‘Elegidos para la gloria’, una odisea en el espacio
● Disney + convierte en serie la obra sobre los astronautas pioneros que escribió Tom Wolfe
El espacio como vía de escape de una Humanidad que llevaba siglos enquistada en guerras y conflictos. El tablero de la Guerra Fría sacudió a las dos superpotencias a competir en las dimensiones siderales y en el caso de Estados Unidos, que se sentía invicta en todos los niveles, el destino de la Luna se convirtió en la meta de su potencial y de la reinvención de sus mejores talentos tecnológicos y militares. Elegidos para la gloria, ficción de National Geographic que este viernes estrena la plataforma Disney + relata esos primeros pasos de la revolución espacial en la élite estadounidense y cómo fueron seleccionados aquellos primeros “superhombres”, como concepto de astronautas pioneros. La serie, tal como sucedió con la película de 1983, está basada en The Right Stuff, de Tom Wolfe, y en esta ocasión se va a contar con más detalle todo lo que supuso la epopeya fundacional de la NASA a través de ocho capítulos. Una iniciativa fundamental para la Casa
Blanca que terminó convirtiéndose en un reality antecesor cuando la opinión pública siguió al dedillo la selección y preparación de esos primeros hombres (las mujeres lo tuvieron imposible) en órbita. La serie precisamente presenta las historias de la piloto Trudy Cooper (a cargo Eloise Mumford), con una trayectoria truncada; y de Louise Shepard (Shannon Lucio), esposa del pionero Alan Shepard.
Elegidos para la gloria, con las luces y sombras de esta carrera espacial a empujones, está protagonizada por Patrick J. Adams ( Suits) que encarna al legendario John Glenn, primer astronauta norteamericano; Jake McDorman (como el teniente Shepard, segundo en la lista de cosmonautas de EEUU) y Colin O’Donoghue.
La historia parte de 1959, desde que la URSS lanza el Sputnik que se convierte en el inicio de la era espacial, acontecimiento al que debe dar su respuesta Washington, con el propio país ante el punto de mira en el escenario de la pujante televisión. La iniciativa científica queda elevada a espectáculo y a nombres míticos, el contexto histórico que traslada Wolfe a su obra de 1979. El célebre periodista falleció poco antes de que se pusiera en marcha la ambiciosa versión de National Geographic.