Nadal-Djokovic, la final soñada
● El balear se acerca a su mejor tenis para imponerse a Schwartzman en tres sets de forma inapelable ● Djokovic saca su raza al final y evita que Tsitsipas consumara la remontada
Luis Miguel Pascual (Efe)
No fue sencillo, pero Roland Garros tendrá la final soñada entre el español Rafael Nadal y el serbio Novak Djokovic, que sufrió para superar las semifinales, empujado a lograrlo en cinco sets por el griego Stefanos Tsitsipas. Los dos mejores tenistas del mundo en la actualidad, por tanto, se medirán en la final sobre la arcilla parisina.
Mientras Nadal alcanzaba su decimotercera final en París, la sexta sin ceder un set en el camino, contra el argentino Diego Schwartzman, 6-3, 6-3 y 7-6(0), Djokovic se vio obligado a una batalla de casi cuatro horas que a punto estuvo de convertirse en un drama y que acabó ganando por 6-3, 6-2, 5-7, 4-6 y 6-1.
Sólo la experiencia del serbio y el bajón físico del heleno, sexto del mundo a sus 22 años, evitó que, por cuarto año consecutivo el serbio faltara a la final del Grand Slam que menos veces ha ganado. Sufrió pero resolvió contundente en la quinta manga.
Será su primera final desde que levantó el título en 2016 y también el primer duelo con Nadal en Roland Garros desde que el español concedió su segunda derrota en 2015.
El número 1 del mundo, que sólo cuenta esta temporada con la derrota provocada por su descalificación en el Abierto de Estados Unidos tras agredir a una jueza, reconoció que el favorito de la final será Nadal, que busca su decimotercera corona en París.
El español, en cambio, tuvo un camino más plácido hacia una nueva final, la cuarta consecutiva, respetando su esquema de ir elevando el nivel a medida que avanza el torneo. Se impuso al argentino Schwartzman, que llegaba de haberlo derrotado en Roma en su única comparecencia del año en tierra batida, de una forma contundente, con tres sets a cero.
DE MENOS A MÁS
Nadal va de menos a más. Un credo que este año se hacía más importante puesto que la pandemia lo privó de su habitual rodaje por la gira de tierra previa y lo limitó a un único torneo, el de Roma, donde sólo jugó tres partidos.
El tercero lo perdió contra Schwartzman, con quien volvió a cruzarse en las semifinales, las primeras del argentino en un grande. La historia tuvo poco que ver con la del Foro Itálico, pese a que el menudo tenista de Buenos Aires, que tiene prometi
El mallorquín sigue con su plan de ir mejorando progresivamente y ya se acerca a su nivel
do ya ingresar en el “top 10”, desplegó un primer set de enorme calidad, obligando a Nadal a emplearse a fondo.
En más de una hora acabó apuntándoselo el español, que aprovechó las pocas bolas de rotura que tuvo mientras el argentino las dejaba escapar. A partir de ahí, Nadal impuso su ley mientras Schwartzman reculaba y, aunque se aferró al partido hasta el último momento, el español no dejó escapar un set.
“He hecho mi mejor partido del torneo”, aseguró el español, convencido de que todavía tendrá que elevar algo su nivel para poder imponerse.
Las condiciones meteorológicas de este Roland Garros otoñal fueron más favorables a su juego, brilló el sol y aunque sin apenas público en las gradas, el ambiente se pareció un poco a la habitual primavera.
Tras haber derrotado a rivales de poca enjundia, Nadal ha visto ya dos que lo han hecho trabajar más, el joven italiano Jannik Sinner, de 19 años, en cuartos, y sobre todo Schwartzman, siempre incómodo sobre tierra batida.
“Pero no se puede pretender llegar a una final de Roland Garros sin sufrimiento”, dijo el español. Que se lo digan a Djokovic.