caballo, en la entrada de una vivienda.
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Un dispensado­r de gel hidroalcoh­ólico.
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Arriba, una controlado­ra toma la temperatur­a a los visitantes. Abajo, un grupo de jóvenes se toman un ‘selfie’.

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